SOS: Madrid en busca de un alcalde ilustrado
Los autores piden a la oposici¨®n municipal que busque un candidato a regidor que consiga el voto de quienes no quieren seguir avergonz¨¢ndose del alcalde actual.
Las recientes declaraciones del alcalde ?lvarez del Manzano sobre la violencia en las parejas de hecho desbordan los l¨ªmites de lo probable. "?Madrid no se merece esto!", hemos exclamado muchos mientras los peri¨®dicos hac¨ªan inventario de las barbaridades que a lo largo de sus a?os de mandato ha ido espolvoreando el alcalde, la oposici¨®n le criticaba con dureza y algunos miembros de su propio partido, el PP, pasaban verg¨¹enza ajena.?nicamente Manuel Fraga ha salido en defensa de las tesis "estad¨ªsticas" de Manzano convirti¨¦ndolas, con su sola intervenci¨®n, en un completo sarcasmo. Fraga sabe que la protecci¨®n legal de la mujer contra las pulsiones homicidas de su c¨®nyuge ha mejorado mucho desde sus tiempos de ministro de Informaci¨®n y Turismo. En aquel entonces, y hasta 1967, el asesinato de la mujer sorprendida en adulterio por su esposo era castigado por el C¨®digo Penal vigente con seis meses de destierro. Lo que hac¨ªa relativamente m¨¢s segura, aunque mal vista, la pareja de hecho: al menos en este caso, sobre el homicida podr¨ªa caer todo el peso de la ley. Que parece, por cierto, en este asunto la menor de las preocupaciones de Fraga.
A todo esto, la izquierda madrile?a, tras su derrota en las elecciones municipales de 1999, a¨²n no sale de su asombro. Y mientras unos se consuelan esperando que el PP no vuelva a presentar el mismo candidato a la alcald¨ªa en los pr¨®ximos comicios, otros especulan sobre qui¨¦n ser¨¢ la candidata que encabece la lista del PSOE para opon¨¦rsele.
No es necesario insistir en que Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano no es precisamente del ala m¨¢s centrista del PP; tampoco del sector m¨¢s pragm¨¢tico, que reh¨²ye el enfrentamiento cuando puede. No. Al regidor madrile?o le gusta dar testimonio de su integrismo siempre que tiene ocasi¨®n y parece deleitarse en hacerlo tanto m¨¢s cuanto m¨¢s macabra sea la oportunidad que se le presente. De modo que el incendio de un poblado de chabolas o el asesinato de una mujer a manos de su pareja son momentos ideales en los que le resulta insoportable la idea de autocontrolarse. Cae en trance y la m¨¢quina de los desprop¨®sitos ultras que lleva dentro se le desmanda. Pero siempre con el mismo mensaje de fondo: "Quien mal anda, mal acaba". Y, si es posible, dicho con el cad¨¢ver caliente o a pie de incendio; es decir, a?adiendo el escarnio a la agresi¨®n o a la ofensa.
El alcalde es tan aut¨¦ntico en esto que si cuenta en privado lo mal que lo pas¨® hace seis a?os, cuando el Manzanares inund¨® la M-30 y sus aguas cubrieron unas docenas de coches, concluye dando gracias al cielo porque ese d¨ªa no hubiera ning¨²n muerto en Madrid, olvid¨¢ndose de una mendiga que fue arrastrada aguas abajo. En sus particulares estad¨ªsticas, pues, las mujeres que mueren asesinadas no hubieran corrido esa suerte dentro del matrimonio y los mendigos no se computan ni como cad¨¢veres. De ah¨ª que cuando se habla de ?lvarez del Manzano la mayor¨ªa de los enfoques resulten inadecuados. Porque no se trata de que sea mejor o peor alcalde, lo suyo es otra dimensi¨®n, propia de la amenaza de Andr¨®meda. No es que sea el amante de los t¨²neles y de los aparcamientos subterr¨¢neos, como cre¨ªamos algunos ingenuamente; ni siquiera un apasionado de los bolardos en las aceras o de los chirimbolos por las esquinas, como advert¨ªan nuestros amigos urbanistas; tampoco el enamorado de los suelos de granito, de los derribos de edificios singulares o de las mamparas antisuicidio, como creyeron descubrir los resentidos de siempre. El alcalde Manzano es, fundamentalmente, un caso patol¨®gico de insensibilidad ante el dolor ajeno, que gusta de meter el dedo en el ojo afligido por un morat¨®n.
Un b¨¢rbaro, en definitiva, por encima de cualquier definici¨®n ideol¨®gica. Incapaz de comprender o de asimilar eso que Adam Smith llamaba el "movimiento espont¨¢neo de la compasi¨®n".
