UN H?ROE, PERO SIN D?LARES

Con la que est¨¢ cayendo en la Cuba de Fidel y la reducid¨ªsima fe popular en que la situaci¨®n escampe, la conducta que tuvo hace algunos d¨ªas en La Habana el vigilante Jes¨²s Fern¨¢ndez Curbelo s¨®lo puede calificarse de heroica. El pasado 1 de julio, Jes¨²s, quien trabaja como custodio en una farmacia para extranjeros situada en La Habana Vieja, se encontr¨® sobre el mostrador del establecimiento una bolsa que hab¨ªa dejado un turista. Como Cuba es como es, y el control es lo primero, Curbelo revis¨® de inmediato el objeto "sospechoso" -"no hab¨ªa ning¨²n material raro, arma, ni drogas, ni explosivos", dir¨ªa despu¨¦s- y, tras comprobar que no se trataba de una acci¨®n contrarrevolucionaria, el vigilante encontr¨® en el interior del bols¨®n 28.000 d¨®lares. Sin pens¨¢rselo dos veces ni reparar en los 72 a?os que carga sobre el lomo sali¨® como un loco al casco hist¨®rico y localiz¨® al despistado en el palacio de los Capitanes Generales. Para gracia o desgracia suya, el turista era argentino, y s¨®lo se le ocurri¨® agradecer aquel detallazo con la frase siguiente: "Ahora comprendo mejor por qu¨¦ el Che quiso tanto a Cuba". Curbelo ya ha contado su haza?a en televisi¨®n y algunos locutores oficiales lo han elevado a la categor¨ªa de "h¨¦roe laboral", si bien este criterio no es compartido por algunos. "Muchos dicen que soy un bobo", admite, "pero en verdad los p¨ªcaros son tontos. Si hubiera robado o escondido ese dinero, o parte de ¨¦l, no hubiera podido dormir tranquilo". El dicho popular ya est¨¢ en la calle. Dice: "Dulces sue?os, Curbelo".-