Un gran Fassbinder
Rainer Werner Fassbinder, autor de culto de los setenta y primeros ochenta, muerto a los 36 a?os en 1982, ha empezado a diluirse en una especie de extra?o olvido en el pasado y quiz¨¢, por eso mismo, podamos empezar a mirarlo como a un cl¨¢sico. Quedan sus obras, especialmente sus pel¨ªculas, que en el recuerdo, a veces enga?oso, relucen como farolillos rojos. Por menjar-se ¨¤nima, gui¨®n cinematogr¨¢fico y luego obra teatral, es una muestra de ese talento que nos est¨¢ exigiendo una revisi¨®n urgente, porque la pieza, sobre la xenofobia, aunque quiz¨¢ m¨¢s sobre el amor, las filias imposibles, es de una vigencia absolutamente enternecedora.Una mujer ya mayor huyendo de la lluvia entra un buen d¨ªa en un bar en el que recalan inmigrantes marroqu¨ªes. Por pura casualidad conoce a uno de ellos, 20 a?os m¨¢s joven, y acaban enamor¨¢ndose. No es amor pasi¨®n. Va m¨¢s all¨¢. Conviven juntos, se casan, lo que comparten es su soledad, la necesidad de afecto, m¨¢s caricia que sexo. Y lo que encuentran es el rechazo social, en el trabajo, en el barrio, en la familia. Los protagonistas, ella por demasiado mayor, ¨¦l por extranjero (lo que en otros idiomas puede ser un concepto de connotaciones m¨¢s excluyentes que en los nuestros), son seres proscritos para el amor.
Por menjar-se ¨¤nima
De Reiner W. Fassbinder. Versi¨®n: Ramon Farr¨¨s y Theres Moser. Direcci¨®n: Carme Portaceli. Int¨¦rpretes: Pepa L¨®pez, Nacho Fresneda, David Bag¨¨s, Gabriela Flores, Llu?sa Castell, Albert P¨¦rez, Laura Jou. Escenograf¨ªa: Paco Azor¨ªn. Vestuario: Antonio Belart y Emma Escolano. Iluminaci¨®n: Maria Dom¨¨nech. Nou Tantarantana. Barcelona, 15 de julio.
A Por menjar-se ¨¤nima tal vez le pese, teatralmente, la estructura cinematogr¨¢fica: demasiados lugares, muchos cambios de escena. Pero es indudable que el discurso esc¨¦nico y narrativo es ejemplar hasta que la pareja proscrita, acorralada por todos, decide irse de vacaciones, simplemente huir, ocultar la cabeza como el avestruz. La historia es de una belleza y una sensibilidad infrecuentes. Luego, con el regreso y los estertores de la historia, Fassbinder explicita demasiado lo que ya mucho antes era evidente. Demasiados finales para una historia demasiado redonda. No creo que a Fassbinder le importara hoy cortarla media hora antes.
Carme Portaceli, que se ha convertido en defensora de la mejor dramaturgia alemana, hace con ¨¦ste uno de sus grandes trabajos. Ha tenido la suerte de que Antonio Belart y Emma Escolano (figurinistas) hayan cuadrado los personajes con el vestuario, y de haber contado (como en Contra l'oblit) con Paco Azor¨ªn como escen¨®grafo, creador de un espacio esc¨¦nico tan sencillo como eficaz, apto para los rapid¨ªsimos cambios casi cinematogr¨¢ficos. Y ha tenido la suerte, sobre todo, de contar con una magn¨ªfica Pepa L¨®pez en el papel de la madura enamorada Emmi, trabajo impecable, y con Nacho Fresneda, un descubrimiento, en el papel de Al¨ª. David Bag¨¨s, Gabriela Flores, Llu?sa Castell, Albert P¨¦rez y Laura Jou, asumiendo una verdadera nebulosa de papeles, logran darle a Por menjar-se ¨¤nima el ritmo adecuado. En conjunto, quiz¨¢ el trabajo m¨¢s interesante, en el fondo y en la forma, que ha podido verse hasta ahora en el Grec.
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