Iglesia perseguida
Desped¨ªan calor los rescoldos a¨²n; todav¨ªa humeaban los desastres de la guerra. Pasados diez a?os, las heridas antiguas no cicatrizaban y la represi¨®n sistem¨¢tica abr¨ªa nuevas llagas. El arzobispo Cardona -desde 1700, se cumplen 300 a?os pero no lo celebrar¨¢n-, de noble familia valenciana, dej¨® las armas por los franciscanos de Palencia y los catedr¨¢ticos de Alcal¨¢, simpatizante borb¨®nico, le par¨® los pies al botifler Macanaz, que quer¨ªa apropiarse, por "derecho de reconquista", de personas y cosas eclesi¨¢sticas de San Felipe (X¨¤tiva), con una excomuni¨®n. Su coherencia le vali¨® un proceso, la confiscaci¨®n de sus bienes, entre otros la biblioteca, que sirvi¨® de n¨²cleo a la Biblioteca Nacional de Madrid, y el exilio. Muri¨® en Viena en 1724.El reba?o sin pastor, y, en eso que encarcelan a unos empleados de la cartuja del Ara-Christi por proveerse de sal, seg¨²n sus tradicionales inmunidades, y el vicario capitular dio tres horas para devolver a los monjes los presos y las sales. Fulmin¨® con excomuni¨®n mayor al botifler superintendente del Reino. La Audiencia del say¨®n conmin¨® al vicario a levantar el interdicto, pero lo ley¨® desde el p¨²lpito de la Seu y lanz¨® otra anatema contra quienes perturbaran su autoridad. Tres regimientos de caballer¨ªa asaltaron Valencia; las tropas rodearon las casas de los can¨®nigos; detuvieron al vicario y dignidades del cabildo, notific¨¢ndoles perentoria orden de destierro a la hermana Perpiny¨¤. Las tropas castellanas de ocupaci¨®n les ultrajaron corriendo toros en las puertas de la catedral. Era el 5 de julio de 1717. El brazo eclesi¨¢stico -que fue maulet- de las Corts soberanas, decapitado; el can¨®nigo m¨¢s antiguo gobern¨® el vac¨ªo, testimoniando una iglesia, no sumisa ni adocenada, comprometida, cristiana y valenciana.
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