El que sea amigo de Aznar
Dec¨ªa una de esas canciones que se cantaban al un¨ªsono: el que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide. Ahora han cambiado las recomendaciones y los observadores que siguen de cerca las vicisitudes del asunto Juan Villalonga, actual presidente de Telef¨®nica, aconsejan a quienes sean amigos de Aznar que no descuiden semejante amistad, que la cuiden, porque el desafecto del presidente puede arrastrarles al desastre. Sostienen los ¨²ltimos viajeros que han acompa?ado al presidente en estos a?os de estancia en La Moncloa c¨®mo todos han tenido infravalorado a Aznar. Insisten en que se trata de una primera figura en el circuito del poder, donde la sabidur¨ªa m¨¢xima estriba en c¨®mo llegar y en c¨®mo mantenerse en el poder. Aznar parece convencido, adem¨¢s, de que por la caridad viene la peste y concede un valor decisivo a la siembra del escarmiento. Es otra manera de honrar la eficiencia del prestigio del terror, tan bien glosada por el inolvidable Arturo Soria (v¨¦ase su libro Labrador del aire. Ediciones Turner, 1983), eso s¨ª, ahora, con los l¨ªmites propios de un Estado de derecho como fija la Constituci¨®n.Mientras, en estos ¨²ltimos d¨ªas ha vuelto a cobrar protagonismo la prensa extranjera en nuestras diatribas internas. Otra vez, para defender seg¨²n qu¨¦ posiciones se vuelve a argumentar con lo escrito por algunos corresponsales como hace tantos a?os, sin atender al hecho de que los colegas de fuera muchas veces acaban, por saturaci¨®n, recogiendo lo que publican o supuran los diarios de aqu¨ª. Est¨¢ verificado que no siempre la prensa extranjera brilla por su perspicacia y que en ocasiones ofrece predicciones enseguida convertidas en escarnios. A estos efectos es ilustrativo releer, por ejemplo, lo publicado por el Financial Times a la altura del 11 y 12 de febrero de 1993 cantando las grandiosas gestas de Mario Conde en compa?¨ªa de JP Morgan (Banesto quells spanish banking's ridicule), mientras aqu¨ª le sab¨ªamos en plena cuesta y era un gol cantado que se caer¨ªa con todo el equipo, como ocurri¨® s¨®lo diez meses despu¨¦s tras la obligada intervenci¨®n del Banco de Espa?a.
Otras veces la visi¨®n a distancia de la prensa extranjera aporta claridad y concisi¨®n. As¨ª sucede con la ¨²ltima edici¨®n de The Economist (july 1st 2000), que se atreve a calificar a El Mundo de a govermment-friendly daily y a relatar c¨®mo pas¨® Juan Villalonga de la ¨ªntima amistad con Aznar a la condici¨®n de r¨¦probo: desobedeciendo. Es un relato escueto, pero al caracterizar nuestro pa¨ªs incluye algunos trazos preocupantes por su semejanza con reg¨ªmenes inconsistentes donde tantas cosas pueden esperarse del favor como temerse de la arbitrariedad de quienes ostentan el poder sin sujeci¨®n estricta a normas regladas. ?sa es tambi¨¦n la observaci¨®n de Tom Burns en el suplemento econ¨®mico de El Mundo del domingo d¨ªa 2, donde escribe lo siguiente: "Cuando el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, dijo aquello de que la CNMV ten¨ªa todos los resortes para actuar en consecuencia, habiendo el regulador reabierto el expediente de investigaci¨®n al que fue sometido Juan Villalonga en 1998, mis interlocutores en Londres y Nueva York dieron un respingo. Les pareci¨® un comentario digno de una plaza financiera ex¨®tica y perif¨¦rica. Fuera de los lugares bananeros, el escrupuloso respeto hacia la independencia del regulador es algo sagrado". En una plaza financiera que se precie de seria, concluye, no puede haber la menor sospecha de interferencias y presiones pol¨ªticas sobre el mercado.
Pero volvamos sobre la advertencia a los amigos de Aznar. Por ejemplo, Pedro Jos¨¦ Ram¨ªrez se mostraba el domingo dispuesto a padecer de nuevo persecuci¨®n por la justicia. Se brindaba al sacrificio en aras de sus imprescriptibles deberes. La sorpresa es: ?por qu¨¦ parece un Ram¨ªrez sin causa, abandonado de todos? Y, ?a cuento de qu¨¦ el director adjunto de El Mundo, Casimiro Garc¨ªa-Abadillo, se apresura ayer a propugnar una salida digna para Villalonga? ?Cu¨¢les son los da?os colaterales que se quieren evitar con el puente de plata reclamado para que huya el presidente de Telef¨®nica? ?Por cuenta de qui¨¦n se tender¨ªa ese puente? ?Van a condonarse los abusos denunciados sin exigir que nos devuelvan el dinero? Y sobre todo, ?es imaginable una salida de Juan Villalonga sin pasar por Alcal¨¢-Meco? ?A qui¨¦n se llevar¨ªa por delante antes de su ingreso penitenciario? ?Por qui¨¦nes ir¨ªa acompa?ado? Ya ver¨ªamos.
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