Suerte, alcalde
Ahora que el Tribunal de Cuentas va a investigar al fin si ?lvarez del Manzano malvers¨® nuestro dinero solo o en compa?¨ªa de su querida Eulalia, es preciso reivindicar para ¨¦l, como para todo el mundo, la presunci¨®n de inocencia. Quiz¨¢ no sea culpable, pues, de haber realizado viajes privados como si fueran institucionales. Ni de haber pagado con dinero p¨²blico los billetes de avi¨®n de su se?ora. Ni de haber comprado un televisor para el hogar del jubilado de un pueblo donde se estaba construyendo una casa de verano. Ni de haber pasado una especie de pensi¨®n a su costurera de toda la vida. Ni de haberse pavoneado con dinero municipal en las mesas petitorias presididas por su mujer. Ni de haber entregado una pasta a cofrad¨ªas malague?as que a usted y a m¨ª ni nos van ni nos vienen. Ni de donar dinero que no es suyo a instituciones religiosas de las que es devoto.Presunci¨®n de inocencia, en fin, para el alcalde de Madrid como para todo el mundo. Pues aun en el caso de que fuera hallado culpable podr¨ªa alegar multitud de atenuantes. Quiz¨¢ ha sido el medio familiar en el que se ha desarrollado quien le ha hecho as¨ª. Muchas veces condenamos a las personas sin tener en cuenta su extracci¨®n social, su origen.
Sin embargo, el medio en el que uno crece tiene una influencia determinante en la personalidad del individuo. Hay gente que a los seis a?os se ve empujada a robar un mendrugo para comer y gente que no ha pasado un solo domingo sin tomar el vermut despu¨¦s de la misa de doce. Ese vermut marca tanto o m¨¢s que el reformatorio. Y caes en ¨¦l sin darte cuenta. Empiezas cogi¨¦ndole afici¨®n a los jesuitas y terminas sacando el dinero de donde sea para dar un donativo.
Los peri¨®dicos no dejan de ilustrarnos sobre los males de la adici¨®n a las drogas. Cuando uno est¨¢ bajo el s¨ªndrome de abstinencia, es capaz de golpear a su madre en la cabeza con la batidora para robarle las cinco mil pesetas de la dosis. Acciones que nos horrorizar¨ªan en situaciones normales, se llevan a cabo sin pesta?ear cuando el mono aprieta. Supongamos que procedes de un barrio acomodado, en el que durante toda tu vida has visto a la gente dar dinero a las cofrad¨ªas a cambio de la salvaci¨®n del alma. Supongamos que con esa educaci¨®n a cuestas, sales de tomar el vermut de las doce, un poco tocado por los vapores del alcohol y del incienso, y que tropiezas con una mesa petitoria.
M¨¢s a¨²n, imaginemos que en el centro de esa mesa se encuentra tu mujer, por la que est¨¢s loco desde ni?o, con un mant¨®n de Manila y una peineta. Pues lo normal, si no eres rico, es que saques el dinero de donde sea, incluso de las arcas del Ayuntamiento, para aliviar el mono de la donaci¨®n. ?lvarez del Manzano no es rico. Ya nos ha explicado m¨¢s de una vez que no tiene dinero para pagar los viajes de su mujer, de la que es devoto, como es devoto del vermut, de las cofrad¨ªas, de las costureras, de los hogares del jubilado de los pueblos en los que se hace casas de verano... Quiz¨¢ no podemos exigirle m¨¢s sacrificios de los que el puesto en s¨ª conlleva.
Despu¨¦s de todo, si pensamos en el medio del que procede y en su bagaje cultural, es casi milagroso que haya llegado a dirigir los destinos de una de las capitales m¨¢s importantes de Europa. No s¨®lo hay que pensar en lo que uno ha conquistado en la vida, sino el sitio desde el que se ha llevado a cabo esa conquista. Quiere decirse que fuerza de voluntad no le falta, por lo que aun en el caso de que el Tribunal de Cuentas lo encontrara culpable de haber desviado algunos fondos p¨²blicos hacia vicios privados, habr¨ªa que tener en cuenta su prop¨®sito de enmienda. Ya devolvi¨® de hecho 215.000 pesetas de un viaje que hizo a Mallorca para asistir a la boda de una sobrina. Y eso que la gente no le invita por Jos¨¦ Mar¨ªa, sino por alcalde. Quieres dar una alegr¨ªa a la familia, hacerles el regalo de tu presencia, y acabas en los tribunales.
No s¨®lo hay que tener en cuenta la presunci¨®n de inocencia, pues, sino las circunstancias atenuantes, que en el caso de ?lvarez del Manzano ser¨ªan numeros¨ªsimas. Lo f¨¢cil desde luego es condenar ese uso indebido aparente de fondos p¨²blicos, pero qui¨¦n esta libre de tener un hijo as¨ª. Das a los hijos lo mejor de ti mismo y de repente te salen alcaldes de Madrid y se llenan de necesidades que no pueden satisfacer con un sueldo modesto. En este caso, como en otros, conviene poner el acento en la prevenci¨®n m¨¢s que en el castigo. Cuidado con la misa de doce, y con el vermut posterior. Y no se casen ustedes con presidentas de mesas petitorias. Suerte, alcalde.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Opini¨®n
- Tribunal de Cuentas
- Caso ?lvarez del Manzano
- Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano
- Presupuestos municipales
- Finanzas municipales
- Madrid
- Hacienda p¨²blica
- Casos judiciales
- Comunidad de Madrid
- Finanzas p¨²blicas
- Espa?a
- Finanzas
- Justicia
- Ayuntamientos
- Gobierno municipal
- Administraci¨®n local
- Pol¨ªtica municipal
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica