Hendricks cree que "la m¨²sica es necesaria para hacernos mejores"
La soprano norteamericana actu¨® ayer en el Kursaal donostiarra
La trayectoria de Barbara Hendricks (Arkansas, 1948) trasciende lo meramente art¨ªstico. Ha sabido conciliar su eclecticismo musical como cantante de ¨®pera y espirituales con la dedicaci¨®n a las causas humanitarias. Hendricks, premio Pr¨ªncipe de Asturias 2000, sintetiz¨® esta filosof¨ªa en una sola frase horas antes de su concierto en el Kursaal de San Sebasti¨¢n. "La m¨²sica", dijo, "es necesaria para hacernos mejores seres humanos".
La soprano norteamericana tiene en la versatilidad su mejor aliada. En m¨¢s de dos d¨¦cadas en los escenarios ha demostrado que se desenvuelve con la misma soltura en g¨¦neros tan dispares como la ¨®pera, el gospel, el jazz o los espirituales. En el concierto que ofreci¨® ayer junto a la coral de Nueva Orleans The Moses Hogan Singers, se refugi¨® en sus or¨ªgenes y cant¨® a capella. Hendricks naci¨® en la localidad sure?a de Stephens, en el seno de una familia humilde. Su padre, pastor metodista, le inculc¨® desde ni?a la pasi¨®n por la m¨²sica de la cultura afroamericana. Cultiv¨® el gospel y los espirituales en el coro de la iglesia del barrio, m¨²sicas a las que prest¨® ayer su voz. Horas antes del recital se?alaba: "Cada espectador debe sacar su propio mensaje. Pero los espirituales son la m¨²sica de los esclavos negros, una m¨²sica de esperanza. Abrazaron el cristianismo porque en la crucifixi¨®n vieron un reflejo de sus propios sufrimientos, y en la resurrecci¨®n, la esperanza de que alg¨²n d¨ªa desaparecer¨ªan".
La soprano no profesionaliz¨® su vocaci¨®n hasta que se diplom¨® en Qu¨ªmica y Matem¨¢ticas. Fue entonces cuando un abogado descubri¨® su voz, le ofreci¨® la posibilidad de estudiar canto en la Juilliard School de Nueva York y le abri¨® las puertas del estrellato internacional. Tuvo como maestra a la mezzosoprano Jennie Tourel y recibi¨® clases magistrales de Maria Calas. Su completa formaci¨®n le permiti¨® debutar en 1974 en la ?pera de San Francisco con La coronaci¨®n de Popea, g¨¦nero del que se ha alejado ¨²ltimamente. La artista, exigente consigo misma, desvel¨® la raz¨®n: "Amo la ¨®pera", confes¨®, "me encanta actuar y meterme en la piel de otra persona. Pero hoy es muy dificil mantener la calidad; la ¨®pera es cara y se reducen los ensayos. Yo s¨®lo me involucro en las que s¨¦ que se va a trabajar seriamente".
Hendricks, que ha trabajado con Karajan, Maazel, Metha y Bernstein, entre otros, no encarna al prototipo de artista altiva. De hecho, parece sentirse m¨¢s c¨®moda entre la gente de la calle que en medio de la vor¨¢gine que rodea a los grandes de la m¨²sica. Se presta a actuar con la misma ilusi¨®n en los grandes auditorios que en peque?as salas de pa¨ªses que s¨®lo manchan las p¨¢ginas de los peri¨®dicos cuando salta el conflicto. "Mi p¨²blico", dijo ayer, "est¨¢ en todas partes. Ser artista no es s¨®lo grabar discos o dar conciertos, es tambi¨¦n llevar a todas partes el mensaje de que la m¨²sica es necesaria para hacernos mejores seres humanos".
Para Hendricks, el arte no puede entenderse como puro entretenimiento, tiene que "tener una dimensi¨®n humana", que ella practica tambi¨¦n fuera de la m¨²sica. Desde 1987 es embajadora del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y trabaja como colaboradora de la Unesco y el Consejo de Europa. Sus labores en defensa de los derechos humanos le confieren autoridad para afirmar: "La comunidad internacional no hace lo suficiente para evitar las crisis humanitarias ni para reconciliar a las poblaciones". Lo dice alguien que rechaza que los "artistas tengan mayor responsabilidad c¨ªvica que el resto de ciudadanos".
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