"Regalo mi colecci¨®n y nadie la quiere" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. Amigo Tous, en tu despacho hace un calor que atufa.Respuesta. S¨ª, deber¨ªa instalar el aire acondicionado.... Pero as¨ª compruebas en tus propias carnes que en Metr¨°nom no andamos excesivamente boyantes.
P. ?C¨®mo te financias?
R. Bueno, el edificio es m¨ªo y no me cobro alquiler a m¨ª mismo. Y el Ayuntamiento me otorga una subvenci¨®n anual de 25 millones de pesetas.
P. ?Y la Generalitat?
R. A ¨¦sos no les he sacado ni un duro en los 20 a?os que llevo al frente de Metr¨°nom. No ha habido manera. Cada a?o solicito la subvenci¨®n y cada a?o me la deniegan. Cambian los consejeros de Cultura y nunca hay un interlocutor v¨¢lido. Es como si no entendieran de qu¨¦ se les habla. Y yo no soy un marciano, ?verdad? Es m¨¢s, me considero muy catal¨¢n, me encanta este pa¨ªs y s¨®lo lamento que est¨¦ en manos de esa gente que no ve m¨¢s all¨¢ de sus narices. ?Te acuerdas de las Jornadas Catalanas de Berl¨ªn de 1976?
P. La verdad es que no.
R. Pues las mont¨¦ yo con mi dinero y fueron un ¨¦xito. La Generalitat, arguyendo posibles ofensas al Gobierno central, se lav¨® las manos y no puso un duro.
P. Igual piensan que eres rico y no necesitas ayudas.
R. Vale, soy rico, pero a base de currar. Yo no vivo de una herencia familiar... Empec¨¦ a trabajar con Eugenio Mora, el de Burberry's, vendiendo gabardinas, unas prendas que, por cierto, me dan grima. Luego mont¨¦ mi propia f¨¢brica textil. Y sigo yendo a trabajar a mi despacho de la f¨¢brica cada d¨ªa, de siete de la ma?ana a tres de la tarde. Luego vengo aqu¨ª. Y si hay un vernissage que se alarga hasta la madrugada, a las siete, pase lo que pase, me presento en la f¨¢brica.
P. ?C¨®mo se combina el trabajo alimenticio con la pasi¨®n coleccionista?
R. Durmiendo poco, supongo. A m¨ª, con cuatro o cinco horas de sue?o ya me basta.
P. ?El coleccionismo es una enfermedad?
R. En cierta medida s¨ª. En mi caso, una enfermedad que me atac¨® a muy temprana edad y que no tiene visos de remitir. De peque?o coleccionaba prospectos de cine, ten¨ªa las paredes de mi cuarto tapizadas con ellos. Luego me dio por los sellos. Y por el arte, como es del dominio p¨²blico. Ahora almaceno etiquetas de botellas de vino. Y si estoy en un restaurante y la etiqueta se resiste, me llevo la botella a casa y la despego con una maquinita que me he comprado que es especial para eso.
P. Intuyo que, con esa fiebre acaparadora, debes de tener problemas de espacio.
R. Evidentemente. Por eso he ofrecido mi colecci¨®n de arte al Ayuntamiento de Barcelona. Y la de cat¨¢logos, en la que hay aut¨¦nticas joyas inencontrables: cat¨¢logos de Andy Warhol, de Ed Ruscha.....Por la de cat¨¢logos me ofrec¨ªan una pasta los del Guggenheim de Bilbao, pero.... Yo quiero que se quede en mi ciudad. Quiero poder ir a hojearlos cualquier tarde, dando un paseo. Quiero que est¨¦n a disposici¨®n de la gente y que yo pueda ser un visitante m¨¢s... Y la colecci¨®n de arte contempor¨¢neo.... Mira, yo la regalo, pero quiero que el Ayuntamiento financie la edificaci¨®n de algunas plantas m¨¢s de Metr¨°nom, para poder colocar las piezas..... Y no hay manera.... A Mascarell le veo interesado, pero parece que no encuentran el dinero, unos 500 millones.... O igual es que como regalo la colecci¨®n a la ciudad piensan que no vale un pimiento. ?ste es un razonamiento muy de aqu¨ª. Si haces como el difunto Salvador Riera y dices que tu colecci¨®n vale dos mil kilos, todo el mundo te toma en serio. Pero si la regalas, piensan que es una birria.
P. ?Por qu¨¦ te centraste en el arte contempor¨¢neo?
R. Porque no me divert¨ªa comprar cuadros de artistas muertos. Y porque me interesa lo que produce mi ¨¦poca y mi pa¨ªs. Tengo muchas piezas e instalaciones del conceptual catal¨¢n. Ese material se podr¨¢ ver en el Tecla Sala, cuando inauguren las nuevas salas.
P. Tambi¨¦n compraste muchas p¨¢ginas de c¨®mics, ?no?
R. Y algunas obras completas. Por ejemplo, Taxista, de Mart¨ª, lo tengo entero. A muchos dibujantes les ayud¨¦ a llegar a fin de mes. Me enter¨¦ de que entre ellos, cuando ten¨ªan problemas econ¨®micos, se dec¨ªan Vamos a ver a pap¨¢.
P. Si te sirve de consuelo, el Museo del C¨®mic es otra de esas entelequias barcelonesas que nunca culminan en nada pr¨¢ctico: una charla anual con el amigo Mascarell, unas palmaditas municipales en la espalda y la Generalitat, como de costumbre, no sabe, no contesta....
R. Es triste, ?no? Un sitio como Catalu?a, con una situaci¨®n geogr¨¢fica inmejorable, con una creatividad indudable.... Y en esas manos.... Recuerdo una conversaci¨®n con Vicen? Villatoro y Josep Miquel Garc¨ªa.... Yo les explicaba cosas y ellos se miraban el uno y al otro, poniendo cara de que su coraz¨®n sangraba por m¨ª, y al final concluyeron: "Hemos de hacer algo por este hombre...." Y luego nada, claro.
P. Pero Metr¨°nom aguanta.
R. Pues s¨ª. Gracias a la gente joven, que son el grueso de los asistentes a mis exposiciones.
P. ?Qui¨¦n es el tal Nil que da nombre a una de las salas?
R. Mi hijo menor.
P. Supongo que un workaholic excesivo como t¨² no se habr¨¢ conformado con un solo hijo y una sola esposa.
R. Pues no. Tengo tres esposas y cinco hijos. Primero me cas¨¦ con Carmen Godia, con la que tuve tres cr¨ªos. Anul¨¦ el matrimonio en Roma alegando agnosticismo radical y me cas¨¦ con Isabel de Pedro, con la que tuve otro hijo y de la que me separ¨¦, pero hemos seguido trabajando juntos en Metr¨°nom. Y por ¨²ltimo, Barbara Held, con la que hemos tenido a Nil.
P. Una vida llena de personas y de objetos.
R. No me quejo. Tengo casi 60 a?os, Metronom casi 20 y hago lo que me gusta.
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