Las dificultades de ser madre a los 35 a?os La edad es en s¨ª misma un factor de riesgo en el embarazo, al margen de la historia reproductiva

Desde hace a?os ya no es nada extraordinario que las mujeres esperen a ser madres por primera vez despu¨¦s de cumplir los 35 a?os. Posponer la maternidad, sin embargo, comporta riesgos, ya que con la edad crecen las posibilidades de tener hijos con patolog¨ªas cong¨¦nitas y disminuyen las posibilidades de que los intentos de embarazo se salden con ¨¦xito. Un estudio realizado en Dinamarca ha revelado que, adem¨¢s de estos inconvenientes ya conocidos, la edad de la madre constituye por s¨ª sola un significativo factor de riesgo de p¨¦rdida fetal, independientemente de que la mujer haya tenido o no hijos anteriormente y de que hayan existido embarazos fracasados. La maternidad tard¨ªa tiene tambi¨¦n ventajas sociales que conviene sopesar y que pueden compensar estos riesgos.

Problemas de esterilidad

La incorporaci¨®n de las mujeres al mundo laboral ha resultado ser un paso decisivo en el progresivo incremento de la edad media de la maternidad. Acabar los estudios, encontrar un trabajo y estabilizar la relaci¨®n de pareja suelen ser hoy condiciones indispensables para que las mujeres empiecen a plantearse ser madres. Y en los ¨²ltimos a?os son pocas las que consiguen estos tres requistos antes de los 30 a?os.Seg¨²n la dem¨®grafa Anna Cabr¨¦, el grupo de mujeres de entre 25 a 29 a?os destaca desde principios del siglo XX como el de mayor fecundidad. En 1975 la edad media de la maternidad era de 28,70 a?os. En 1997 era ya de 30,1 a?os. Ese a?o, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), nacieron en Espa?a 140.537 ni?os de mujeres de entre 30 y 34 a?os, y 117.589 de madres de 25 a 29 a?os. Las estad¨ªsticas del INE tambi¨¦n revelan que en 1995 la edad media de las madres primerizas era de 30 a?os, y el 50% de los ni?os que nacen cada a?o son primeros hijos.

Mayor coste

Las estad¨ªsticas, pues, demuestran que la edad de maternidad se est¨¢ retrasando en los ¨²ltimos a?os, lo que aumenta las posibilidades de tener hijos con enfermedades cong¨¦nitas y de que se produzca p¨¦rdida fetal, adem¨¢s de disminuir las posibilidades de que los intentos de embarazo tengan ¨¦xito. Ahora, un estudio realizado en Dinamarca, cuyos resultados ha publicado la revista British Medical Journal la semana pasada, ha demostrado adem¨¢s que la edad avanzada de la madre constituye por s¨ª sola un significativo factor de riesgo de p¨¦rdida fetal, independientemente de su historial reproductivo.

Los investigadores concluyen que ya a partir de los 30 a?os el riesgo de aborto espont¨¢neo u otro tipo de p¨¦rdida fetal es "considerable". Por ello, y teniendo en cuenta que en los ¨²ltimos a?os ha aumentado progresivamente la edad media de maternidad, los autores del estudio consideran que las mujeres y sus parejas deber¨ªan estar mejor aconsejadas para que "a la hora de tomar decisiones sobre su reproducci¨®n conozcan y tomen en consideraci¨®n los riesgos de posponer el embarazo".

Diana Guerra, psic¨®loga del servicio de Medicina Psicosom¨¢tica del Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, apunta que ya empieza a ser hora de que se informe a las mujeres de que su ciclo reproductivo empieza a deteriorarse a partir de los 30 o 35 a?os. "Hasta ahora, y sobre todo desde el baby-boom de los a?os sesenta, a las mujeres s¨®lo nos han ense?ado que deb¨ªamos tomar precauciones para no quedarnos embarazadas", se?ala. "Ahora", a?ade, "deber¨ªan hacerse campa?as para advertir de que las posibilidades de que un intento de embarazo tenga ¨¦xito y llegue a t¨¦rmino sin problemas se reducen con la edad".La doctora Guerra, que, al margen de su trabajo como psic¨®loga en la Dexeus, preside la asociaci¨®n de ayuda a parejas est¨¦riles Genera, se?ala que uno de los inconvenientes de plantearse tarde la maternidad es que, si la pareja tiene problemas de esterilidad, se descubren en un momento en que ya queda poco tiempo para solucionarlos. "El ¨¦xito de las t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida disminuye en la misma medida en que aumenta la edad de la madre", afirma.

El jefe del servicio de Medicina de la Reproducci¨®n de la Dexeus, Pere Barri, explica que, en mujeres de 35 a?os, la fecundaci¨®n in vitro suele dar un embarazo en el 50% de los casos. El ¨¦xito desciende al 24% de los casos en el grupo de mujeres de m¨¢s de 40 a?os, y en ¨¦stas, el riesgo de p¨¦rdida fetal aumenta considerablemente. "La edad juega en contra de la fertilidad", concluye Pere Barri, que considera interesante que el estudio dan¨¦s haya demostrado que una maternidad tard¨ªa constituye en s¨ª misma un factor de riesgo significativo de embarazos fallidos.

"La realidad es que cada d¨ªa las mujeres se plantean tener los hijos m¨¢s tarde, y esto es una lucha contra la naturaleza", a?ade. Sin embargo, considera que la edad entre 30 y 40 a?os es un "periodo razonable para tener hijos, y m¨¢s si se tiene en cuenta que, por debajo de la treintena, pocas parejas pueden plantearse hoy tener descendencia".

