Alta participaci¨®n en la primera jornada electoral en Zimbabue
El presidente Mugabe asegura a la UE que no habr¨¢ violencia tras conocerse los resultados
Los zimbabuenses afluyeron ayer de manera masiva a las urnas en la primera jornada de las elecciones legislativas m¨¢s cruciales de la historia de su pa¨ªs y que, seg¨²n todo parec¨ªa indicar, tendr¨¢n un alto ¨ªndice de participaci¨®n. No obstante, el clima de intimidaci¨®n y violencia generado por la Uni¨®n Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patri¨®tico (ZANU-PF), partido gubernamental del presidente Robert Mugabe, sobre los habitantes de las zonas rurales, granjeros blancos y obreros agr¨ªcolas, persisti¨® en la jornada electoral.
Sarah Kadina se levant¨® ayer a las cinco de la ma?ana para votar. Tras cuatro horas de cola logr¨® depositar su papeleta en una urna de madera de un metro de alto, cerrada mediante un candado lacrado. Su colegio electoral de Waterloo, en el ¨¢rea tabaquera de Virginia, en Murewa sur, donde se concentran las granjas que sufrieron la mayor violencia por parte de los veteranos, est¨¢ considerado de alto riesgo para la oposici¨®n. En la puerta, unas mil personas guardaron pacientes esa fila desde primera hora. En Murewa y en otras ¨¢reas rurales -que es donde se juega el resultado de las elecciones- y urbanas del pa¨ªs, la participaci¨®n en el primero de los dos d¨ªas de votaciones para renovar un Parlamento de 150 miembros, ha sido muy alta; igual que el n¨²mero de irregularidades.Mawiere Kingston es un trabajador de la hacienda JP Melrose, en Virginia, y tambi¨¦n ha sufrido horas de espera. "Los veteranos nos han tra¨ªdo en tractores, algunos de ellos iban entre nosotros, pero me he sentido libre de votar como he querido". Cerca de ¨¦l, un grupo de veteranos ociosos observa la fila prieta y juguetea con la maleza. "Han llevado su campa?a de intimidaci¨®n hasta el ¨²ltimo segundo", sostiene un observador de la Commonwelth. En Waterloo no hab¨ªa interventor alguno de la oposici¨®n del Movimiento para el Cambio Democr¨¢tico (MDC). "Tienen demasiado miedo para venir aqu¨ª; en esta zona, el MDC no ha podido efectuar campa?a alguna", a?ade el observador. A pesar de la presi¨®n, Mawiere ha votado en favor del MDC. Missy, vestido con un traje viejo y corbata de lana, trabaja en la granja Mount Bokota, y admite a rega?adientes haber votado por el partido de Mugabe. El primero pregunta si habr¨¢ violencia en caso de victoria de la oposici¨®n, y el segundo espera que con un triunfo del ZANU-PF ¨¦sta se acabe y pueda vivir en paz. Es un mensaje que ha calado.
En Banket, al noroeste de Harare, fueron los granjeros blancos los que trataron de transportar a sus trabajadores hasta los colegios m¨¢s alejados de sus haciendas invadidas por los veteranos. Militantes del ZANU-PF lo impidieron. All¨ª, un integrante del partido de Mugabe anotaba el nombre de los votantes que declaraban haber votado por el ZANUI-PF. Como el pa¨ªs est¨¢ dividido en 120 circunscripciones, una por esca?o en liza (m¨¢s los 30 extras que el presidente nombra a dedo), los votantes, m¨¢s cinco millones en todo Zimbabue (sobre una poblaci¨®n de 12,5 millones), pueden optar por cualquiera de los colegios de su zona.
Los observadores destinados a Gweza, al sur de Harare, no lograron alcanzar sus puestos de trabajo. J¨®venes del ZANU-PF y bandas de veteranos les bloquearon el paso y les obligaron a descender de sus veh¨ªculos. En la capital, Harare, donde la participaci¨®n fue elevada, los enviados de la Uni¨®n Europea (UE) detectaron irregularidades en Epworth, en el barrio de Hatfield, uno de los m¨¢s complicados para la oposici¨®n. "En dos horas hemos comprobado que la mitad de sus votantes hab¨ªan cambiado de domicilio en junio". En otras ¨¢reas de Harare, la inesperada afluencia agot¨® las papeletas y gente que esper¨® durante tres horas fue invitada a regresar al d¨ªa siguiente.
