Un francotirador en el pa¨ªs de los genes
Brillante, inteligente y tenaz. As¨ª es Craig Venter, el protagonista de esta ¨²ltima fase del desciframiento del genoma humano. Pero sobre todo es impaciente. Si las cosas se pueden hacer deprisa y adem¨¢s bien, ?por qu¨¦ hacerlas despacio? De su impaciencia deriva el nombre de la empresa que cre¨® hace apenas dos a?os, Celera Genomics, y su lema: "La velocidad importa". El alma de esta empresa, donde se ha completado la secuencia del genoma humano en menos de un a?o, es Venter, y sus socios tecnol¨®gicos, PE Biosystems, lo saben. Le han proporcionado los costos¨ªsimos medios para sacar adelante el proyecto y ahora esperan recuperar su inversi¨®n en un plazo no muy largo. Pero Venter, personalmente, tiene fama de no casarse con nadie, de ser un francotirador al que no se puede despreciar. Su rival Francis Collins se refiri¨® ayer a ¨¦l como alguien lleno de energ¨ªa y determinaci¨®n que "nunca est¨¢ de acuerdo con el statu quo". Si no fuera sobre todo un cient¨ªfico, ser¨ªa un rival temible en los negocios. Estadounidense, ahora tiene 53 a?os -naci¨® en Salt Lake City (Utah)- y quedan bastante atr¨¢s sus a?os de m¨¦dico militar en Vietnam, que le marcaron para toda la vida. Darse cuenta de "lo d¨¦bil que es nuestro asidero a la vida" y de que "el esp¨ªritu humano es tan importante como la fisiolog¨ªa" record¨® ayer, espole¨® su inter¨¦s por la ciencia, pero tambi¨¦n de esa ¨¦poca data su convicci¨®n de que "somos m¨¢s que la suma de nuestros genes".
Cuando volvi¨® de Vietnam, Venter se decant¨® por la biolog¨ªa, complet¨® su formaci¨®n y pronto estaba trabajando en la sede central de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), cerca de Washington, donde pas¨® de ser un investigador an¨®nimo a destacar por su capacidad de trabajo y su ambici¨®n cient¨ªfica. Ya ten¨ªa entonces bastante claro el camino que quer¨ªa seguir, pero no le fue f¨¢cil iniciarlo. A fuerza de ingenio consigui¨® innovaciones que hac¨ªan un poco m¨¢s f¨¢cil la tediosa tarea de encontrar los genes, un campo que no suscitaba entusiasmo entre los cient¨ªficos porque era como "hacer salchichas", como dijo uno de ellos en aquellos tiempos. Si los cient¨ªficos no sent¨ªan entusiasmo por el trabajo de encontrar genes, aunque s¨ª por los resultados de la b¨²squeda, tampoco las empresas farmac¨¦uticas ve¨ªan claro los beneficios que les podr¨ªa traer hacerlo. Su actitud fue esperar y dejar que el dinero p¨²blico financiara el trabajo.
Sin embargo, Venter se acercaba ya a una crisis en su vida profesional. Intent¨® que los NIH patentaran las secuencias que ¨¦l iba logrando y arm¨® la primera gran bronca en la gen¨®mica. S¨®lo sus colegas se dieron cuenta entonces de la caja de Pandora que estaba abriendo. El caso es que sus superiores al final no solicitaron las patentes y Venter decidi¨® irse a otro sitio, llev¨¢ndose su t¨¦cnica ya perfeccionada y aprovechando que viv¨ªa en un pa¨ªs en el que la iniciativa personal cuenta mucho. Con unos pocos compa?eros, entre ellos su esposa, fund¨® un instituto de investigaci¨®n para el que pronto obtuvo financiaci¨®n p¨²blica y privada, porque su t¨¦cnica, como reconoci¨® tambi¨¦n ayer Collins es "elegante e innovadora" y Venter tiene "una nueva forma de pensar en la biolog¨ªa". Se ali¨® con otro cient¨ªfico, William Haseltine, que hab¨ªa fundado la empresa Human Genome Sciences. La colaboraci¨®n empez¨® a dar frutos interesantes, pero Venter termin¨® por romper con Haseltine precisamente porque no estaban de acuerdo sobre lo que deb¨ªa publicarse seg¨²n las reglas del mundo cient¨ªfico y lo que deb¨ªa mantenerse en secreto para obtener beneficios. Venter, en este caso, era partidario de publicar casi todo, mientras que Haseltine sigue manteniendo los frutos de sus investigaciones en secreto y ahora denosta a Venter y al hito del genoma.
Ha sido en los dos ¨²ltimos a?os cuando Venter ha saltado verdaderamente a la fama. Consigui¨® el primer genoma completo de una bacteria y cuando rompi¨® con Haseltine busc¨® y encontr¨® un socio tecnol¨®gico para llevar adelante su sue?o de descodificar todo el genoma humano, una labor que se estaba haciendo, en su opini¨®n, demasiado lentamente. En ese tiempo mont¨® una planta exclusivamente dedicada a leer y ensamblar secuencias gen¨¦ticas, prob¨® la tecnolog¨ªa con el genoma de la mosca del vinagre, y cuatro meses despu¨¦s, ya est¨¢ dispuesto a publicar la secuencia completa del genoma humano.
Ahora que ha llegado a la cima de su carrera, puede que Venter relaje el ritmo que le ha hecho protagonista del gran hito del genoma humano, pero lo m¨¢s probable es que no lo haga. Quedan muchos genomas por descifrar y muchas aplicaciones por desarrollar. El trabajo no le va a faltar y ¨¦l disfruta siguiendo su camino.
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