De carbonero a escultor ISABEL OLESTI
Hace poco me enter¨¦ de la muerte de Llu¨ªs Rico. Lo hab¨ªa visitado hac¨ªa mucho tiempo porque en La Bisbal d'Empord¨¤ todo el mundo le conoc¨ªa y su historia -o mejor, su vida- parec¨ªa interesante. Estos d¨ªas, visitando su exposici¨®n inaugurada el d¨ªa 7 de julio en el Castell de La Bisbal, he rememorado aquella tarde de invierno, sentados en una silla medio rota y pr¨¢cticamente a oscuras, en que Rico me cont¨® lo que sent¨ªa cuando entraba en un bosque.Rico, tal como lo conocen en La Bisbal, donde vivi¨® siempre, naci¨® en Monovar, Alicante. Ya de muy peque?o no le toc¨® otro remedio que sustituir la escuela por el trabajo de mozo. A los 16 a?os le llamaron a filas en la guerra civil, por lo que se convirti¨® en uno de los supervivientes de la quinta del biber¨®n. Primero estuvo en el ej¨¦rcito republicano y luego en el de Franco. Con los primeros trabajaba en una f¨¢brica de balas, con los segundos recorri¨® la Pen¨ªnsula hasta ir a parar a Girona, donde, al acabar la guerra, le tocaron seis a?os de mili. Cuando lo licenciaron se meti¨® en el bosque de las Gavarres y decidi¨® quedarse en esa tierra para siempre.
Aprendi¨® el oficio de carbonero, se iba al bosque, recog¨ªa le?a, la cargaba en un carro con su mula, la transformaba en carb¨®n y lo vend¨ªa al detalle en los bajos de su casa, en el centro de La Bisbal. El negocio prosper¨® tanto que lleg¨® a tener 10 hombres trabajando para ¨¦l y cada tres d¨ªas un cami¨®n se llevaba cientos de kilos para repartir por toda la zona. Poco a poco Llu¨ªs Rico fue descubriendo las posibilidades que da el bosque: en las Gavarres pod¨ªa encontrar abundante le?a y sacar el corcho de las encinas, que por aquel tiempo era la principal explotaci¨®n del Baix Empord¨¤. M¨¢s tarde se dedic¨® a fabricar cal en un horno de Ull¨¤; se hizo representante y la vend¨ªa desde Colera hasta Lloret.
Pero con el paso de los a?os el carb¨®n y la le?a fueron sustituidos por el gas; los tapones de corcho por los de pl¨¢stico; el negocio de la cal se fue a pique y Rico se qued¨® sin trabajo. Ten¨ªa que alimentar a su familia, pero le costaba abandonar el bosque. Un d¨ªa encontr¨® una piedra con una forma sugerente.Se la llev¨® a casa y empez¨® a esculpirla respetando su volumen. Le sali¨® una santa cena que a¨²n conserva en su casa porque, sin darse cuenta, aquella escultura le iba a abrir un mundo totalmente desconocido que le proporcionar¨ªa tambi¨¦n una nueva vida.
A partir de aquel d¨ªa se dedic¨® a esculpir viejos troncos, piedras y todo lo que encontraba abandonado por las Gavarres. De un dep¨®sito de v¨¢ter le sali¨® una pieza surrealista, de unas ca?er¨ªas un sugerente collage. Tiene grandes t¨®tems de madera: mujeres de grandes pechos, mujeres de tres cabezas o una cabeza con extra?as manos que salen de su interior. Pronto cambi¨® el cartel de carbonero por el de Exposici¨® i escultures Rico. En los a?os setenta su almac¨¦n se convirti¨® en un reclamo para los turistas y hasta lleg¨® a vender varias piezas a la secretaria de un marchante que dec¨ªa venir de parte de Richard Nixon y que buscaba obras de arte por todo el Empord¨¤.
Llu¨ªs Rico hab¨ªa expuesto en Madrid, San Sebasti¨¢n, Girona, Barcelona. En Holanda publicaron un libro sobre su obra y el Museo Na?f de Figueres, hace poco clausurado, ten¨ªa en su colecci¨®n tres piezas suyas. Rico me ense?¨® aquella tarde varios ¨¢lbumes con las fotos de sus obras y un sinf¨ªn de recortes de prensa que hablaban de ¨¦l. Me mostr¨® orgulloso un escrito de Modest Cuixart del a?o 1974 para el cat¨¢logo de una exposici¨®n en Palafrugell. Cuixart explicaba que Rico era respetuoso con las formas que encontraba y que su arte se remontaba a la magia ancestral y primitiva del hombre. Para acabar, "Un tronc pot ser una sirena, per¨° la idea de sirena no li far¨¤ esculpir mai un tronc".
Hace unos a?os que Rico retir¨® el cartel en el que se anunciaba. En su almac¨¦n los viejos troncos sin pulir serv¨ªan de mesa, los papeles y la le?a se acumulaban por los rincones, igual que las sillas, muebles inservibles o butacas medio despanzurradas. A¨²n se pod¨ªan ver algunas de sus obras, pero la carcoma se lo com¨ªa todo, como si el bosque, a?orado por su ausencia, se hubiera instalado en su casa.
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