Beloki y la Madeleine, segunda revancha
Juan Fern¨¢ndez, conservador
Joseba Beloki y ella no pod¨ªan verse desde 1998. Fue un encontronazo brusco. Una tarde inolvidable. ?l iba camino de convertirse en el mejor joven del a?o, en el ganador del Tour del Porvenir. Lo ten¨ªa casi agarrado. S¨®lo le quedaba pasar el escollo de la Madeleine, 2.000 metros de altitud, vecina del Galibier y de Courchevel -las otras dos dificultades monta?osas de hoy-. Lo dem¨¢s, todo se presentaba despejado. Pero all¨ª se atasc¨® ¨¦l. A sus 25 a?os, encontr¨® ese punto negro que en mayor o menor escala persigue a un ciclista durante toda su carrera. Chistophe Rinero le pas¨® como una locomotora en el descenso y le dej¨® sin Tour, sin podio y sin nada.Hoy vuelven a encontrarse. La situaci¨®n es comparable. ?l tiene dos a?os m¨¢s, pero vuelve all¨ª para defender lo que puede ser el mayor logro de su carrera. Es otro Tour. El Tour grande. ?l no corre para ganarlo. Eso es una historia de otro mundo, y de otro continente. Pero s¨ª ans¨ªa todo lo que pueda llegar a partir de ah¨ª. ?Tercero? ?Segundo? ?l acude abierto a lo que suceda. Pero tiene que verse otra vez con ella. La Madeleine. Ella tampoco estar¨¢ con el mismo aspecto que en 1998. Hoy se prev¨¦ un d¨ªa fr¨ªo (unos cinco grados) aunque sin precipitaciones.
"Aquel d¨ªa hac¨ªa mucho fr¨ªo", recuerda. "Iba delante con Txema del Olmo . Nevaba en la cima y la bajada estaba muy mal. Nos quedamos helados. Entonces, Rinero nos atac¨®. Nos quedamos congelados, y en esas condiciones las piernas no dan vueltas". Beloki perdi¨® tantos minutos que ni siquiera pis¨® el podio en el Tour del Porvenir. Txema del Olmo s¨ª.
?Y ahora qu¨¦? ?Rememorar¨¢ hoy aquel mal rato que tanto le ha marcado? "No quiero acordarme de nada", contesta, con su sonrisa de medio lado, la misma que ense?aba antes de enfrentarse al Ventoux en su gran d¨ªa, el martes. Pero puede cumplir una doble revancha: olvidar el episodio del 98 y consagrarse en el Tour.
La Madeleine marc¨® a Joseba Beloki tanto como para, desde entonces, comedirse en sus ilusiones. Incluso demasiado. Cuando consigue algo, le ataca enseguida el miedo a perderlo. Un ejemplo reciente: se acord¨® de ella, de la Madeleine, precisamente el d¨ªa del Ventoux, cuando se encaram¨® al tercer puesto de la general. Cuando se supon¨ªa el d¨ªa m¨¢s feliz de su vida profesional. Entonces, ni ¨¦l ni su director, Juan Fern¨¢ndez, quer¨ªan ilusionar a nadie sobre la posibilidad de mantener la posici¨®n. Dos d¨ªas despu¨¦s, ayer, se dieron cuenta de que s¨ª. De que est¨¢ a su alcance, y que incluso Ullrich da alguna sensaci¨®n de debilidad. Beloki lleg¨® a pensar en el segundo puesto en la subida al Izoard. "S¨ª, pero yo tambi¨¦n iba un poquito mal. Al principio de la etapa no daba un duro por acabar aqu¨ª bien. Pero estoy contento", dijo m¨¢s tarde. As¨ª que las ilusiones sobre ¨¦l en el puesto del alem¨¢n fueron breves.
Por si fueran pocos sus recuerdos de la Madeleine, Juan Fern¨¢ndez le ha inculcado un sentimiento de aplacar sus impulsos y reservarse. "Fuerzas no hay muchas", dice el director del Festina, uno de los adalides del conservadurismo. "Muchos tratar¨¢n de defender y mantener el puesto. No habr¨¢ muchos que quieran atacar. Nosotros podemos pensar a partir de ahora en el podio". Es decir, lo que ya tienen. Su disc¨ªpulo sigue las mismas pautas. "Ir¨¦ a reservarme", anuncia. El Festina todav¨ªa no tiene claro por qui¨¦n apuesta. Fern¨¢ndez juega una doble baza, la de Beloki y la del franc¨¦s Christophe Moreau. Se le presenta una situaci¨®n similar al Tour de 1996, con Rominger y Olano como col¨ªderes del Mapei, en excelentes posiciones durante buena parte de la carrera, aunque al final no acertaron a rematar.T¨¢cticas al margen, a Joseba Beloki s¨®lo le preocupa un asunto. Tiene una fisura en la mu?eca izquierda como r¨¦mora de una ca¨ªda en la etapa del Mont Ventoux y le molesta. "Estoy triste por eso, porque tengo miedo de que me pueda afectar. Pero no es nada. La dem¨¢s gente tampoco est¨¢ bien", asegura antes de afirmar que la etapa de hoy ser¨¢ "clave" y que le gustar¨ªa "hacerlo bien". Es l¨®gico. Hay una historia detr¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.