Con la ni?ez, "hasta la tumba"
Con los ajustes de las mezclas pendientes y tras 22 d¨ªas de grabaci¨®n maratoniana en los magn¨ªficos estudios de El Cortijo situados entre Ronda y San Pedro de Alc¨¢ntara (Marbella) el pr¨®ximo disco de Compay Segundo es casi una realidad. Sin t¨ªtulo decidido a¨²n -o bien La flor de la vida, uno de los nuevos temas, o ?Echa!, onomatopeya que el compositor y m¨ªtica voz segunda del D¨²o Los Compadres ha popularizado en sus conciertos-, el nuevo trabajo del cubano se mantiene en la l¨ªnea sonora de Calle Salud.Pero al contrario que el anterior, donde hizo duetos con Charles Aznavour o con el d¨²o Evocaci¨®n, aqu¨ª ha elegido sencillez: su grupo habitual -el cantante Hugo Garz¨®n, el guitarrista Benito Su¨¢rez y el contrabajo de su hijo Salvador-, percusi¨®n Rangel Garc¨ªa y el hermoso sonido de un tr¨ªo de clarinetes de la Orquesta Nacional de Cuba (Rafael Inciarte, Jeskell Armenteros y Rosendo Nardo), que ya le puso sabor del ron y madera antiguos a Calle Salud.
Estas canciones tienen un aire m¨¢s a?ejo que sus anteriores discos realizados en Espa?a. Boleros de principios de siglo llenos de una prosa modernista que le hubiese costado igualar a Rub¨¦n Dar¨ªo; guarachas como La Negra Tomasa; una versi¨®n del c¨¦lebre Guantanamera, otra de Juramento, alg¨²n divertimento en franc¨¦s o una versi¨®n en plan ragtime de Amor de loca juventud.
Precisamente es en este corte donde se ha producido la ¨²nica colaboraci¨®n estelar del disco: la percusi¨®n con escobillas sobre un libro del due?o del impresionante estudio de grabaci¨®n de El Cortijo, el bater¨ªa, compositor y productor ingl¨¦s Trevor de Morais. Bj?rk, Howie B., Ketama, Joaqu¨ªn Sabina, U2 o Neneh Cherry son algunos de ¨²ltimos usuarios de este templo de la m¨²sica.
Son las ocho de la tarde del pasado lunes. Compay se levanta jovial de la siesta, como si fuese a refundar el mundo. Hay que hablarle muy alto. Su manager, Luis L¨¢zaro, explica que rechaz¨® unos implantes ¨²ltima tecnolog¨ªa con los que habr¨ªa o¨ªdo roncar a las moscas. Todos sospechan que as¨ª oye lo que quiere escuchar.
Cercano a sus 93 a?os, Compay ha recibido la visita de su amiga Martirio quien ha acudido a invitarlo a un concierto en Huelva tras el que recibir¨ªa un homenaje del pueblo onubense de El Repilado, un top¨®nimo que le lleva a sus or¨ªgenes. "Yo tom¨¦ el apellido Repilado de mi abuela; como todos los esclavos negros, ella tom¨® el apellido del due?o de la hacienda donde trabajaba. Mi abuelo no s¨¦ qui¨¦n fue". Don Francisco Repilado hace una confidencia: "en La Habana me han hecho una casa muy buena pero no me gusta: es un piso 16 y yo necesito una casita que d¨¦ a la calle, con su jard¨ªn, para saludar a la gente y para que Martirio pueda entrar descalza", dice seductor.
Tras compartir una escucha de su nuevo disco, Compay ha sentado a todos en torno a su memoria. "?Saben que los gallegos me trajeron mis primeros juguetes? Ten¨ªa yo siete a?os y rebuscaba en los cubos de basura donde tiraban las alpargatas viejas. Con aquellos cordones yo jugaba a cazar cangrejos". Compay confiesa que se siente m¨¢s ni?o que nunca. "Yo, mi ni?ez, la llevar¨¦ hasta la tumba. Siempre ser¨¦ un ni?o. La ni?ez me da fuerzas", dice con tono sincero de or¨¢culo. Y luego remeda la voz infantil: "voy a cumplir 93 a?itos. Soy un campesino, un guajiro. Y la gente de campo es sencilla, noble y franca, son un libro abierto". La noche ya es definitiva. Hay que marcharse. El m¨²sico en activo m¨¢s viejo y ni?o del planeta nos canta: "Dicen que no se sienten las despedidas". Ha logrado, una vez m¨¢s, que sus visitas crean que es eterno.
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