Tinta diluida en nervios
A¨²n queda una hora para que los profesores reclamen los ex¨¢menes y el nervio desatado de ¨²ltimo momento impulse con mayor rapidez el recorrido del bol¨ªgrafo sobre el folio. Pero Cristina y Juan, dos de los 33.836 alumnos andaluces que ayer comenzaron los ex¨¢menes de Selectividad, ya est¨¢n fuera. Les ha bastado con emplear la mitad del tiempo que les correspond¨ªa para demostrar el provecho que han sacado a sus a?os de estudiantes en el instituto. Por el momento, despu¨¦s de las cuatro pruebas a las que tuvieron que responder ayer, est¨¢n satisfechos.En el pasillo de uno de los aularios de la Universidad de Almer¨ªa, mientras su compa?eros apuran esos preciosos 60 minutos que a¨²n restan, los dos j¨®venes comentan los pormenores de la prueba que acaban de terminar: un comentario de texto y un examen de lengua.
Y en esas est¨¢n cuando aparece, escalera abajo, una amiga. Es otra sufrida aspirante a las aulas universitarias. "No s¨¦ qu¨¦ es lo que escribe la gente. Algunos no paran de pedir folios. Yo hace tiempo que termin¨¦. Pero he estado un rato mirando bien por si ten¨ªa faltas de ortograf¨ªa", dice. La amiga, como Juan Asensio, que quiere estudiar Fisioterapia, y Cristina Gonz¨¢lez, que se ha decidido por cursar Magisterio en la especialidad de M¨²sica, cree que el ex¨¢men era f¨¢cil.
La que no concede tanto cr¨¦dito al optimismo de los estudiantes es una profesora que en esos momentos cruza frente al grupo. "?Qu¨¦ tal?", les pregunta. "Bien, era muy f¨¢cil", contestan los estudiantes. La docente no puede reprimir un comentario que pretende ser una broma c¨®mplice: "Uf, qu¨¦ miedo me dais cuando dec¨ªs que ha sido f¨¢cil".
En Almer¨ªa, la provincia andaluza escogida este a?o para organizar la Selectividad, se han presentado a las pruebas de acceso a la Universidad casi 2.000 estudiantes. Cada uno cuenta la feria seg¨²n le ha ido.
Este a?o los estudiantes est¨¢n contentos porque en el baremo final, las calificaciones que hayan obtenido a lo largo de sus a?os de instituto constituir¨¢n un 60% de la nota final. La puntuaci¨®n que consigan en la Selectividad valdr¨¢ s¨®lo un 40%. Es la queja de la mayor¨ªa de los estudiantes: la Selectividad supone jug¨¢rselo todo a una carta.
Aunque hay excepciones. Son las de aquellos estudiantes que han optado por cursar unos estudios para los que s¨®lo necesitan un cinco pelado. Eso siempre ayuda a templar los nervios. "No estaba muy nerviosa porque para entrar en Magisterio por M¨²sica no necesito nota", explica Cristina Gonz¨¢lez, una estudiante de Hu¨¦rcal.
Para espantar malos rollos tambi¨¦n las hay resignadas: "Hombre, si me diera la nota me gustar¨ªa hacer Turismo o Econ¨®micas, pero...". Pero Mari ya ha decidido que estudiar¨¢ Graudado Social. Ni siquiera se plantea cu¨¢l ser¨¢ el resultado de la Selectividad. Quiz¨¢s la impresi¨®n que le han reportado algunas de las pruebas a las que ya se ha enfrentado contribuyen a reforzar su decisi¨®n. "El examen de hoy ha sido muy dif¨ªcil. El comentario de texto no hab¨ªa quien lo entendiera", critica.
Las quinielas tampoco han funcionado este a?o. Muchos alumnos esperaban que les preguntaran en la prueba de filosof¨ªa por Nietzsche, pero se han tenido que conformar con escoger entre Plat¨®n, Arist¨®teles, Descartes y Hume.
En la era de Internet, las patas de conejo y estampitas de santos no parecen contar con muchos adeptos. La mayor¨ªa de los estudiantes conf¨ªa s¨®lo en la suerte o en su propia capacidad. Todo lo m¨¢s, un bol¨ªgrafo especial o un colgante a modo de amuleto. Tampoco est¨¢ de moda confesar que los nervios sirven de charco para mojar la tinta del bol¨ªgrafo. Pero estos estudiantes no enga?an a nadie: la cara sigue siendo el espejo del alma.
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