Un museo que vive de la imaginaci¨®n
El museo de la ciudad romana de Iru?a de Oca, en las cercan¨ªas de Vitoria, es una invitaci¨®n al paseo imaginario, a la recreaci¨®n hist¨®rica mientras se recorren unos campos reci¨¦n segados que esconden la otrora populosa ciudad de Iru?a (conocida como Veleia en sus tiempos de esplendor), parada imprescindible para los viajeros que recorr¨ªan la Astorga-Burdeos, una de las v¨ªas principales del Imperio Romano.Este yacimiento arqueol¨®gico, la m¨¢s importante muestra de la presencia romana en el Pa¨ªs Vasco, es la oportunidad m¨¢s cercana de conocer la vida en una ciudad de hace dos mil a?os, que con la ca¨ªda del Imperio desapareci¨® del mapa hasta llegar a convertirse en campos de cultivo.
As¨ª, muchos de los descubrimientos han llegado de casualidad. Un agricultor de la zona estaba labrando cuando el suelo desapareci¨® bajo su tractor. Acababa de hundir una cisterna que abastec¨ªa a una de las principales domus [casa] de la ciudad de Iru?a, a la que ya se hab¨ªan acercado investigadores y arque¨®logos, pero que no hab¨ªa sido estudiada con el detalle con el que se ha investigado ahora.
Se puede decir que el yacimiento de Iru?a es una mina para los arque¨®logos interesados en la romanizaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. De este modo, ya se conoce que este enclave, que ocupaba unas cien hect¨¢reas, fue en principio un poblado ind¨ªgena, cuyos or¨ªgenes se remontan al siglo VIII antes de Cristo. Pero el verdadero esplendor del asentamiento llegar¨¢ con la presencia romana, ya consolidada en toda la pen¨ªnsula. Ser¨¢ en la primera mitad del siglo I de esta era cuando comiencen a sustituirse aquellas chozas de adobe y paja por las viviendas romanas de ciudad, que ten¨ªan un patio central que escond¨ªa en su suelo una cisterna para almacenar el agua.
El momento de apogeo de Veleia se produce a finales de este primer siglo, cuando la ciudad cuenta ya con los servicios b¨¢sicos de las urbes romanas: agua canalizada, todo tiempo de tiendas, burdeles, templos, teatros, plazas y casas privadas, entre las que destacaban algunas mansiones de lujo como la denominada Domus del Mosaico A, destinada a ser exhibida al p¨²blico.
Esta ciudad era un espacio abierto, al estilo de las poblaciones contempor¨¢neas. La muralla, por cuya entrada sur accede el visitante al museo, data de los siglos III y IV y redujo la vasta extensi¨®n de Veleia a una d¨¦cima parte: 11,6 hect¨¢reas.
Eran tiempos ya de decadencia del poder¨ªo romano. Se acercaban invasores desde el norte de Europa y no estaba la situaci¨®n como para vivir abiertos al campo. El kil¨®metro y medio de per¨ªmetro de esta muralla se construy¨® con elementos de edificios que hab¨ªan conformado Veleia y que hab¨ªan sido abandonados ante la decadencia de la ciudad. Fue un fugaz renacimiento que recibi¨® su golpe de gracia con la invasi¨®n b¨¢rbara, verdadero comienzo del fin.
La desaparici¨®n casi instant¨¢nea de Veleia tiene su explicaci¨®n, entre otras razones, en "la ausencia de tradici¨®n administrativa y pol¨ªtica en esta zona del imperio para mantener una ciudad de estas dimensiones", comenta el arque¨®logo Eliseo Gil, director de las ¨²ltimas excavaciones. As¨ª que poco se hizo por mantener su estructura en pie. El tiempo y la erosi¨®n hicieron el resto.
El paseo por Veleia tiene, por tanto, mucho de acto de fe. Ante el visitante se presenta un inmenso campo, salteado por media docena de excavaciones de las que surgen los esqueletos de algunos edificios. De ah¨ª que sea necesario una informaci¨®n previa o un gu¨ªa a la hora de hacer la visita. A partir de aqu¨ª, que corra la imaginaci¨®n: no ser¨¢ dif¨ªcil, entonces, sentir la animaci¨®n de sus calles, sobre todo cuando se llega al punto (marcado en el recorrido con el n¨²mero seis) en que se cruzan las v¨ªas principales, llamadas cardo y decumanus maximus.