Madrid no puede seguir con un alcalde semejante. Y, puesto que el PP tiene la legitimidad democr¨¢tica para gobernar la ciudad hasta 2003, a ¨¦l es a quien hay que reclamar que fuerce la renuncia de ?lvarez del Manzano y lo reemplace por otro de los miembros de su grupo municipal.
Eso ya ser¨ªa un importante cambio para Madrid. Aunque para conseguir el alcalde que muchos anhelamos haya que esperar hasta 2003 y confiar en que, para entonces, la izquierda madrile?a sea capaz de oponer al candidato del PP una figura que a¨²ne en torno suyo una amplia mayor¨ªa social. Para lo que, sin duda, es necesario que PSOE e IU abran los procesos de selecci¨®n de candidatos hacia el mundo exterior. Y no porque en su seno no existan personas capaces de afrontar el reto y ganarlo, sino porque los procesos endog¨¢micos de selecci¨®n que tan tard¨ªamente ha descubierto Felipe Gonz¨¢lez impiden que sea candidato o candidata el mejor o la mejor.
Pero, aunque as¨ª fuera, y dada la composici¨®n social de Madrid, podr¨ªa resultar imposible la tarea de ganarle las elecciones a ?lvarez del Manzano si no se cambia el enfoque tradicional.
De modo que estamos ante una situaci¨®n de verdadera emergencia. De ¨¦sas que exigen soluciones de emergencia tambi¨¦n. Por lo que ser¨ªa de agradecer el que las organizaciones de la izquierda madrile?a, as¨ª como sus diversas tendencias y sensibilidades, renunciaran a cualquier intento de imponer, aunque sea por la v¨ªa democr¨¢tica, a un candidato de "los suyos"; es decir, af¨ªn a su sector pol¨ªtico. Pues lo importante para la mayor¨ªa de los ciudadanos no es que sea "guerrista" o "renovador", "ortodoxo" o dialogante, sino si puede ser percibido como patrimonio com¨²n de gente muy diversa.
Para lo que deber¨¢ estar dotado de un conjunto de virtudes que est¨¢n escandalosamente ausentes en el alcalde actual y que conforman una personalidad ilustrada, solidaria e integradora; es decir, alguien instruido, prudente y discreto en sus manifestaciones p¨²blicas; que sea capaz de comprender la amplitud y complejidad de los problemas que aquejan a una gran urbe contempor¨¢nea; que sepa que la mujer tiene los mismos derechos que el hombre y que cada persona tiene derecho a organizar su mundo afectivo libremente; que crea en los valores constitucionales b¨¢sicos y los respete (no que se vea "obligado a respetarlos"); que vea la inmigraci¨®n como lo que es, un fen¨®meno imparable, y que las fricciones que origina s¨®lo podr¨¢n resolverse con amplitud de miras, con la sensibilidad social y cultural m¨ªnima que se le puede exigir a un gobernante en una sociedad como la nuestra; que sepa que, aunque elegido democr¨¢ticamente, o precisamente por eso, nunca podr¨¢ permitirse insultar a un sector de la sociedad.
Que, por concretar al m¨¢ximo, re¨²na cualidades de los dos ¨²ltimos alcaldes socialistas de Barcelona, pero tambi¨¦n de otros que, sin serlo, han manifestado su respeto por la ciudad (recuperaci¨®n de Bilbao y creaci¨®n del Gugenheim) o por la pluralidad (Jos¨¦ Luis Cuerda y su registro de parejas de hecho en el Ayuntamiento de Vitoria).
Insistimos. Madrid necesita un alcalde ilustrado. A los partidos de la oposici¨®n y a las organizaciones preocupadas por los problemas de la ciudad corresponde encontrar un candidato que pueda concitar en su momento el voto de todos los que no quieren seguir avergonz¨¢ndose de su alcalde. Y, aunque las elecciones municipales est¨¢n a¨²n muy lejos, no es una tarea que pueda descubrirse so pena de que volvamos a ser v¨ªctimas de alguna de las "bromas" a las que los partidos de la izquierda tienen acostumbrados a sus sufridos votantes cuando "endog¨¢micamente" eligen a sus candidatos.
Para ello hay que prepararse, sin esperar a que el PP decida si pone a Manzano fuera de la circulaci¨®n pol¨ªtica o si, por el contrario, cree que sigue siendo su mejor candidato a alcalde. Aunque los que no votamos al Partido Popular le agradeci¨¦ramos sinceramente el que no lo presentase de nuevo en las pr¨®ximas elecciones.
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