Cogida grave de Jos¨¦ Luis Moreno
El tercer victorino le peg¨® una cornada tremenda a Jos¨¦ Luis Moreno. No es que resultara espectacular; por el contrario parec¨ªa que el toro simplemente lo hab¨ªa derribado.Ocurri¨® al entrar a matar. Moreno, que ten¨ªa en puertas el triunfo despu¨¦s de su valerosa faena -las emociones que provoc¨® la casta del victorino fueron muchas, el p¨²blico estaba entregado- pinch¨® en su primer intento de volapi¨¦. Y al segundo, sin duda por asegurar la estocada, se volc¨®.
Visto y no visto, Moreno cay¨® al suelo y cuando se incorpor¨® llevaba una copiosa hemorragia en el muslo. Las cuadrillas, los otros matadores, corrieron a socorrerle, lo auparon a pu?ados, lo trasladaron en volandas a la enfermer¨ªa y si el torero llevaba un rictus de dolor intenso, el de quienes lo portaban era de espanto. Cuando volvieron iban todos ensangrentados.
Victorino / Zotoluco, Higares, Moreno
Toros de Victorino Mart¨ªn, chicos aunque serios, varios fuertes, con mucha casta y los tres primeros tambi¨¦n bravura.Zotoluco: estocada baja (oreja con minoritaria petici¨®n y algunas protestas); estocada ca¨ªda (oreja); estocada (oreja). ?scar Higares: pinchazo, estocada ladeada y rueda insistente de peones (ovaci¨®n y salida al tercio); pinchazo, estocada ca¨ªda perdiendo la muleta y rueda insistente de peones (oreja). Jos¨¦ Luis Moreno: pinchazo y estocada baja saliendo cogido (oreja, que pasea la cuadrilla). Enfermer¨ªa: asistido Jos¨¦ Luis Moreno de cornada de 15 cent¨ªmetros en el muslo derecho, que afecta a vasos de la femoral, grave; Higares, de fractura en dos dedos de una mano, leve, y el picador Efr¨¦n Acosta, de contusi¨®n abdominal, pron¨®stico reservado. Terminada la corrida dio vuelta al ruedo el ganadero, Victorino Mart¨ªn, y Zotoluco sali¨® a hombros por la puerta grande. Plaza de Valencia, 21 de julio. 7? corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Se temi¨® lo peor, ya puede imaginarse. Hasta que de la enfermer¨ªa llegaron pronto noticias de que la cornada, ciertamente grave, no comportaba especiales complicaciones.
Una oreja premi¨® la faena de Jos¨¦ Luis Moreno, que hab¨ªa tenido al p¨²blico en vilo. El toro, uno de los m¨¢s chicos de la feria, sac¨® una casta excepcional, y pues embest¨ªa recrecido y persegu¨ªa codicioso el enga?o, cada pase que le daba Jos¨¦ Luis Moreno se convert¨ªa en un pasaje angustioso.
A la agresividad del toro correspondi¨® Jos¨¦ Luis Moreno con ambici¨®n de triunfo y torer¨ªa, y logr¨® ejecutar tandas de redondos y naturales, estupendamente rematadas con los pases de pecho. Entr¨® a matar... Y, en fin, acaeci¨® el infortunio.
La primera mitad de la corrida estuvo muy argumentada por la casta de los toros y el valor de los toreros. ?scar Higares le hizo larga y no siempre bien conjuntada faena a un toro pastue?o que seguramente mereci¨® m¨¢s arte en la ejecucu¨®n de las suertes.
En cambio con el quinto estuvo valent¨ªsimo ?scar Higares. Y pese a sufrir una aparatosa voltereta al salir de un derechazo, de la que result¨® con dos dedos fracturados, continu¨® pundonoroso, desmedido en su generosa entrega, y se llev¨® otra oreja que el p¨²blico valenciano solicit¨® por aclamaci¨®n.
El triunfalismno -podr¨ªamos llamarlo orejismo- viv¨ªa su tarde de gloria. Los orejistas convencidos recib¨ªan en esta corrida el desquite de la penuria orejil habida en la feria, con una lluvia de orejas no siempre bien distribuida. Ya se sabe que nunca llueve a gusto de todos. Y si son orejas, dar¨¢ igual, es de suponer.
Las obtuvo en mayor cantidad Zotoluco, que cort¨® tres -una por toro- merced a tres lidias llevadas con autoridad y maestr¨ªa; merced a tres faenas de muleta realizadas desde la valent¨ªa y concebidas con sentido dominador.
Una atenci¨®n especial merece este Zotoluco, venido de M¨¦xico a principio de temporada, que est¨¢ demostrando unas cualidades singulares en la interpretaci¨®n del arte de torear. En Valencia, como antes en Pamplona y en Madrid, desarroll¨® un toreo perfectamente ajustado a los c¨¢nones, y de muy honda y muy aut¨¦ntica interpretaci¨®n.
M¨¦xico -la tauromaquia mexicana, se quiere decir- dejaba su impronta en esta funci¨®n de la feria valenciana, desde luego con Zotoluco y quiz¨¢ a¨²n m¨¢s con su picador Efr¨¦n Acosta, que dio una inesperada y bell¨ªsima lecci¨®n de toreo ecuestre.
El cuarto toro, bravo y poderoso, lo derrib¨® con estr¨¦pito y aunque quer¨ªan llevarlo a la enfermer¨ªa, Efr¨¦n Acosta se neg¨®. Mont¨® de nuevo el jamelgo, bot¨® sobre la silla mexicana que hab¨ªa sacado, y cit¨® al victorino. De muy lejos se arranc¨® el toro, Acosta lo esper¨® de frente con la vara en alto, y un punto antes de producirse el encuentro la tir¨® al morrillo, se apalanc¨® en ella deteniendo la acometida y vaci¨® la suerte dando limpiamente la salida al toro por delante del caballo.
Una ovaci¨®n de gala premi¨® el puyazo de Efr¨¦n Acosta-?lo mejor de la feria!- y despu¨¦s Zotoluco le brind¨® el toro.
La corrida de los victorinos pudo ser memorable. Si no fuera por las cogidas cabr¨ªa decir que constituy¨® un gran esp¨¦ctaculo.
Babelia
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