El petardazo de Jim¨¦nez
El Chava no encuentra explicaci¨®n a su decepcionante ascensi¨®n al Mont Ventoux
"Quer¨ªa, quer¨ªa y quer¨ªa, pero no pod¨ªa, no pod¨ªa...". Es toda la explicaci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez despu¨¦s de llegar el 54? al Mont Ventoux, a 10.57m de Marco Pantani. Es lo que dijo a su equipo y a su gente. Todo el mundo lo acept¨® como una explicaci¨®n l¨®gica, pese a lo il¨®gico que es. "El Chava es El Chava", es un eslogan que, pese a todo, sigue funcionando.El Banesto, igual que toda la afici¨®n espa?ola, est¨¢ acostumbrado a las espantadas de su genial ciclista. Hay una especie de fatalismo, una cautela previa. El Chava era el favorito para la etapa del Mont Ventoux primero porque es un gran escalador. En sus d¨ªas buenos, hay coincidencia en se?alar, s¨®lo Pantani es superior. Adem¨¢s, en la primera etapa monta?osa del Tour, subiendo Hautacam, el corredor de El Barraco, hab¨ªa mostrado una faceta de madurez que hab¨ªa dejado sorprendidos a casi todos. Y un tercer argumento a su favor era que el Mont Ventoux precisamente le hab¨ªa bendecido ya con la victoria hace un par de a?os. Como argumentos en contra, s¨®lo uno, pero devastador: la absoluta imprevisibilidad de Jim¨¦nez, su absoluta falta de compromiso con el sufrimiento, su car¨¢cter voluble, es decir, lo que hace a Jim¨¦nez ser El Chava: hoy muy bien, ma?ana muy mal, y sin raz¨®n aparente.
Nadie dudaba de entrada de Jim¨¦nez, pero, por si acaso, para ratificarse, al poco de salir ayer, cumplido el primer puerto de segunda, Eusebio Unzue, el director del Banesto, se acerc¨® a Jim¨¦nez y le adelant¨® sus planes. "?C¨®mo te ves?", le dijo. "Porque voy a poner a tirar a todo el equipo para que echen la fuga abajo y llegar con el pelot¨®n lanzado al pie del Ventoux". "Vale, vale", le dijo Jim¨¦nez. Y as¨ª fue. Todo el equipo se sacrific¨® y sufri¨®. Arrieta, que iba en la fuga, recibi¨® ¨®rdenes de pararse a esperar para que la locomotora Banesto funcionara a pleno rendimiento. Y as¨ª fue. Con la lengua fuera lleg¨® el pelot¨®n al pie del Ventoux, super¨® los falsos llanos y se intern¨® en el bosque de B¨¦doin, la zona m¨¢s dura, los ocho kil¨®metros entre con¨ªferas. La curva de Saint Esteve. El Mont Ventoux. Y cuando lleg¨® el momento, Jim¨¦nez no estaba all¨ª. El corredor de ?vila se hundi¨® en su propia miseria.
"No fue una p¨¢jara, no cog¨ª fr¨ªo, no pas¨¦ hambre. Quer¨ªa, quer¨ªa, quer¨ªa, pero no pod¨ªa, no pod¨ªa", explic¨® Jim¨¦nez, repiti¨¦ndose. Repitiendo la misma letan¨ªa de otras tantas veces.
Dicen que hay una caracter¨ªstica ¨²nica entre los campeones, un valor, un car¨¢cter que los diferencia de los mortales y del que Jim¨¦nez carece: la capacidad de sufrimiento. Hubo al principio del puerto, un poco m¨¢s tarde de la defecci¨®n de Jim¨¦nez, un momento en el que Pantani quiso, quiso y no pudo, no pudo. El italiano sufri¨®, apret¨® los dientes, apel¨® a su misteriosa fuerza interior, super¨® el mal momento y gan¨® la etapa. Tambi¨¦n Jalabert, uno que no es escalador, supo sufrir. Sufri¨® exactamente una hora y 58s, el tiempo que tard¨® en recorrer los ¨²ltimos 21 kil¨®metros.
De la misma escuela ciclista que Jim¨¦nez, la que lleva el nombre de ?ngel Arroyo, de Navaluenga, un pueblo vecino al suyo, sali¨® un corredor m¨¢s joven. Tiene 24 a?os y se llama Francisco Mancebo. Se cay¨® en una etapa del Giro del Trentino y perdi¨® varios dientes. Sin ellos y con el pelo rapado al cero (tuvo que curar heridas en la cabeza) corri¨® el Giro de Italia y gan¨® la etapa reina de la Ruta del Sur en la cima del Peyresourde. Con fundas de pl¨¢stico para tapar su sonrisa desdentada est¨¢ corriendo el Tour. Ayer se cay¨® al comienzo de la etapa, tuvo que cambiar de bicicleta y pasarse medio d¨ªa remontando. Empez¨® a cola de pelot¨®n a ascender el Ventoux. Al principio quer¨ªa, quer¨ªa y no pod¨ªa, no pod¨ªa. Apret¨® los dientes, sac¨® su caracter¨ªstica chepa de medio lado, pint¨® en su cara su rictus de sufrimiento y empez¨® a remontar. Termin¨® octavo, a 1.23s de Pantani. Octavo tambi¨¦n est¨¢ en la general. Tambi¨¦n es el mejor de los j¨®venes.
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