La violencia en el tercer mundo no se resuelve con las f¨®rmulas de las sociedades desarrolladas
Las soluciones del primer mundo no sirven para los problemas del tercer mundo. Incluso pueden aumentar los niveles de violencia al intentar resolver conflictos, seg¨²n se?al¨® ayer Karen Colvald, de la Fundaci¨®n Guggenheim -entidad estadounidense que financia investigaciones sobre la violencia en todas sus variantes-, que critic¨® la aplicaci¨®n de modelos occidentales a problemas que azotan a pa¨ªses en desarrollo. Colvald destac¨® la reducci¨®n de los ¨ªndices de criminalidad en los Estados Unidos a cifras de la d¨¦cada de 1960 tras los niveles alcanzados en los a?os ochenta.
La representante de la Fundaci¨®n Harry Frank Guggenheim, entidad que hace 30 a?os comenz¨® a financiar desde Nueva York investigaciones sobre la violencia y la resoluci¨®n de conflictos, puso ayer en entredicho el enfoque occidental no s¨®lo de las soluciones que se alientan en los foros internacionales, sino de las ayudas que dirigen las acciones de las organizaciones no gubernamentales -desde M¨¦dicos Sin Fronteras a Save the Children- que, se?al¨®, act¨²an a menudo con modelos equivocados. "??n qu¨¦ ayuda a una persona en Sri Lanka que un psiquiatra de una ONG le diagnostique un shock postraum¨¢tico?", se?al¨®."Los que sufren los problemas son quienes tienen que solucionarlos", afirm¨® Colvald ayer en Valencia. Esta especialista en violencia pol¨ªtica critic¨® los modelos que alientan instituciones como la ONU, la OTAN o incluso el Banco Mundial que intentan aplicar moldes dif¨ªciles de encajar en sociedades radicalmente distintas de donde parten las soluciones. Por ello abog¨® por prestar atenci¨®n a quienes padecen los problemas, que son quienes podr¨¢n definir mejor las soluciones que proponene desde dentro. Bajo este prisma, los organismos internacionales quedar¨ªan descolocados, pero tendr¨ªan un importante papel que cumplir, seg¨²n Colvald: aportar "su dinero", imprescindible para dotar de medios a los planes de resoluci¨®n de conflictos.
La investigadora diferenci¨® conceptos como el nacionalismo y la violencia. "Los radicalismos pol¨ªticos o religiosos no generan violencia en s¨ª, pero pueden motivar conductas agresivas al confundir nacionalismo con privilegios o riquezas". Tambi¨¦n abord¨® la situaci¨®n de su pa¨ªs. Se refiri¨® al gran descenso de de los ¨ªndices de criminalidad alcanzado a finales de los a?os noventa, que se han situado a la altura de la d¨¦cada de 1960. Tras el pico que tuvo lugar en la d¨¦cada de los a?os 1980, que los investigadores relacionan con el aumento de uso de drogas, los registros de delincuencia han ido reduci¨¦ndose progresivamente hasta el momento. Los motivos de este descenso no est¨¢n claros para Colvald, por lo que esta cuesti¨®n se ha convertido en una prioridad para la fundaci¨®n Guggenheim. En cuelquier caso, esta experta en violencia cuestiona los argumentos oficiales que relacionan la reducci¨®n de actos violenctos con el aumento del rigor policial, la llamada tolerancia cero. Colvald se niega a creer que el aumento del rigor policial que castiga con dureza todo acto delictivo por peque?o que sea, especialmente en ciudades como Nueva York, sea la causa del descenso de violencia
Agresi¨®n, gen¨¦tica y ambiente
El peso de los genes s¨®lo est¨¢ detr¨¢s del 30% de las conductas agresivas, seg¨²n se?al¨® ayer el profesor de psicolog¨ªa de la Universidad de Conneticutt (Estados Unidos), Stephen Maxxon, que present¨® una ponencia sobre genes y violencia.El resto corresponde a la influencia de los factores ambientales, que son los m¨¢s determinantes "frente a lo que la mayor¨ªa de la gente piensa", puntualiz¨®.
Maxxon se?al¨® que hasta el momento los estudios practicados en ratones han identificado genes que tienen un papel importante en los comportamientos violentos. El investigador dijo que la secuenciaci¨®n del mapa gen¨¦tico humano presentada recientemente permitir¨¢ observar si los mismos genes tienen un efecto similar en los humanos.
El investigador estadounidense defendi¨® la experimentaci¨®n con estos peque?os mam¨ªferos ya que su corto periodo de gestaci¨®n y su elevada fecundidad permiten con m¨¢s facilidad que en otras especies realizar estudios de comportamiento de distintas generaciones en relativo poco tiempo.
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