Antiguos agentes del KGB ocupan puestos claves en el Kremlin
La Uni¨®n de Periodistas critica el nuevo poder del Consejo de Seguridad
Vlad¨ªmir Putin se enorgullece de haber servido m¨¢s de 16 a?os en las filas del KGB (el Comit¨¦ de Seguridad del Estado sovi¨¦tico), donde lleg¨® a teniente coronel, pero est¨¢ ya harto de que se le eche en cara su condici¨®n de antiguo esp¨ªa. Pese a ello, la obsesi¨®n por controlar los resortes del poder y por suprimir las voces disidentes planea como una amenaza, todav¨ªa difusa, a una democracia que Bor¨ªs Yeltsin no pudo o no quiso consolidar. Cobran as¨ª especial significado el papel ascendente del Consejo de Seguridad y la colocaci¨®n en puestos clave de ex compa?eros de Putin en los servicios secretos.
Ministros "de fuerza"
El presidente no se cansa de repetir que su proyecto pol¨ªtico pasa por el mantenimiento de la libertad de prensa, el pluripartidismo, la divisi¨®n de poderes y la independencia judicial. Y suele matizar que, cuando habla de Estado fuerte, no piensa en uno autoritario, sino eficaz.En su favor, puede argumentar que, al menos formalmente, no hay un ataque generalizado contra los principios democr¨¢ticos. As¨ª, los planes para reformar el Consejo de la Federaci¨®n y segar el poder de los l¨ªderes regionales recorren su camino parlamentario normal. En cuanto a la nueva divisi¨®n territorial en siete grandes distritos, para reforzar el Estado central, se ha hecho por decreto, pero no parece anticonstitucional y coexiste con el mapa de los 89 "sujetos" de la Federaci¨®n.
La sombra del KGB se aprecia, sin embargo, en los m¨¦todos para descalificar, desprestigiar y castigar al enemigo, en el control progresivo del flujo de informaci¨®n, en la obsesi¨®n por la seguridad, en la psicosis de espionaje telef¨®nico y electr¨®nico, en la selecci¨®n de quienes ocupan puestos clave e incluso en los cambios en la estructura del poder, especialmente por el papel creciente del Consejo de Seguridad.
Putin compagin¨®, antes de ser nombrado primer ministro en agosto de 1999, los cargos de secretario del Consejo y jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB), heredero del KGB. Ya en el Kremlin, intenta crear su propia base de poder con esas dos patas y la formada por reformistas liberales a los que trat¨® en su etapa como vicealcalde de San Petersburgo, entre 1990 y 1996.
El mismo Putin explic¨® as¨ª a una cadena norteamericana de televisi¨®n su apego por sus ex compa?eros del KGB: "Hace muchos a?os que les conozco y conf¨ªo en ellos. No tiene nada que ver con la ideolog¨ªa. Es s¨®lo cuesti¨®n de cualidades profesionales y relaciones personales". El presidente se ha comparado con Yuri Andr¨®pov, que tambi¨¦n dirigi¨® el KGB antes de convertirse en l¨ªder sovi¨¦tico. Su muerte prematura en 1984 impidi¨® comprobar si era el reformador que precisaba la URSS. Putin orden¨® recolocar un monumento en su memoria retirado tras el golpe comunista de agosto de 1991.
Un veterano KGBista, Sergu¨¦i Ivanov, es hoy el secretario del Consejo de Seguridad, que preside Putin y del que, entre otros, forman parte los ministros "de fuerza" (Exteriores, Interior, Defensa, Justicia y FSB), el jefe del Estado Mayor y los de los siete superdistritos, dos de los cuales proceden del FSB y tres de las Fuerzas Armadas. El Consejo, creado por Yeltsin en 1993, est¨¢ convirti¨¦ndose en algo parecido al Politbur¨® sovi¨¦tico y suplanta funciones del Ministerio de Exteriores y la Administraci¨®n Presidencial, que lleg¨® a ser un Gobierno paralelo y en el que La Familia (la corte de Bor¨ªs Yeltsin) conserva a¨²n un gran peso.
Los consejeros han aprobado desde una nueva doctrina militar hasta otra sobre seguridad de la informaci¨®n, un concepto preocupante, aunque se presente como garant¨ªa de la libertad de expresi¨®n y no como amenaza de control estatal. De c¨®mo est¨¢n las cosas, da idea, no ya s¨®lo la detenci¨®n del magnate de la comunicaci¨®n Vlad¨ªmir Gusinski, sino tambi¨¦n que la Uni¨®n de Periodistas haya publicado una lista de enemigos de la libertad de prensa rusa que encabezan el ministro de Informaci¨®n (Mija¨ªl Lesin), el fiscal general (Vlad¨ªmir Ustinov) y el propio Putin.
La fuerza del Consejo de Seguridad procede de que la firma de Putin convierte sus recomendaciones en pol¨ªtica oficial. Adem¨¢s, de prosperar el proyecto de ley sobre el estado de emergencia, adquirir¨ªa en esa eventualidad poderes excepcionales. Los KGBistas est¨¢n crecidos porque vuelven a tener en el Kremlin a uno de los suyos. Un informe del semanario Itogui (del grupo de Gusinski) asegura que, en la mentalidad de los hombres de los servicios secretos, el inter¨¦s supremo del Estado justifica el chantaje, la mentira, la coacci¨®n y la intromisi¨®n en la vida privada. El l¨ªder del Kremlin, que concita las esperanzas de regeneraci¨®n de la mayor¨ªa de los rusos, tiene ahora una ocasi¨®n ¨²nica de demostrar que el orden y la libertad pueden caminar juntos.
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