27.000 japoneses piden el cierre de la base a¨¦rea de EE UU en Okinawa

Okinawa puso ayer en un serio aprieto al Gobierno japon¨¦s en v¨ªsperas de la apertura de la cumbre del G-8. M¨¢s de 27.000 personas de toda edad y condici¨®n se congregaron en torno a la base a¨¦rea de Kadena, en la costa oriental de la isla, la mayor instalaci¨®n militar de Estados Unidos en Jap¨®n y en toda Asia, para pedir su cierre y la reducci¨®n de efectivos. A las dos de la tarde, bajo una asfixiante temperatura soportada con sombrillas y toallas, hombres y mujeres, ancianos, j¨®venes y ni?os, as¨ª como algunos minusv¨¢lidos, formaron un cintur¨®n humano con las manos y lograron cerrar el per¨ªmetro de la base, cerca de 17 kil¨®metros.

Lo hicieron tres veces en un plazo de una hora. No hubo incidentes y la presencia policial fue discreta. La concentraci¨®n hab¨ªa sido organizada por dos movimientos pacifistas locales, animados por otra manifestaci¨®n contra las bases que reuni¨® la semana pasada en Naha, capital de Okinawa, a 10.000 personas para protestar por el intento de violaci¨®n de una adolescente por un soldado norteamericano.Washington pidi¨® p¨²blicamente disculpas y decidi¨® imponer la ley seca y suspender los permisos nocturnos durante un tiempo a los 25.000 hombres que tiene desplegados en Okinawa, m¨¢s de la mitad del total de sus efectivos en Jap¨®n.

"Si permitimos la existencia de las bases estamos permitiendo la guerra", dijo ayer uno de los organizadores. "No queremos que se vuelva a repetir la tragedia", agreg¨®. La isla de Okinawa fue escenario de la ¨²nica batalla terrestre entre japoneses y norteamericanos meses antes del final de la ¨²ltima guerra mundial. M¨¢s de 250.000 muertos, muchos de ellos civiles, es el c¨¢lculo aproximado de las bajas que caus¨® la contienda.

Bill Clinton, el primer presidente de EE UU que viaja a la isla, la m¨¢s meridional del pa¨ªs, tendr¨¢ hoy oportunidad de pulsar el recuerdo cuando visite el Parque de la Paz, construido en memoria de las v¨ªctimas de la famosa Batalla de Okinawa, que algunos directores de cine han llevado a la pantalla.

Okinawa, que form¨® parte de un reino hasta el siglo XIX cuando en la ¨¦poca Meiji (1868-1912) pas¨® a manos japonesas, fue ocupada por Estados Unidos en 1945. Tuvieron que pasar casi cuatro d¨¦cadas de control administrativo norteamericano hasta que en 1972 el presidente Richard Nixon decidi¨® la devoluci¨®n de la isla, que actualmente tiene cerca de un mill¨®n y medio de habitantes.

Los sentimientos antinorteamericanos han estado siempre latentes, aunque parec¨ªan ¨²ltimamente apagados, sobre todo despu¨¦s de que el anterior gobernador, Masahide Ota, una de las voces m¨¢s cr¨ªticas con las bases, fue derrotado hace dos a?os. Hace cinco, la ira popular estall¨®, cuando tres soldados violaron a una ni?a.

Aunque recibe ingresos gracias al turismo nacional, que disfruta de sus playas blancas y clima tropical, Okinawa, bautizada como la Hawai de Jap¨®n, ha sido siempre la provincia menos favorecida. La renta per c¨¢pita no llega a la mitad de la del resto del archipi¨¦lago, la tasa de desempleo es el doble y escasean las infraestructuras. Sus habitantes achacan todo esto a la presencia de las bases norteamericanas.