Estabilidad
La competici¨®n por la conquista del vacante liderazgo socialista comienza a animarse, pues, tras el tir¨®n inicial que dio Rosa D¨ªez haciendo de liebre, son Jos¨¦ Bono y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero quienes acaban de anunciar su cantada candidatura, amenazando con romper la carrera. ?Quiere esto decir que ahora la cosa va en serio y que el 35? Congreso del PSOE ya se puede dar por resuelto si los reci¨¦n llegados se ponen de acuerdo? No necesariamente. Como se ha subrayado, la vena anarquizante de las bases socialistas sigue latiendo impaciente y no es descartable que las tesis asamblearias de Manu Escudero impongan su ley en el c¨®nclave de julio, convirti¨¦ndolo en una aut¨¦ntica jaula de grillos. Claro que tampoco importar¨ªa demasiado que fuese as¨ª, pues, dada la probable victoria de la derecha dentro de cuatro a?os, el PSOE puede permitirse el lujo de suscitar en su interior una prolongada tormenta de ideas que le permita renovarse de verdad a la salida de su traves¨ªa del desierto electoral. Pero ni siquiera en esto conviene exagerar, pues se corre el peligro de habituarse al barullo hasta convertirlo en una segunda naturaleza, cayendo en la adicci¨®n al suicida s¨ªndrome fallero nacido en el PSPV y que ya se ha contagiado a los guerristas de la federaci¨®n asturiana.En cualquier caso, si descontamos el programa pol¨ªticamente correcto avanzado por Zapatero, el mensaje que ha elegido Bono para lanzar su candidatura resulta muy revelador: autoridad, autonom¨ªa y fortaleza. Lo cual supone autopostularse como futuro hombre fuerte capaz de estabilizar al desmadrado PSOE, aunque semejante papel patriarcal no le cuadre muy bien a un Bono caracterizado por su meliflua imagen ampulosa y afectada de candidato de provincias (como se autorretrat¨® ante Gabilondo) que habla demasiado despacio. Pero probablemente ha acertado en la elecci¨®n de ese mensaje, pues, en efecto, lo que parece necesitar hoy el PSOE como cura de caballo es el cuidado de un aut¨¦ntico l¨ªder estabilizador. La naturaleza le tiene horror al vac¨ªo, reza el dicho, y eso es lo que sufre hoy el partido socialista: un aut¨¦ntico vac¨ªo de poder, causado por la doble espantada que dieron Borrell y Almunia incapaces de llenar el hueco dejado por el irresponsable Gonz¨¢lez.
Un brillante polit¨®logo franc¨¦s, Michel Dobry, defini¨® las crisis pol¨ªticas por la p¨¦rdida de la estabilidad, que hace incierto el curso de los acontecimientos y disuelve cualquier previsi¨®n. Pues bien, eso mismo es lo que se precisa para resolver las crisis pol¨ªticas: imponer estabilidad. De ah¨ª que la historia reconozca como salvadores o grandes hombres a los l¨ªderes estabilizadores que, por cualesquiera medios a su alcance, lograron calmar las agitadas aguas pol¨ªticas convirti¨¦ndolas en previsibles balsas de aceite. ?ste ha sido, por ejemplo, el m¨¦rito un¨¢nime que se le ha reconocido p¨®stumamente al dictador Hafez el Asad en sus honras f¨²nebres. Y ¨¦ste es, tambi¨¦n, el m¨¦rito hist¨®rico que se le reconoce a C¨¢novas, como creador de un sistema autoperpetuado (el canovismo) que permiti¨® estabilizar durante casi 50 a?os el ingobernable liberalismo decimon¨®nico espa?ol.
El gran fracaso de Su¨¢rez fue ¨¦se precisamente: no saber estabilizar la transici¨®n a la democracia. Y Gonz¨¢lez, en cambio, s¨ª supo hacerlo en un comienzo, gracias a su inesperada mayor¨ªa absoluta: de ah¨ª que toda la derecha y, por supuesto, los mercados (como ahora se dice) le rindiesen pleites¨ªa, reconoci¨¦ndole como el gran estabilizador del sistema espa?ol. Pero Gonz¨¢lez no supo crear un sistema ultraestable (el malogrado felipismo), capaz de perpetuarse en su ausencia, pues fue incapaz de evitar su desestabilizaci¨®n: de ah¨ª sus lamentos actuales con los que busca justificarse. Por eso fue su principal desestabilizador, Aznar, quien usurp¨® primero y ha adquirido por derecho propio despu¨¦s el t¨ªtulo de gran estabilizador. Y ahora amenaza con crear un r¨¦gimen ultraestable capaz de autoperpetuarse, en copia espa?ola del PRI mexicano, para lo cual habr¨¢ de se?alar con su dedazo un candidato capaz de sucederle. Algo que parece inevitable si no lo remedia alg¨²n posible Bono, con tal de que estabilice antes a un PSOE hoy por hoy inestable.
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