Humanidades y ciencia
?C¨®mo estar en contra de que nuestros estudiantes sepan utilizar correctamente el castellano, conozcan la historia de Espa?a, tengan nociones del lat¨ªn y otros loables deseos? En resumen: ?es que alguien defiende las in-humanidades? Cuando una opci¨®n no tiene alternativa es que la pregunta est¨¢ mal planteada. Y a mi entender detr¨¢s del debate hay dos cosas, una obvia, otra menos evidente pero m¨¢s importante.La obvia es poner firmes a las CCAA que se han desmandado en el uso de sus competencias. El informe de la Academia de la Historia me emociona tan poco como a otros muchos y denunciar a estas alturas el "sociologismo" o "economicismo" de la historia es tan extempor¨¢neo como denunciar el "historicismo" de la sociolog¨ªa. Pero mas all¨¢ de la mala ejecuci¨®n, el proyecto de la Academia (y de la ministra y del Gobierno, por su orden) es imprescindible. Y para ejemplificarlo basta una an¨¦cdota.
Tengo delante de mi el examen de historia de selectividad de Catalu?a preparado por el Consejo Interuniversitario de la Generalitat. La opci¨®n A tiene como tema de comentario el Mensaje a la Reina Regente de 1888 en el que se solicitaba que Catalu?a sea se?ora del gobierno interior de su casa, para lo que las Cortes Catalanas deben votar la cantidad a transferir a los gastos generales de Espa?a, la lengua catalana debe ser la ¨²nica lengua oficial de Catalu?a, el Jefe del Estado de Espa?a debe jurar en Catalu?a sus Constituciones fundamentales, y un largo etc¨¦tera. Al estudiante se le anima a comentar el proceso de recuperaci¨®n de la cultura catalana. Pod¨ªan haber elegido otro pero no deja de ser un texto importante de la historia de Espa?a aunque ya es casualidad que coincida con el proyecto soberanista de CiU. Pero es que la opci¨®n B no deja escapatoria al estudiante, y esta vez se trata de la alocuci¨®n de Franco del 17 de julio de 1936, con notorias alusiones a la Revoluci¨®n Catalana, la que debe comentar.
De modo que, mas all¨¢ de mis pocas simpat¨ªas intelectuales por la Academia, uno no puede dejar de darle la raz¨®n, mayormente por lo pesadas y aburridas que son algunas comunidades aut¨®nomas en el abuso de la historia y siempre que no acabemos sustituyendo una pesadez por otra. Para Historia Sagrada me quedo con la Biblia; es la de verdad y, literariamente, mucho mas imaginativa.
Pero puesto que los discursos rara vez son inocentes, este de las humanidades trae otra cola, y es la de suscitar una vez m¨¢s el debate de las dos culturas, a costa, como siempre, de la cient¨ªfica. Pues si las humanidades son la historia o la lengua, se sobreentiende que la fisica o las matem¨¢ticas son, ahora s¨ª, in-humanidades (lo que, por ejemplo, implica llevarse la ciencia a un ministerio separado del de educaci¨®n o universidades). Que yo sepa este es el pa¨ªs del Que inventen ellos y el de la tiran¨ªa de los laboratorios, por citar a dos cl¨¢sicos; el pa¨ªs que jam¨¢s ha tenido ciencia y la ha despreciado o incluso perseguido; el que sigue gastando en I +D menos de la mitad que sus vecinos; el mismo en el que la mayor¨ªa de los estudiantes eligen precisamente carreras de humanidades. Un pa¨ªs que ha tenido y tiene excelentes fil¨®logos, historiadores o juristas por no decir novelistas o poetas, pero pocos qu¨ªmicos o ingenieros y cuando tiene alg¨²n f¨ªsico prometedor este acaba de Secretario General de la OTAN, actividad muchos menos ¨²til para la humanidad. En fin, que das una patada en el suelo y sale una docena de humanistas pero necesitas linterna para encontrar alg¨²n cient¨ªfico. Puede que me est¨¦ dejando empujar por cierta man¨ªa a llevar la contraria pero, ?de verdad necesitamos aun m¨¢s humanidades? S¨¦ que es una boutade, pero si sustituyeramos la historia, siempre discutible y siempre sagrada, por la ciencia, casi el ¨²nico lenguaje universal que conozco, ?no contribuir¨ªamos m¨¢s a racionalizar actitudes y sentimientos? Sospecho que, m¨¢s que preocuparnos por la ciencia de las humanidades deber¨ªamos ocuparnos de las humanidades de la ciencia, es decir, del futuro, tarea de todos, y no del pasado que, ese s¨ª, es tarea de historiadores.
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