"Ahora nos amenazan por 'e-mail"
La casualidad ha querido que Rigoberta Mench¨² est¨¦ hoy en El Escorial, donde hace 10 a?os guerrilleros, militares y pol¨ªticos de Guatemala se reunieron con grandes temores y cautela con el objetivo de empezar a sembrar la paz. La cosecha s¨®lo lleg¨® en 1996, con los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra civil en Guatemala, pero ahora mismo aquello ha quedado m¨¢s bien en barbecho. Tras la victoria en las elecciones de 1999 del partido de Efra¨ªn R¨ªos Montt, uno de los m¨¢s fieros art¨ªfices de la dictadura, la sociedad guatemalteca est¨¢ volviendo a conocer amenazas, ataques, asesinatos (el de un sindicalista hace pocos d¨ªas) y desapariciones (la de una catedr¨¢tica). "Me impresiona mucho que hayan vuelto las amenazas, las intimidaciones, no s¨®lo de los antiguos escuadrones de la muerte, sino amenazas por e-mail, por fax, por tel¨¦fono, amenazas muy abiertas, carros que te persiguen... Cosas que yo pens¨¦ que eran totalmente del pasado", asegura Rigoberta Mench¨², que participa en El Escorial en un curso sobre derechos humanos organizado por el juez Baltasar Garz¨®n. "Cuando me veo en el espejo y digo: 'No es del pasado, es de hoy', me doy cuenta de que deb¨ªamos haber hecho algo m¨¢s profundo".Algo fall¨®, sin duda, para que el proceso de paz en Guatemala, estudiado como un estupendo modelo te¨®rico de integraci¨®n de la guerrilla en la sociedad civil, est¨¦ ahora empantanado. La premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Mench¨², de 41 a?os, reparte las culpas entre todos. La ha tenido, dice, la oligarqu¨ªa, los militares, y "tambi¨¦n nosotros". "En aquel entonces desmantelamos unos sectores y desplazamos a otros, a los sectores m¨¢s recalcitrantes de la polic¨ªa, a los militares m¨¢s recalcitrantes, pero no erradicamos ese poder, y hoy lo est¨¢n utilizando para recuperar sus espacios". Mench¨² lamenta no haber ido entonces m¨¢s all¨¢. "Se pudo haber ido m¨¢s all¨¢, se pudo materializar una nueva doctrina del Ej¨¦rcito. Pero no avanzamos en eso y los sectores que fueron desplazados tampoco lo fueron totalmente. Nos concentramos en cumplir un cronograma y no es malo que lo hayamos cumplido, pero no se fue al fondo. As¨ª que no es que haya retrocesos, no es que haya posibilidad de volver al pasado, pero nos resta a partir de ahora un largo trabajo para cumplir aquello que no se cumpli¨®".
En las ¨²ltimas semanas, coincidiendo con la querella de Rigoberta Mench¨² admitida por el juez Guillermo Ruiz Polanco en la Audiencia Nacional, varias organizaciones vinculadas a este proceso han sufrido amenazas, ataques e intimidaciones. Tambi¨¦n otros sectores de denuncia, aunque no tengan que ver con la querella. Feliciano Pu, trabajador de la Procuradur¨ªa de Derechos Humanos y hermano de una de las querellantes, fue asaltado y herido con arma blanca el 23 de mayo. Periodistas de El Peri¨®dico de Guatemala han sido perseguidos y amenazados tras publicar varias informaciones contrarias al Gobierno. El sindicalista Oswaldo Monz¨®n fue asesinado a fines de junio. La catedr¨¢tica Mayra Guti¨¦rrez est¨¢ desaparecida.
"No s¨®lo hay retrocesos, sino que es el reflejo de una derrota de todas las personas de buena volutad que cre¨ªmos en el proceso de paz y en la conciliaci¨®n. Siento que es nuestra derrota, la de la gente de Naciones Unidas, de pol¨ªticos, de Gobiernos amigos, de la guerrilla y del poder civil. Y es un ¨¦xito de los cuerpos represivos de aquellos a?os".
Por ello, Rigoberta Mench¨² se aferra al procedimiento judicial abierto en Espa?a con una gran esperanza. "No s¨®lo es nuestra contribuci¨®n a la discusi¨®n jur¨ªdica penal sobre el castigo a los delitos de lesa humanidad; por primera vez hay un debate pol¨ªtico sobre Guatemala, por primera vez se est¨¢ discutiendo verdaderamente c¨®mo es. Antes se quiso ocultar la realidad, pero destapando el genocidio de Guatemala se puede cuantificar lo que all¨ª pasa, y esto salpica. La sangre salpica no s¨®lo a los guatemaltecos, sino al silencio de todos. Y adem¨¢s, hay una tercera perspectiva: dignificar a las v¨ªctimas". A Rigoberta a¨²n se le humedecen los ojos al hablar de la muerte y desaparici¨®n de sus padres y confiesa sentirse como una aprendiz "en pr¨¢cticas" en la b¨²squeda de la verdad en cementerios exhumados, en papeles de forenses... "Pero me he dedicado tambi¨¦n a la esperanza, a la esperanza de que el genocidio contra el pueblo maya no se repita en ninguna otra parte contra los ind¨ªgenas de Per¨², Chiapas o Bolivia".
La querella admitida a tr¨¢mite por el juez Ruiz Polanco est¨¢ pendiente actualmente de que un pleno de la Audiencia Nacional decida sobre el recurso del fiscal. "Estamos ansiosos de escuchar el dictamen. Respeto profundamente el Estado de derecho, agotar¨¦ todos los procedimientos que nos permita la ley y tambi¨¦n respetar¨¦ todas las decisiones", concluye Rigoberta Mench¨².
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