La Academia de las Ciencias de EE UU respalda el uso de semillas transg¨¦nicas
La instituci¨®n considera esta tecnolog¨ªa un arma crucial contra el hambre
La Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, junto con seis instituciones de otros pa¨ªses, hizo p¨²blico ayer un documento en el que respalda el uso de transg¨¦nicos para combatir el hambre y la pobreza en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Los cient¨ªficos piden un mayor respaldo de los Gobiernos a este tipo de cultivos, cuyo impacto puede resultar crucial para los 800 millones de personas que viven en estado de malnutrici¨®n.
El documento asegura que los transg¨¦nicos pueden ser una de las respuestas a las necesidades alimentarias de una poblaci¨®n mundial que alcanzar¨¢ los 8.000 millones en 2030 y subraya que el debate sobre este tipo de productos no tiene las mismas repercusiones en los pa¨ªses ricos, que pueden suplir su demanda por otros medios, que en los pobres, donde se trata de un asunto de vida o muerte. El informe, titulado Los transg¨¦nicos y la agricultura mundial, ha sido respaldado por la Royal Society de Londres, las Academias de China, M¨¦xico, India y Brasil y la Academia de Ciencias del Tercer Mundo. Se puede consultar en la p¨¢gina web de la instituci¨®n norteamericana. (www.nas.edu).
"Se deben tomar medidas para establecer unas pr¨¢cticas agr¨ªcolas que puedan satisfacer las necesidades de una poblaci¨®n en crecimiento y no da?en los recursos naturales. Los transg¨¦nicos, junto con otros descubrimientos, deber¨ªan ser utilizados para aumentar la producci¨®n de alimentos b¨¢sicos, mejorar el rendimiento y reducir el impacto de estos cultivos sobre el medio ambiente", reza el informe. Los productos modificados gen¨¦ticamente podr¨¢n almacenarse mejor, ser¨¢n m¨¢s resistentes a las plagas, por lo que disminuir¨¢n el uso de insecticidas, y podr¨¢n utilizarse en terrenos salinos o alcalinos, aseguran los cient¨ªficos.
Tambi¨¦n toman en cuenta la inquietud que despiertan los transg¨¦nicos y piden mayor claridad sobre sus posibles riesgos. "Por ahora, se han plantado 30 millones de hect¨¢reas de cosechas transg¨¦nicas y no se han descubierto problemas de salud relacionados con su uso (...). Cualquier informaci¨®n sobre posibles alergenos y toxinas de plantas naturales debe estar a la disposici¨®n de los investigadores, de la industria, de los legisladores y del p¨²blico en general. Para facilitar este esfuerzo deber¨ªan crearse bancos de datos".
El documento ha sido recibido con escepticismo entre los sectores m¨¢s cr¨ªticos. La Asociaci¨®n de Cient¨ªficos Preocupados, una organizaci¨®n independiente con base en Washington, asegura: "Hay pocas razones para creer que la ingenier¨ªa gen¨¦tica ser¨¢ mejor que otras tecnolog¨ªas. En la mayor¨ªa de los casos la ingenier¨ªa se aplica a los cultivos que son importantes para los pa¨ªses desarrollados, no a las cosechas de las que dependen los pa¨ªses pobres".
Los cr¨ªticos aseguran tambi¨¦n que la postura de la Academia responde a una nueva operaci¨®n de relaciones p¨²blicas del sector agroalimentario norteamericano, que ve con inquietud el creciente malestar entre los consumidores ante la comida gen¨¦ticamente alterada.
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