La temperamental Dolora Zajick cierra el a?o de conciertos del Real
Las tres voces femeninas que han participado en el ciclo de conciertos l¨ªricos de esta temporada en el Teatro Real representan tres maneras emblem¨¢ticas de acercamiento a la ¨®pera. Mirella Freni es la imagen de la musicalidad, del instinto mel¨®dico; es, por as¨ª decirlo, una voz para Puccini. Edita Gruberova encarna los valores del virtuosismo, de la pirotecnia t¨¦cnica; es una voz para Donizetti. Dolora Zajick es la expresi¨®n de la cantante-fuerza, del temperamento; es la voz para Verdi. Las tres tienen sus admiradores apasionados y sus detractores, lo que es una garant¨ªa contra el pensamiento ¨²nico aplicado al arte l¨ªrico. El ciclo de conciertos l¨ªricos ha tenido por esta circunstancia una muy estimable componente did¨¢ctica, reforzada incluso por la actuaci¨®n del elegante y estupendo bar¨ªtono wagneriano James Morris.
Zajick cerr¨® el viernes el ciclo de conciertos l¨ªricos de la temporada junto a la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid, cantando obras de Gluck, Saint-Sa?ns, Donizetti, Mussorgski, Chaikovski y Verdi. Es una cantante que se hace querer desde su empuje primitivo. Es una fuerza de la naturaleza, con su espectacular registro grave y su coraje en los agudos. No es una cantante de las consideradas refinadas. Utilizando un s¨ªmil futbol¨ªstico, ser¨ªa la centrocampista de una selecci¨®n de Clemente y nunca de una de Valdano. Zajick engancha por su entrega casi salvaje, por su pasi¨®n.
Se luci¨® con gran poder¨ªo en los fragmentos de Verdi y bastante menos en el de Gluck, e incluso en el de Saint-Sa?ns; estuvo primorosa en Donizetti y sac¨® a la luz su faceta m¨¢s sutil en Mussorgski y Chaikovski.
Antonello Allemandi demostr¨® conocer el oficio de concertador, al frente de una efectiva Sinf¨®nica de Madrid. Sus acompa?amientos a la cantante fueron m¨¢s meticulosos que las oberturas instrumentales.
El concierto entusiasm¨® a la mayor¨ªa y dej¨® una sensaci¨®n de indiferencia en los que no comparten una forma de canto a veces poco exquisita, pero no por ello menos aut¨¦ntica.
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