?Cooficialidad?
Una sentencia sobre el alcance de la cooficialidad del valenciano nos trae la noticia de que la instancia judicial interpret¨® el asunto prisionera de una ley obsoleta. Tres lustros despu¨¦s de la Llei d'?s i Ensenyament del Valenci¨¤, 17 a?os despu¨¦s de entrar en vigor nuestro Estatuto de Autonom¨ªa y 22 a?os despu¨¦s de promulgarse la Constituci¨®n, el simple hecho de que un Ayuntamiento de la zona valenciano-parlante del pa¨ªs (Vinar¨°s) incluya la condici¨®n de conocer la lengua propia de los valencianos para acceder a plazas de funcionario da pie a recordar que de haber exigido la Ley de la Funci¨®n P¨²blica Valenciana el requisito gen¨¦rico del conocimiento del valenciano el acuerdo del pleno ahora anulado hubiera sido v¨¢lido.No es ¨¦ste el lugar para desmenuzar las sutiles contradicciones que se recogen en la fundamentaci¨®n jur¨ªdica de la sentencia (cosa que har¨¦ en breve), pero s¨ª para apuntar algunas reflexiones que motiva el controvertido fallo.Esta sentencia se produce en los mismos d¨ªas en que se habla confidencialmente de que la AVL podr¨ªa no constituirse, volviendo in¨²til el extraordinario esfuerzo que moviliz¨® las esperanzas de tantos miles de valencianos en los d¨ªas que esper¨¢bamos el dictamen del CVC, y en los posteriores, que hicieron posible la discusi¨®n y aprobaci¨®n de una Ley de la Generalitat creando la AVL. Sin embargo, es bastante m¨¢s expl¨ªcito el silencio resignado de muchos actores pol¨ªticos y civiles otrora pendientes y vigilantes del proceso de normalizaci¨®n de los ¨¢mbitos de uso p¨²blico del valenciano ante una muestra evidente de que lo que ahora ha fallado no es la calidad jur¨ªdica de nuestro TSJ sino la inc¨®moda presencia de una norma jur¨ªdica aprobada por las Cortes Valencianas (el art. 12 de la LFPV). Parece, por ello, como si estuvi¨¦semos, tambi¨¦n en el tema de la lengua, un poco desfondados y exhaustos para responder con la convicci¨®n pertinente y el eco social adecuado a ese paso a paso que va convirtiendo la lengua propia en asignatura, adorno, e inocuo instrumento para divertir.
Cansados ante los abrumadores triunfos electorales de la derecha entre nosotros (que, no est¨¢ de m¨¢s decirlo, hace bastante m¨¢s por la lengua propia de los valencianos que lo que le pide su electorado, pero precisamente por ello, bastante menos de lo que Estatuto y Constituci¨®n le marcan), y resignados en el desconcierto discursivo del conjunto de la izquierda, ahora ya n¨ªtidamente consciente de su derrota pol¨ªtica, cultural y social, a algunos nos queda un poso ¨¦tico que obliga a salir ritualmente al paso de esos flacos favores que se le hacen a la lengua y a sus usuarios leales con sentencias formalistas que trasladan el miedo esc¨¦nico de la mayor¨ªa gobernante (que en su d¨ªa tambi¨¦n sufri¨® el PSOE) al "sistema din¨¢mico de cooficialidad" amparable por la Constituci¨®n y el Estatuto al escueto fundamento jur¨ªdico en que se apoya el fallo. Nunca puede ser lo mismo fijar restricciones en el inicio del proceso de cooficialidad (como se hizo), que mantener para siempre la asimetr¨ªa en el tratamiento de las lenguas oficiales en la CV, despu¨¦s de 20 a?os de ense?anza de la lengua propia en las escuelas, despu¨¦s de miles de diplomas repartidos de conocimiento del idioma, cuando en la Administraci¨®n han desaparecido los caducos prejuicios contra el valenciano, ni menos obligar al TSJ, cuya doctrina es resignadamente aceptable, a aplicar normas ya fuera de lugar. Urge, pues, la reforma de la LFPV, para liberar al TSJ de fallos vergonzantes.
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