?La rebeli¨®n de las bases?
Es l¨¢stima que el ruido medi¨¢tico impida conocer qu¨¦ est¨¢ ocurriendo realmente en el PSOE. Claro que eso ni el PSOE mismo probablemente lo sepa, empezando porque no es nada f¨¢cil distinguir entre las ofertas de los cuatro candidatos, donde abundan m¨¢s las insinuaciones que las concreciones, las matizaciones que las l¨ªneas, y un "s¨ª, pero" constante y reserv¨®n, que llega a resultar insufrible. Tan s¨®lo el discurso de Rosa D¨ªez se muestra m¨¢s contundente, y por eso gusta m¨¢s a las bases.Ante semejante panorama, la direcci¨®n andaluza de este partido, consciente de la fuerza decisiva que siempre tuvo en los avatares hist¨®ricos de la formaci¨®n, ha preferido, m¨¢s que nunca, curarse en salud. Y para ello, nada mejor que llevar al congreso de julio una delegaci¨®n homog¨¦nea, lo m¨¢s posible, con la que hacer frente a cualquier eventualidad. Tal vez el miedo al cambio ha actuado una vez m¨¢s como resorte instintivo.
Por parad¨®jico que parezca, se explica as¨ª que hayan prosperado las propuestas m¨¢s audaces en los congresos provinciales, incluidas primarias, limitaciones de mandato, incompatibilidades, listas abiertas, controles internos contra la corrupci¨®n... y hasta una enmienda, por Sevilla, en la que se apuesta claramente por las organizaciones sectoriales, vieja asignatura pendiente de los socialistas, que venga a complementar el caduco modelo de las agrupaciones de barrio, sobre todo en las grandes ciudades. Oponerse a tales iniciativas, en un momento en que las bases claman por un cambio en profundidad (salvo los irrecuperables que ans¨ªan un nuevo gran l¨ªder) hubiera sido temerario, y nadie ha querido correr ese riesgo. Esperemos que el tiempo que resta hasta finales de julio no sirva para quitarle hierro a todo eso. Estar¨ªamos entonces ante un ejemplo claro de lo que ha formulado el fil¨®sofo franc¨¦s J. Derrida, avezado deconstructor de metaf¨ªsicas, cuando afirma que "las cr¨ªticas frontales y simples terminan siempre siendo reapropiadas por el discurso que se quiere combatir". Y tambi¨¦n que "la pol¨ªtica es el juego de la discriminaci¨®n entre el amigo y el enemigo". La segunda apreciaci¨®n sirve para iluminar bastante bien lo que ya est¨¢ ocurriendo en el seno del PSOE, sobre todo a la hora de configurar los bloques humanos de decisi¨®n.
Pero por mucho que se quisiera simplificar -reducir- toda esa carga de entusiasmo en las bases, la direci¨®n del partido, en julio, no tendr¨¢ m¨¢s remedio que hacer frente a dos asuntos clave: si habr¨¢ o no unas verdaderas primarias para todos, y si la elecci¨®n de candidato a presidente del Gobierno est¨¢ asociada o no a la de secretario general del partido. Todo lo dem¨¢s, si se apura, puede quedar para posteriores debates, pero esos dos frentes son ya ineludibles, a menos que se quiera falsearlo todo. Y en esa misma medida crece la responsabilidad de los socialistas andaluces, o por mejor decir, del aparato controlado por Manuel Chaves. Del uso que de ella haga quien ha preferido una representaci¨®n marcadamente monocolor van a depender muchas cosas. Tambi¨¦n su futuro pol¨ªtico.
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