Prisi¨®n por pedir la paz
"Cuando la mentira se impone y los de arriba enga?an a las gentes con la mentira, los muros no se ensucian con la pintada de la verdad. Se convierten en soportes de la verdad". La frase es del escritor y fil¨®sofo barcelon¨¦s Francisco Fern¨¢ndez Buey y figura en la carta de adhesi¨®n que ayer mismo le¨ªa en su domicilio de Ja¨¦n el ex concejal de Izquierda Unida Francisco Javier Aguilera, que acaba de cumplir el primero de los dos fines de semana a que ha sido condenado por una juez de la capital por realizar una pintada en la pared de un hospital de Ja¨¦n contra la guerra en la antigua Yugoslavia en la que pod¨ªa leerse: "Ni Solana ni Milosevic, paremos la guerra".La carta de Fern¨¢ndez Buey es s¨®lo un testimonio m¨¢s entre los centenares de adhesiones solidarias que Aguilera y su grupo pol¨ªtico han recibido desde que se conoci¨® el alcance de una sentencia calificada desde todos los ¨¢mbitos pol¨ªticos y sociales como desproporcionada. "A m¨ª me han condenado por gamberro, pero quienes consideran que nada pasa en las guerras son, cuando menos, unos indecentes", manifiesta Aguilera, que desde el primer momento decidi¨® no recurrir la sentencia (en la que tambi¨¦n se inclu¨ªa una multa de 18.000 pesetas para repintar la pared del centro sanitario) por entender que ser¨ªa ir contra sus propios principios.
Aguilera, que dej¨® hace dos meses por decisi¨®n propia su puesto de concejal en el Ayuntamiento jiennense en el que hab¨ªa permanecido casi una d¨¦cada, nunca pens¨® que acabar¨ªa entre rejas por el simple hecho de clamar a los cuatro vientos contra las injusticias derivadas de la guerra. La pintada que realiz¨® el 9 de abril del pasado a?o en el muro exterior de un hospital de Ja¨¦n acab¨® en un juicio de faltas y, m¨¢s tarde, en la c¨¢rcel. Sin embargo, Aguilera considera parad¨®jico que nada se haga "contra quienes bombardearon 33 hospitales o contra quienes han atacado a una poblaci¨®n que ha retrocedido 30 a?os en su desarrollo". Sin querer personalizar en nadie en particular, s¨ª que tiene claro que "no deben ser los jueces los que marquen las fronteras de la libertad democr¨¢tica".
La c¨¢rcel (volver¨¢ a ella, si no hay orden contraria, el primer fin de semana del mes de agosto) le ha servido a Aguilera para reafirmarse a¨²n m¨¢s si cabe en sus convicciones ideol¨®gicas, las que tienen que ver con un pol¨ªtico comprometido durante su trayectoria como concejal con los movimientos sociales y amigo de los m¨¢s desfavorecidos. No s¨®lo insiste una y otra en que volver¨ªa a hacer la pintada, sino que est¨¢ dispuesto a elevar su tono activista a partir de ahora.
Nada m¨¢s salir de la prisi¨®n le dijo a sus compa?eros que quer¨ªa formar un "espacio com¨²n" (¨¦l se niega a llamarlo plataforma) en el que tengan cabida todas las personas comprometidas con los valores democr¨¢ticos, la paz y la libertad y, por supuesto, contrarios a cualquier tipo de conflicto o guerra. Aunque es partidario de despolitizar ese foro de debate, s¨ª que entiende que quienes se integren en ¨¦l deben entenderlo como una forma de "plasmar la coherencia entre la ¨¦tica y la pol¨ªtica", algo que, seg¨²n subraya, ahora pocas veces se da.
Aguilera se llev¨® a la c¨¢rcel ropa deportiva y, sobre todo, mucha lectura. Cuando abandon¨® el centro penitenciario Ja¨¦n II regal¨® a la biblioteca de la prisi¨®n un libro de uno de sus autores predilectos, el fil¨®sofo Manuel Sacrist¨¢n, fallecido en 1985.
La presencia del ex concejal tampoco pas¨® desapercibida para los funcionarios de prisiones, que han querido utilizarlo como altavoz para protestar por las condiciones en las que han de realizar su trabajo y para exigir la constituci¨®n del comit¨¦ de seguridad e higiene en el trabajo.
Tambi¨¦n tuvo tiempo para compartir sentimientos con el resto de internos y comprobar c¨®mo "las c¨¢rceles son cada d¨ªa m¨¢s un terreno apartado de la sociedad y donde se refleja la globalizaci¨®n del mundo actual", en alusi¨®n a la masiva presencia de presos de diferentes pa¨ªses.
Esta condena ha servido para despertar la conciencia de muchos que, precisamente, a trav¨¦s de pintadas a favor de la paz en diferentes rincones de la ciudad, le dicen a Aguilera no est¨¢ solo.
Ayer, mientras le¨ªa junto a su mujer y su hija algunas de esas muestras de afecto llegadas desde todos los rincones del pa¨ªs, llegaba a la conclusi¨®n de que "la pintada es una huella, queda la esperanza".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.