Sampras marca la historia
El estadounidense derrota al australiano Rafter en la final y establece un r¨¦cord de 13 t¨ªtulos del Grand Slam
La historia del tenis qued¨® ayer marcada de forma ineludible en el lugar donde naci¨®, Wimbledon. El estadounidense Pete Sampras, de 28 a?os, derrot¨® al australiano Patrick Rafter en la final, y estableci¨® un r¨¦cord que dif¨ªcilmente ser¨¢ superado. Sampras rompi¨® la igualdad que manten¨ªa con el legendario australiano Roy Emerson, en 12, y se convirti¨® en el ¨²nico jugador que ha logrado ganar 13 t¨ªtulos del Grand Slam. No pod¨ªa ser de otra manera, no exist¨ªa un marco mejor. El hecho se produjo en el All England Club.Su victoria por 6-7 (10-12), 7-6 (7-5), 6-4, 6-2, en dos horas y 58 minutos -hubo dos parones en el primer set por la lluvia que interrumpi¨® el partido tres horas en total-, constituye un hito hist¨®rico y ratifica la leyenda de que Sampras es el mejor jugador de la historia del tenis, por encima de Emerson, Rosewall, Borg, McEnroe, Connors, Becker, e incluso Rod Laver, el hombre que ha inspirado toda su carrera profesional. Sampras les supera a todos en n¨²mero de t¨ªtulos del Grand Slam, y tambi¨¦n t¨ªtulos en la catedral. Su victoria de ayer le iguala al ¨²nico hombre que ha ganado siete veces en Wimbledon, el brit¨¢nico William Renshaw, que lo logr¨® entre 1881 y 1889, cuando el campe¨®n s¨®lo disputaba la final.
Fue un triunfo que lo justific¨® todo. Sampras levant¨® los brazos y no pudo contener las l¨¢grimas. Luego rompi¨® el protocolo y se fue hasta la grada donde se encontraban sus padres, Soterios y Georgia, que esta vez viajaron desde Estados Unidos para vivir con su hijo el momento m¨¢s importante de su carrera ten¨ªstica.
Su partido frente a Rafter acredit¨® su calidad y su esp¨ªritu competitivo. Fue un campe¨®n de pies a cabeza, y supo mantener la entereza incluso en los momentos m¨¢s dif¨ªciles, cuando las cosas se le estaban complicando y corr¨ªa el riesgo de perder una nueva oportunidad de cuadrar su r¨¦cord. La primera manga fue un compendio de todo el partido. All¨ª quedaron determinadas las coordenadas en que se iba a mover el duelo. Y, como todo el mundo sab¨ªa, la cuesti¨®n era muy simple: se trataba de saber cu¨¢l de los dos ser¨ªa m¨¢s consistente con su saque.
La prueba m¨¢s evidente de c¨®mo se aplic¨® esta premisa, fue que hasta el tercer jugo no se jug¨® el primer punto. Los dos ganaron sus saques en blanco, y lo mismo ocurr¨ªa en el tercero, hasta que Sampras coloc¨® su primer resto ganador. De ah¨ª al final de la manga, s¨®lo el norteamericano dispuso de cuatro ocasiones de romper en el mismo juego. Nada m¨¢s. Pero no las aprovech¨® y la manga se decidi¨® en el desempate. Y all¨ª, ambos ofrecieron uno de los espect¨¢culos que todo el mundo guarda en su retina por los a?os de los a?os. Fue un desempate que record¨® aquellos ya legendarios entre John McEnroe y Bjorn Borg al principio de los a?os ochenta, con la manga saltando de un lado a otro dependiendo de quien tuviera el servicio.
La cuesti¨®n es que la primera manga cay¨® del lado de Rafter, a pesar de que Sampras dispuso de dos bolas de set. Pero la exhibici¨®n de servicios de los dos jugadores no concluy¨® all¨ª. Prosigui¨® toda la segunda manga. En el segundo desempate, Rafter tuvo su gran oportunidad, cuando domin¨® por 4-1 y dispuso de dos saques para situarse con 6-1. Pero en lugar de eso, los perdi¨® y pas¨® a ser dominado por 6-4. Fue el momento de Sampras, porque decidi¨® en su segundo saque por 7-5. Aquello fue demasiado duro para el australiano. "Creo que estuve demasiado nervioso en algunos momentos. Espero que el pr¨®ximo a?o pueda ganar", se?al¨®. Las dos ¨²ltimas mangas se decidieron en dos breaks. Fue en aquellos momentos cuando Sampras demostr¨® su calidad extrema y su mentalidad ganadora. Nadie, ni siquiera Rafter, pod¨ªa arrebatarle su momento.
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