Madrazo, gobernador de Tabasco, rechaza la nueva direcci¨®n del PRI y lidera una sublevaci¨®n
Sumido en el desgarro desde la p¨¦rdida de la presidencia de M¨¦xico, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) intenta el agrupamiento, pero, lejos de haberlo conseguido, cobra fuerza la dispersi¨®n. El gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo, rechaz¨® la autoridad del nuevo Comit¨¦ Ejecutivo Nacional y acaudilla una corriente contra los hombres del jefe de Gobierno, Ernesto Zedillo. La modernizaci¨®n pretendida no surgir¨¢ "de unos cuantos expertos chapucheros", advierte el gobernador. Sus rivales responden que menos ser¨¢ posible si la lideran Madrazo y las momias de la vieja guardia.La derrota electoral del 2 de julio -la conclusi¨®n de una hegemon¨ªa de 71 a?os- ha desencadenado una crisis interna imposible de disimular pese al nombramiento de una nueva comisi¨®n directiva, y la precaria permanencia al mando de Dulce Mar¨ªa Sauri, desbordada por los choques entre notables. "Hoy M¨¦xico est¨¢ roto: es urgente volver a unir sus partes", subraya Madrazo, derrotado por Francisco Labastida, ex ministro de Interior de Zedillo, en las primarias que, en noviembre del pasado a?o, designaron al candidato presidencial del PRI. "Es necesario reconstruir sus liderazgos, es necesaria la reconciliaci¨®n para formular un nuevo pacto pol¨ªtico y social", agrega el documento que apadrina Madrazo, titulado: La alternativa pri¨ªsta: reforma democr¨¢tica integral o gatopardismo fulminante.
Ninguna de las facciones en disputa han logrado hasta ahora hacerse con el control de un movimiento que, pese a todo, cuenta con el mayor n¨²mero de esca?os en el Congreso, 21 de los 31 gobiernos estatales, y una mir¨ªada de organizaciones y sindicatos. Labastida y Di¨®doro Carrasco, actual titular de Interior, y un grupo de bur¨®cratas y gobernadores, son las cabezas visibles de los llamados renovadores, contrarios a la entrada de los denominados dinosaurios en los ¨®rganos de direcci¨®n. El grado de intervenci¨®n del Estado en el funcionamiento de la econom¨ªa y la dedicaci¨®n del Gobierno a las disciplinas de los principales indicadores, pese a sus costes sociales, enfrentan a unos y otros.
Democracia o corporativismo
Siete de los 21 gobernadores est¨¢n con Madrazo, y los otros se dividen en dos grupos. El pugilato prosigue. Apenas hab¨ªa terminado Sauri de mencionar a los nueve integrantes del Comit¨¦ Ejecutivo Nacional de transici¨®n, cuando se escuch¨® un grito de protesta: "?Puros amigos!". El gobernador de Tabasco siente que el PRI ha sido despojado por su direcci¨®n federal. "La soluci¨®n es muy clara: devolvamos el partido a sus due?os: a la base de militantes y simpatizantes. No le tengamos miedo a la democracia. Esta es la hora de M¨¦xico y lo entendemos o la marea de la nueva realidad nos pasar¨¢ por encima". El problema es que el t¨¦rmino democracia no es interpretado por igual, y los renovadores temen que Madrazo regrese a las viejas pr¨¢cticas corporativistas.El debate interno es inevitable a juzgar por la sostenida p¨¦rdida de votos del PRI en las elecciones generales de 1988, 1994 y 2000; retroceso que Madrazo atribuye a pol¨ªticas gubernamentales alejadas de la gente, a la tecnocracia, y la toma de decisiones entre bastidores. "Miles y miles de ciudadanos se hartaron de la simulaci¨®n, la cerraz¨®n de espacios reales de participaci¨®n y la defensa ciega de pol¨ªticas y decisiones impopulares. Miles y miles de pri¨ªstas se han cansado tambi¨¦n de llevar a cuestas las carreras pol¨ªticas de arribistas y simuladores", asegura. Madrazo sostiene que m¨¢s que el Comit¨¦ Ejecutivo Nacional importa el Consejo Pol¨ªtico Nacional, integrado por 300 personas. "El segundo mando y el primero debe obedecer. As¨ª no ha sido. As¨ª debe ser".
El partido fundado en 1929 obtuvo en 1988 el 50,3% de los votos a la presidencia del Gobierno; el 48,3% en 1994 y el 35,7% el pasado 2 de julio. En 1988, los 31 Estados y el Distrito Federal eran gobernados por el PRI; seis a?os despu¨¦s eran 29, y actualmente son 21. El PRI sum¨® el 51,2% de los votos para la C¨¢mara de Diputados y el 50,8% para el Senado en 1988; el 52,7% y el 60% en 1994, y el 36,5% y 36,3%, respectivamente, en las elecciones de este mes. Su defunci¨®n, sin embargo, dista mucho de haber llegado. "De hecho, el verdadero capital pol¨ªtico del PRI reside en su pragmatismo", subraya el analista Jaime S¨¢nchez Susarrey.
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