"La gran participaci¨®n puede ser una buena se?al para la oposici¨®n", asegura el jefe de misi¨®n de una ONG brit¨¢nica en Bulauayo, en el sur de Matabeleland, cuna de la etnia ndebele, y que sufri¨® en los a?os ochenta la sangrienta represi¨®n de la V Brigada del Ej¨¦rcito de Mugabe. En cambio, otros observadores internacionales estiman que ¨¦sta es enga?osa, pues puede significar que el ZANU-PF ha sido capaz de movilizar sus recursos. Si hoy contin¨²a esta tendencia, la participaci¨®n final podr¨ªa estar entre el 56% de 1990 y el 73% de 1985, muy por encima del paup¨¦rrimo 32% de las de hace cinco a?os o del 30% del refer¨¦ndum de febrero.
"Ayer se produjo una an¨¦cdota significativa en un colegio rural al sur de Bulauayo", dice el jefe de misi¨®n de la ONG, "un anciano analfabeto solicit¨® la ayuda del oficial de la mesa y cuando ¨¦ste se aproxim¨®, el anciano exclam¨®: 'Quiero votar por ese partido nuevo'. ?El MDC? Pregunt¨® el oficial. 'S¨ª, ¨¦se, el MDC". En el sur de la empobrecida Matabeleland, la oposici¨®n espera lograr un excelente resultado; el recuerdo de la sangr¨ªa y la econom¨ªa juegan a favor.
En Juru, al este de Harare, una larga cola, mujeres en su mayor¨ªa a diferencia de Waterloo, esperaba su turno para votar. Una de ellas, tras depositar la papeleta en la urna y dar muchos rodeos verbales en sus respuestas, confes¨®: "Creo que ganar¨¢ el partido n¨²mero dos". En esa circunscripci¨®n, el n¨²mero dos en la papeleta es el MDC. No lejos del colegio, una segunda cola serpenteaba cansina delante de una gasolinera. Eran campesinos en espera de adquirir parafina para sus cocinas. "Tengo 30 a?os, dos hijos y nulas esperanzas de lograr un empleo. Veinte litros cuestan 140 d¨®lares , el doble que hace un a?o, ?para qu¨¦ voy a votar?".
El presidente Robert Mugabe lo hizo por la ma?ana, acompa?ado de su mujer, Grace. A la salida del colegio, se mostr¨® convencido de la victoria de su partido. En una reuni¨®n ayer con el jefe de la misi¨®n de la UE, Mugabe asegur¨® que por parte de su gente no habr¨ªa violencia. "Eso depende de los otros". El l¨ªder del MDC, Morgan Tsvengirai, denunci¨®, tras depositar su papeleta, la intimidaci¨®n sufrida por muchos de sus interventores que no pudieron ocupar sus puestos en los casi 4.000 colegios electorales. El ex primer ministro de la Rodhesia blanca, Ian Smith, vot¨® por el MDC "para que se vayan los bandidos", declar¨®.
En el sur de Murewa, en Graiglees, vot¨® Mar¨ªa Azc¨¢rate, la viuda de David Stevens, el primer granjero blanco asesinado hace dos meses por los veteranos. "Si gana el MDC, podr¨¦ recuperar mi granja; si lo hace el ZANU-PF, esperar¨¦ unos meses, pero creo que no habr¨¢ otro remedio que irme de Zimbabue". ?Ad¨®nde? "Por qu¨¦ no a Espa?a, el pa¨ªs de mi padre". Cerca de donde vot¨® Mar¨ªa se yergue su finca, Arizona, con un cartel de "tierra liberada" plantado por los invasores; tambi¨¦n cerca de donde vot¨® se encuentra la casa verde de los veteranos donde David fue asesinado sin que la polic¨ªa, que hoy protege las urnas, haya logrado practicar una sola detenci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.