Desaf¨ªo al campe¨®n
Espa?a se enfrenta a Francia con los pron¨®sticos en contra, pero en la mejor situaci¨®n posible tras el irregular arranque
La selecci¨®n espa?ola ha llegado a los cuartos de final de la Eurocopa en la mejor situaci¨®n posible. Despu¨¦s de atravesar toda suerte de penalidades, delante s¨®lo tiene la gloria. Sufri¨® para estar a la altura de las expectativas que hab¨ªa despertado, aplastada por una responsabilidad que a muchos jugadores se les hizo excesiva. Parece evidente que les super¨® el peso de la p¨²rpura. Y no s¨®lo a esta generaci¨®n. Atr¨¢s han quedado equipos y jugadores que no pudieron alcanzar las metas que ten¨ªan previstas, decepciones que merecen un profundo debate. No se explica muy bien por qu¨¦ tradicionalmente la selecci¨®n ha estado por debajo del rendimiento de los clubes. En cualquier caso, hay una disfunci¨®n que se hace necesario corregir en el futuro. Ser¨ªa bueno comenzar desde hoy. Francia representa el modelo contrario al espa?ol. La relevancia de sus equipos es infinitamente menor que la de la selecci¨®n, que en los ¨²ltimos 20 a?os ha ganado un Mundial (1998), ha llegado otras dos veces a las semifinales (1982 y 1986) y ha conquistado una Eurocopa (1984).La diferencia tambi¨¦n es radical por lo que respecta al destino de los jugadores. Aparte de su gran categor¨ªa como futbolistas, hay un dato com¨²n en Thuram, Desailly, Blanc, Lizarazu, Djorkaeff, Deschamps, Petit, Zidane, Anelka y Henry: todos juegan fuera de Francia. Y Barthez, el ¨²nico que militaba en un equipo de la Liga francesa, acaba de fichar por el Manchester United. En asuntos futbol¨ªsticos, Francia se ha constituido en el primer exportador europeo. Si no por cantidad, s¨ª por calidad. En la orilla contraria, Espa?a es tierra de importaci¨®n, un pa¨ªs amable con los jugadores extranjeros, muchos de los cuales han dejado una huella imborrable en nuestro f¨²tbol. Una huella tan profunda que algunos la consideran factor decisivo en el papel secundario que tantas veces han aceptado los jugadores espa?oles.
Sin embargo, no hay razones para los complejos de inferioridad, ni tan siquiera en el partido de hoy contra los campeones del mundo. La selecci¨®n est¨¢ integrada por jugadores con una larga experiencia en el f¨²tbol internacional. No hace mucho, todos los pa¨ªses miraban a Espa?a como espejo donde mirarse. Tres de sus equipos hab¨ªan llegado a las semifinales de la Copa de Europa. Once jugadores de esos equipos -cinco del Real Madrid, tres del Valencia y tres del Barcelona- figuran en las filas de Camacho. No parece mala proporci¨®n cuando se trata de medirse con un rival que llega con las velas infladas. Es el campe¨®n del mundo, con los mismos futbolistas que ganaron el t¨ªtulo y con Zidane, que vive un momento espl¨¦ndido. Mientras se discuten los motivos que impiden al equipo espa?ol asumir el protagonismo que le corresponde, llega al partido en la posici¨®n que prefiere, como tapado. No es el papel que le deber¨ªa corresponder, pero la historia dice otra cosa. Despu¨¦s de lo que ha sucedido en el torneo, el desaf¨ªo de Espa?a pasa por romper el pron¨®stico frente al campe¨®n del mundo. Un desaf¨ªo apasionante que hace un mes parec¨ªa posible. Ahora, tambi¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.