Cretinos
Hace unos quince a?os le¨ª un ensayo titulado La prevalenza del cretino, de Carlo Fruttero y Franco Lucentini. En ¨¦l, con clave sarc¨¢stica, estos dos periodistas italianos daban un repaso a la historia incombustible de esos tontos sociales que se van repitiendo en cada generaci¨®n y que terminan alcanzando un renombre y una influencia que nunca merecieron. La causticidad de aquel libro me vino a la memoria el mes pasado, cuando le¨ª la entrevista que le hac¨ªan en el Babelia a mi ilustre paisano Francisco Ayala. All¨ª, con la sabidur¨ªa de quien ha vivido guerras y exilios y ya ve el futuro sin esperanza, dijo una frase que resume magistralmente la actualidad. Se lamentaba de que los medios de comunicaci¨®n audiovisual, en vez de elevar los criterios culturales del pa¨ªs, hacen todo lo contrario: "Nos enchufan Gran Hermano, un fen¨®meno repugnante. En cuanto a pornograf¨ªa, cualquier cosa es m¨¢s pornogr¨¢fico que eso. Se trata m¨¢s bien de la ignominia de la basura, de no ser nada, de ser idiota, la elevaci¨®n de cualquier majadero a personaje p¨²blico". Creo que no se puede expresar mejor.Lo malo es que Gran Hermano sucede en Telecinco, la ¨²nica televisi¨®n abierta que, sin ser rompedora (faltar¨ªa m¨¢s), a¨²n mantiene un conato de oposici¨®n a los poderes f¨¢cticos que gobiernan Espa?a. ?Qu¨¦ decir de las otras, especialistas en concursos, tertulias, necedades y f¨²tbol? La diversi¨®n, que en principio es un aspecto perif¨¦rico de la existencia, est¨¢ en ellas inflada hasta tal punto que ocupa todo el espacio, pues hasta los telediarios han dejado de serlo verdaderamente para convertirse en una trivializaci¨®n de las noticias. Lo ¨¦tico ser¨ªa -y que me corrijan si no es verdad- que con programas ¨¢giles y seductores, pero que abrieran brecha en vez de seguir la tendencia general, se buscara un aumento de la capacidad imaginativa del espectador, no una distribuci¨®n m¨¢s amplia de lo banal. Si fuera cierto el aforismo de que el conocimiento es poder, nunca el poder estuvo tan lejos de la calle, pues la telemierda y lo amarillo mantienen a los votantes en estado catat¨®nico, aquejados de analfabetismo funcional: saben descifrar el c¨®digo -leer y escribir-, pero son incapaces de hacer una lectura cr¨ªtica del mundo.
La palma, sin embargo, se la lleva Canal 9. Se burlaba recientemente Juanjo Garc¨ªa del Moral de esas dos memeces que son T¨®mbola y Calor, calor, por donde pasa lo m¨¢s descerebrado del pa¨ªs, y suger¨ªa que, para mantener el tir¨®n y no perder audiencia, Canal 9 empezase a dar los informativos en plan puticlub, con locutoras en tanga. Villaescusa no tardar¨¢ en hacerle caso.
Pero el paradigma de la vida como espect¨¢culo cretino se halla en el spot televisivo del Marca. Diario insulso donde los haya, afirma que quien no est¨¢ en ¨¦l, sencillamente no est¨¢ (no existe). Ni siquiera se anda con met¨¢foras, con simbolismos o con las exageraciones t¨ªpicas de la publicidad: habla con la chuler¨ªa de quien sabe haber ganado definitivamente la partida.
Menos mal que Los Simpsons, de Matt Groening, lanza a diario una bocanada de aire fresco en este muladar, pues lejos de ser un programa para ni?os -que tambi¨¦n lo es, aunque para ni?os inteligentes, no tomboleros- descifra sin contemplaciones las claves de la alienaci¨®n y se r¨ªe de los cretinos.
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