Cuatro candidatos en la recta final
A dos semanas de que el PSOE celebre su congreso para renovar una direcci¨®n que dej¨® vacante la dimisi¨®n de Joaqu¨ªn Almunia, todas las opciones parecen abiertas. El intento frustrado de Manuel Chaves de fusionar las candidaturas de Jos¨¦ Bono y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha servido para confirmar una vez m¨¢s que por ahora en ese partido no hay autoridad, ni org¨¢nica ni carism¨¢tica.Era improbable que Rodr¨ªguez Zapatero aceptara un pacto que le exigiera renunciar a la disputa de la secretar¨ªa general a cambio del puesto de presidente del grupo parlamentario. Al fin y al cabo, tiene la ventaja de ser el ¨²nico candidato que es diputado, con lo que el pacto le ofrec¨ªa poco que ganar y mucho que perder. De ah¨ª que mantenga su candidatura hasta el final, aunque deje abierta la puerta a posibles compromisos posteriores.
Si Bono parte con el lastre de ser considerado el candidato proveniente del oficialismo, la etiqueta hubiese sido ya innegable en un t¨¢ndem fomentado desde la actual direcci¨®n. Era todo un regalo para Rosa D¨ªez, que hubiese quedado como la candidata con menos compromisos con aparatos y baron¨ªas, y en menor medida, para Matilde Fern¨¢ndez, avalada por el guerrismo. No es casual que ambas, sobre todo la primera, hagan hincapi¨¦ en un cambio de modelo de partido y reivindiquen una apertura de sus actuales estructuras a los simpatizantes y a la sociedad en general.
Chaves lanz¨® la iniciativa apoy¨¢ndose en la poderosa federaci¨®n andaluza y contando con que otros sectores determinantes del partido, especialmente los socialistas catalanes, pudieran seguirle. El razonamiento de Chaves no ha prosperado porque el PSOE ya no est¨¢ en la fase de los acuerdos entre barones, entre otras cosas porque los propios barones est¨¢n en cuesti¨®n o se han jubilado como tales, como Serra en el PSC. Los barones no supieron hacer en su momento el cambio ordenado y pactado: su oportunidad ha pasado. Quiz¨¢ el pr¨®ximo Congreso no arregle los problemas del PSOE, pero menos se resolver¨ªan por los procedimientos tradicionales. Los delegados deben expresarse con libertad para que se pongan a prueba las fuerzas de cada uno. S¨®lo a partir de ah¨ª ser¨¢ posible la reconstrucci¨®n del partido.
En estas circunstancias, las cuestiones de procedimiento adquieren mucha relevancia. La gestora ha sido incapaz de establecer por ahora las reglas para la elecci¨®n del secretario general y de la comisi¨®n ejecutiva. Y, sin embargo, el procedimiento que se adopte puede condicionar muchas cosas, empezando por el ¨¦xito del congreso. Con cuatro candidaturas, si se quiere un nuevo secretario general con fuerte legitimidad, parece indispensable ir a una segunda vuelta entre los dos primeros clasificados, en el caso m¨¢s que posible de que ninguno obtenga mayor¨ªa absoluta en la primera votaci¨®n.
Conocido el peso de cada candidato, la segunda vuelta obligar¨ªa a los pactos necesarios para que el nuevo secretario general pueda resultar elegido con una mayor¨ªa confortable. De estos pactos podr¨ªa salir, adem¨¢s, una ejecutiva que incorpore a miembros de los equipos de los candidatos que no hubieran pasado la primera vuelta. Mantener el principio de una sola votaci¨®n significar¨ªa confiar en que los militantes hagan un voto ponderado de preferencias y posibilidades que se traduzca en una confortable mayor¨ªa para uno de los cuatro. Pero esto parece muy arriesgado en la actual confusi¨®n del partido.
Ser¨ªa bueno, pues, que la gestora despejara las inc¨®gnitas sobre el procedimiento. Mientras no lo haga dar¨¢ la sensaci¨®n de que est¨¢ esperando alguna sorpresa de ¨²ltima hora que evite la elecci¨®n abierta. Pero cualquier ejercicio de malabarismo final s¨®lo generar¨ªa m¨¢s frustraci¨®n entre los militantes, dada la actual situaci¨®n del PSOE. Tampoco parece razonable dejar las cuestiones de procedimiento totalmente abiertas para que decida la asamblea de delegados: se corre el riesgo de enconar el desarrollo de los debates ya en las cuestiones previas, cuando el Congreso deber¨ªa centrarse en una tarea tan importante como es elegir la nueva direcci¨®n y sus proyectos program¨¢ticos.
Despu¨¦s de estos ¨²ltimos intentos fallidos de pacto, da la impresi¨®n de que las federaciones fuertes est¨¢n aceptando que habr¨¢ que dejar que las cosas transcurran a su aire. Queda por ver si en los pr¨®ximos d¨ªas eso se traduce en una din¨¢mica m¨¢s o menos espont¨¢nea de concentraci¨®n hacia un candidato. Poner cara de futuro es el reto de los aspirantes.
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