Perro mundo
El otro d¨ªa se suicid¨® un perro en Legan¨¦s arroj¨¢ndose desde un sexto piso. Por lo visto, viv¨ªa en un balc¨®n estrecho, expuesto al sol, sin agua, sin ilusi¨®n, sin alimentos, de modo que se dijo: hasta aqu¨ª hemos llegado, y se laz¨® al vac¨ªo. Cay¨® en un parque infantil, donde permaneci¨® varias horas muerto en compa?¨ªa de los ni?os vivos. No es que no hubiera juez de guardia para levantar el cad¨¢ver (los perros no tienen jueces de guardia ni nada parecido), sino que la polic¨ªa dijo que no era competencia suya y el servicio de perros muertos no trabaja por las tardes. Hay perros que no saben morirse, en lo que se parecen mucho a las personas. Al final, lo recogieron unos vecinos del inmueble y se lo llevaron en una bolsa, ignoramos a d¨®nde.Lo raro es que no haya m¨¢s suicidios. Ese mismo d¨ªa del que hablamos, unos agentes de la Unidad Canina de la Polic¨ªa Municipal rescataron, con la ayuda de unos empleados de la perrera de Cantoblanco, a 16 perros que estaban encerrados en un piso de Marqu¨¦s de Mond¨¦jar. Viv¨ªan con una se?ora que en ese momento no se encontraba en casa y los vecinos protestaron por el hedor, que, como su nombre indica, era completamente insoportable. Lo m¨¢s probable es que se los llevaran a la perrera municipal, donde parece que son exterminados a los diez d¨ªas del ingreso, no sabemos por qu¨¦ diez d¨ªas y no quince o dos. Tampoco sabemos si hay ejecuciones todos los d¨ªas o en d¨ªas alternos. Ni si se aprovechan sus restos mortales para fabricar jab¨®n. Ni si los cuerpos se inhuman o son incinerados. Hay muchas curiosidades caninas sin satisfacer. A ver qui¨¦n se anima a estrenar una secci¨®n en el peri¨®dico.
De todos modos, esto no es nada. Ahora precisamente comienza la temporada de abandonos. A los ancianos los dejan en los hospitales, y a los perros, en la M-30. De la M-30 no es f¨¢cil escapar siendo persona, pero siendo perro no tienes ninguna posibilidad. Acabas golpe¨¢ndote contra los coches como las moscas contra el cristal de la ventana, asombrado de que no haya salida por ninguna parte. La crueldad, como la estupidez, no tiene l¨ªmites. Lo malo es que se es cruel como se es est¨²pido: sin conciencia de ello. Peor a¨²n: hay est¨²pidos convencidos de que son listos, y desalmados que se creen compasivos. Por eso la vida es tan dura, porque no acaba uno de negociar con la estupidez cuando ya se ha sentado a la mesa la crueldad. En verano unen sus fuerzas, de ah¨ª que sucedan m¨¢s suicidios. Y m¨¢s abandonos.
Hay personas que en lugar de abandonar perros o ancianos abandonan peces. La cultura del abandono est¨¢ muy extendida. Los peces se notan menos que los perros porque en lugar de dejarlos en la M-30 se arrojan por el retrete y se tira de la cadena. La perplejidad de los peces de colores en el interior de los alba?ales es, sin embargo, semejante a la de los perros en el laberinto de la M-30. No entienden nada, como es l¨®gico, y se mueren con los ojos abiertos en forma de o, completamente absurdos.
Tambi¨¦n est¨¢n los que abandonan p¨¢jaros que llevan toda su vida dentro de una jaula. El problema de los p¨¢jaros nacidos en cautividad es que sacarlos de la jaula es casi como arrancarlos de su propio cuerpo. Muchos p¨¢jaros piensan, no sin raz¨®n, que los barrotes forman parte de su anatom¨ªa. Al verse fuera, pues, tan incorp¨®reos, se espantan, procediendo a matarse contra las paredes de los edificios. Lo curioso es que los due?os, en lugar de enterrar la jaula, como deber¨ªa ser, la guardan en el cuarto de estar por si al regresar de las vacaciones se les antoja reiniciar el proceso.
El verano es una ¨¦poca dura, en fin, para algunos seres. La explosi¨®n de vida que uno advierte en los parques contrasta con la acentuaci¨®n de estas zonas f¨²nebres de la realidad urbana. Hay gente que al quitarse el abrigo se quita tambi¨¦n los escr¨²pulos. No es cuesti¨®n de ponerse sentimental con los perros despu¨¦s de que uno haya le¨ªdo que en China, mientras Aznar y Jiang Zemin hablaban de derechos humanos en el sal¨®n, se ejecutaba a 10 presos en el s¨®tano, pero tampoco conviene insensibilizarse del todo ante el drama animal. Se empieza matando perros y se acaba maltratando a los hijos. Quien ha sido capaz de soportar la mirada de un perro abandonado en la M-30 a trav¨¦s del retrovisor del autom¨®vil es capaz de todo. Conviene, pues, afearles su conducta antes de que pase a mayores. Quiere decirse que la Comunidad acaba de comenzar una campa?a de concienciaci¨®n sobre el abandono de animales. Pues nada: que sea para bien.
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