Precisamente en un editorial adjunto al estudio publicado en el British Medical Journal, investigadores de la Universidad de Columbia destacan las ventajas sociales de una maternidad en la madurez, algo que los padres tambi¨¦n deben sopesar cuando se plantean tener descendencia.Un ni?o de padres mayores, afirman los cient¨ªficos, suele beneficiarse de una mayor experiencia de los progenitores y de una mejor situaci¨®n econ¨®mica familiar.

"La ventaja social compensa hasta cierto punto la desventaja biol¨®gica", se afirma en el editorial. Los especialistas destacan tambi¨¦n que los adelantos tecnol¨®gicos y una mayor vigilancia durante la gestaci¨®n ayudan a que la maternidad m¨¢s all¨¢ de los 35 a?os sea ahora mucho m¨¢s segura.

Respecto a la cara oscura de la maternidad tard¨ªa, los investigadores de la Universidad de Columbia afirman que, al margen de los riesgos de p¨¦rdida fetal a los que alude el estudio, los padres deben tener en cuenta otros factores como las malformaciones cong¨¦nitas.

Vicen? Caracach, jefe del servicio de Obstetricia del Hospital Cl¨ªnico de Barcelona, destaca que las alteraciones cromos¨®micas como el s¨ªndrome de Down, con causas desconocidas aunque favorecidas por el envejecimiento ovular, constituyen una dificultad ante la cual los m¨¦dicos poco pueden hacer. "S¨®lo podemos detectarlas e interrumpir el embarazo si as¨ª lo desean la madre y su pareja", afirma. En cambio, a?ade Cararachs, los m¨¦dicos s¨ª pueden controlar los problemas de salud derivados de la edad que pueden complicar el embarazo, como la hipertensi¨®n, la diabetes o las patolog¨ªas cardiovasculares.

Otro de los problemas que plantea posponer la maternidad, seg¨²n la investigaci¨®n, es el coste sanitario que lleva aparejado. Las pruebas de diagn¨®stico y de detecci¨®n de malformaciones del feto, por ejemplo, o las intervenciones quir¨²rgicas para practicar un legrado tras un aborto espont¨¢neo han aumentado en los ¨²ltimos a?os con el incremento de embarazos tard¨ªos.Joaquim Calaf, jefe del servicio de Ginecolog¨ªa del hospital de Sant Pau de Barcelona, destaca, sin embargo, que no se trata s¨®lo de un problema sanitario, sino tambi¨¦n, y principalmente, social. Las administraciones, en su opini¨®n, deber¨ªan incentivar que se avance la edad de la maternidad con medidas que favorezcan la reincorporaci¨®n de las mujeres al mundo laboral tras haber sido madres.

Calaf considera que la investigaci¨®n publicada tras el trabajo dan¨¦s confirma "algo que los ginec¨®logos ya intu¨ªan a partir de su trabajo cl¨ªnico diario". El ginec¨®logo afirma que hasta ahora, sin embargo, se asociaba principalmente la maternidad tard¨ªa a las mayores dificultades para que los intentos de embarazo tengan ¨¦xito. "Ahora sabemos con certeza que tambi¨¦n comporta mayores posibilidades de que los embarazos no progresen a causa de p¨¦rdidas fetales". a?ade.

P¨¦rdida fetal

La investigaci¨®n, publicada en el ¨²ltimo n¨²mero del British Medical Journal, se realiz¨® en Dinamarca entre los a?os 1978 y 1992 con una muestra de 634.272 mujeres en edad f¨¦rtil. En los resultados, los investigadores constatan "un importante incremento del riesgo de aborto espont¨¢neo u otras formas de p¨¦rdida fetal entre las mujeres de 40 a?os". Este aumento del riesgo, seg¨²n se ha comprobado, era "ya considerable" entre las mujeres de 30 a?os, algo que se observ¨® independientemente de la historia reproductiva de la gestante.

Los investigadores descubrieron que entre todas las mujeres estudiadas, en un 13,5% de los casos los embarazos finalizaron con la muerte del feto. Entre las mujeres de 42 a?os o m¨¢s, el porcentaje subi¨® notablemente, ya que se produjo p¨¦rdida fetal en m¨¢s de la mitad de los embarazos.

La mayor¨ªa de las muertes del feto fueron debidas a abortos espont¨¢neos (80%), seguidos de embarazos ect¨®picos (implantaci¨®n del embri¨®n fuera del ¨²tero, generalmente en las trompas de Falopio) y de los nacimientos del feto muerto (a partir de la semana 28 de gestaci¨®n).

Respecto a los abortos espont¨¢neos, se dieron en el 8,9% de las mujeres de entre 20 y 24 a?os, mientras que en el grupo de las mayores de 45 a?os, el porcentaje ascendi¨® al 74,7%.

Estos porcentajes de incidencias se dieron independientemente de que anteriormente las mujeres hubieran tenido o no problemas reproductivos.

Aunque en menor medida que los abortos espont¨¢neos, los embarazos ect¨®picos tambi¨¦n aumentaron con la edad materna, desde el 1,4% de todos los embarazos a los 21 a?os hasta un 6,9% en mujeres de 44 a?os o m¨¢s. Los investigadores constataron adem¨¢s que los nacimientos del feto muerto eran tambi¨¦n frecuentes en mujeres de m¨¢s de 35 a?os, pero en menor medida que el aborto espont¨¢neo y el embarazo ect¨®pico. El riesgo medio de que el beb¨¦ naciera muerto era de 4,3 por cada mil mujeres estudiadas, proporci¨®n que aumentaba en los embarazos adolescentes y en los grupos de edad de entre 35 y 39 a?os.

El estudio apunta que las causas del aumento del riesgo de p¨¦rdida fetal en los embarazos tard¨ªos son el deterioro de la funci¨®n hormonal y uterina de la madre, las anormalidades cromos¨®micas del feto y los problemas de salud de la gestante, que se acumulan con la edad.