De cara al exterior

En un mundo cada vez m¨¢s complejo, la acci¨®n exterior de un Estado como Espa?a ha de abordar nuevas dimensiones, que exigen la participaci¨®n de diferentes actores. No es una pol¨ªtica que corresponda ya exclusivamente al Ministerio de Asuntos Exteriores. Por ello, la creaci¨®n de un Consejo de Pol¨ªtica Exterior para coordinar esta acci¨®n y darle perspectivas es una medida l¨®gica, que viene a formalizar lo que se hac¨ªa ya en reuniones informales.Anunciado por Aznar en su discurso de investidura, el Consejo de Pol¨ªtica Exterior, a semejanza del que se cre¨®, sin operatividad, en tiempos de UCD, tendr¨¢ como miembros permanentes al vicepresidente segundo y ministro de Econom¨ªa y a los titulares de Exteriores, Defensa y Educaci¨®n y Cultura, lo cual indica las l¨ªneas principales en las que pretende trabajar. En la perspectiva de la presidencia espa?ola del Consejo de la UE en el primer semestre de 2002, el plus de coordinaci¨®n que aporte este consejo deber¨ªa resultar ¨²til.

El presidente del Gobierno cobra as¨ª un papel m¨¢s destacado en la definici¨®n y ejecuci¨®n de la pol¨ªtica exterior espa?ola, y como ¨¢rbitro entre diversos ministerios que act¨²an en este ¨¢mbito externo, cuya frontera con el interior se difumina cada vez m¨¢s. El creciente presidencialismo de la pol¨ªtica exterior es un fen¨®meno que se da en todos los Estados, pero especialmente en los de la UE, dado el papel central adquirido por el Consejo Europeo de Jefes de Estado y de Gobierno.

Lo que resulta pretencioso es presentar este consejo, que se constituir¨¢ el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, como un instrumento para convertir a Espa?a en una potencia "global". Raya en un delirio ahist¨®rico que este Gobierno pretenda, incluso "a largo plazo", como ha indicado el ministro Piqu¨¦, convertir a Espa?a en un socio equivalente al Reino Unido para EE UU. Hacen falta algo m¨¢s que palabras para que Espa?a alcance ese nivel, no s¨®lo como Estado, sino tambi¨¦n como sociedad civil, en la que faltan centros de reflexi¨®n y conocimiento sobre ¨¢reas del mundo y sobre pol¨ªtica exterior.

La ingenier¨ªa institucional no puede suplir la falta de contenido pol¨ªtico, y menos a¨²n las carencias de medios. Espa?a sigue siendo uno de los pa¨ªses que menos gasta en defensa por habitante, y su Ministerio de Exteriores cuenta con una n¨®mina de diplom¨¢ticos (en torno a 700) similar a la de hace 25 a?os, pese a ser hoy mucho m¨¢s activa en Europa y en el mundo. A efectos ilustrativos, Italia tiene m¨¢s de 3.000. Queda todav¨ªa mucho camino por recorrer.