Ah¨ª se sol¨ªa ubicar el foro, donde se concentraban los servicios administrativos y el mercado, punto neur¨¢lgico de la ciudad. Mientras se pasea, hoy, entre campos de hierba y veredas arboladas, se percibe la ubicaci¨®n estrat¨¦gica de Veleia, situada sobre una colina, con el r¨ªo al fondo de una de sus laderas y al otro lado, la v¨ªa Astorga-Burdeos.
En lo alto, todav¨ªa quedan restos de la construcci¨®n m¨¢s importante, el castellum aquae, dep¨®sito de agua que daba vida a toda la ciudad y que muestra la excelencias constructoras de los romanos. Es, quiz¨¢s, la pista m¨¢s clara de un museo que vive de la imaginaci¨®n de sus visitantes.
LO QUE HAY QUE VER
La visita a Veleia se inicia por la puerta sur de la muralla construida en el siglo IV. Est¨¢ flanqueada por dos torres de planta semicircular que dan una idea de la solidez de esta defensa, que ten¨ªa cuatro metros de grosor y una altura de 8,5 metros. A partir de esta entrada, se pueden ver los restos de algunas edificaciones y, en los lugares en que se ha cubierto la excavaci¨®n, tambi¨¦n se aprecian los restos de mosaicos.
La ¨²ltima casa investigada ha sido la denominada Domus del mosaico A, cuya excavaci¨®n, dirigida por Eliseo Gil, est¨¢ todav¨ªa en proceso. Cuando concluyan los trabajos para exhibirla al p¨²blico, se podr¨¢n distinguir las formas de este gran edificio, que ten¨ªa en su planta baja distintas tabernae o tiendas abiertas a la calle. Se conserva la entrada principal de la casa y restos de las fachadas que muestran c¨®mo estaban decoradas con pinturas murales y molduras de estuco. La cisterna de esta domus, subterr¨¢nea y ubicada en el centro del patio, ten¨ªa una capacidad de 50.000 litros y estaba cubierta por un mosaico de dos colores. Alrededor del patio se establec¨ªan las habitaciones de la casa, mientras que el vest¨ªbulo y la sala principal se ubicaban en la zona norte del edificio.
En toda Iru?a se encontraron numerosos restos, materiales arqueol¨®gicos que representan un privilegiado archivo hist¨®rico de casi 15 siglos de poblamiento continuado. Entre las piezas encontradas (que se exhiben en el Museo de Arqueolog¨ªa de Vitoria) se pueden contemplar hebillas, cajitas, utensilios dom¨¦sticos y hasta una aguja para operar cataratas, que muestra el desarrollo de esta ciudad renombrada en su momento; no en vano est¨¢ citada por Plinio el Viejo o Ptolomeo.
DATOS PR?CTICOS
Direcci¨®n: Iru?a-Veleia, Trespuentes. Tel¨¦fono: 945 181918. Aunque pertenezca al municipio de Trespuentes, la mejor entrada es por el pueblo vecino de Villodas, cercano a Nanclares de la Oca, por donde pasa la N-I.
Horario: Desde el 16 de octubre hasta el 30 de abril: martes a s¨¢bados, de 11.00 a 15.00; domingos y festivos, de 10.00 a 14.00. Del 1 de mayo al 15 de octubre: martes a viernes, de 11.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00; s¨¢bados, de 11.00 a 15.00; domingos y festivos, de 10.00 a 14.00. Lunes de todo el a?o, cerrado. Visitas concertadas y guiadas, llamando al tel¨¦fono del museo.
Entrada: gratuita.
Fecha de inauguraci¨®n: el montaje actual se present¨® en 1986, aunque los primeros descubrimientos se remontan al siglo XVI. De todos modos, no fue hasta 1975 cuando el yacimiento comenz¨® a ser excavado con cierto rigor.
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