Ya me hab¨ªa percatado
La Academia de la Historia alerta sobre la manipulaci¨®n de los textos que sirven de base, y, casi siempre, de catecismo, para ense?ar historia a los chicos gallegos. Ya me hab¨ªa percatado leyendo los libros de la ESO, y no s¨®lo los de historia, que manejan mis hijos: Espa?a es una entelequia, la revuelta irmandi?a fue m¨¢s trascendente que la Revoluci¨®n Francesa, el surrealismo lo invent¨® la revista A Nosa Terra; que se quite del medio Malcolm Lowry, que tenemos a Suso de Toro... Somos naci¨®n, ?viva la frontera impresa! (por cierto, con subvenciones p¨²blicas de la Xunta por uso de la lingua).El gremio docente, conquistado silenciosa pero efectivamente por los menesterosos sat¨¦lites del nacionalismo integrista, dice que se trata de acercar al alumno a su entorno, lo cual, por lo visto, implica anular los dem¨¢s paisajes, sean f¨ªsicos o sentimentales. S¨®lo puedes so?ar en gallego, chaval.
Es reveladora esta recurrencia sem¨¢ntica al entorno. Los alumnos del instituto que conozco de primera mano no hablan en clase de otro entorno distinto al Arcipreste, Mart¨ªn Gaite, los polinomios, la inmutabilidad del lexema y la exacta situaci¨®n geogr¨¢fica del Karakorum. Ninguna informaci¨®n reciben del barrio en el que viven o la ciudad que les acoge. Tampoco del sida o los condonescitados program¨¢ticamente con sequedad y de pasada por los mismos docentes que alzan su voz censora contra la Academia.
Nada de actuar local, pensar global. Nada de vida. S¨®lo naci¨®n, foliada en forma de (seudo) rock brav¨² y, last but not least, algunas tumbas del Pante¨®n de Gallegos Ilustres, habitado, por cierto, por unos cuantos falangistas, precisi¨®n tambi¨¦n escamoteada en los textos escolares.
Casi al tiempo, los profesores de gallego, contratados de por vida por el an¨®nimo contribuyente fiscal, se ponen jacobinos porque quieren monopolizar la ense?anza de la literatura universal. Es decir, van a dictar lecciones magistrales muy entornadas, basadas en los p¨ªrricos cat¨¢logos de las editoriales gallegas, des¨¦rticos, con escas¨ªsimas excepciones, de todo aquello que no sea patria. Que se vayan olvidando los adolescentes de Los papeles del Club de Pickwick, de Dickens; Paradiso, de Lezama Lima; Historia universal de la infamia, de Borges, o En el camino, de Kerouac.
Eso s¨ª, ir¨¢n bien servidos de autores portugueses de condici¨®n diversa -no, Pessoa, no, que dinamitaba toda frontera con su escepticismo- y de traducciones, a veces directamente copiadas del denostado idioma espa?ol, de alg¨²n buc¨®lico irland¨¦s de medio pelo.- Jos¨¦ ?ngel Gonz¨¢lez. A Coru?a.
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