El riesgo de los cristales rotos
Dicen algunos ilustres bebedores que las mayores verdades se pueden hallar en el fondo de un vaso. Para Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Pujaz¨®n, gaditano de 24 a?os, estos objetos familiares vienen siendo, desde hace ya cuatro a?os, un medio de ganarse la vida despojado de cualquier superstici¨®n. Se ha curtido como recogevasos, el oficio de bucear entre la clientela noct¨¢mbula de los bares a la caza de copas vac¨ªas.S¨®lo en C¨¢diz m¨¢s de medio centenar de chavales de su edad ejercen tareas similares, a menudo alternadas con el servicio en la barra, la carga y descarga de cajas y barriles, la limpieza o la seguridad de los locales. Suelen trabajar de seis a ocho horas sin interrupci¨®n, por lo que perciben entre 4.000 y 5.000 pesetas. Su colaboraci¨®n se requiere, por lo general, "los viernes y s¨¢bados, que son los d¨ªas fuertes, en los que hacen falta los 4x4: gente capaz de moverse por terrenos dif¨ªciles", explican.
Actualmente, Jos¨¦ Luis trabaja en Arsa Playa, en la zona m¨¢s caliente de la movida veraniega gaditana. Afirma que lo m¨¢s gratificante de su faena llega, sin duda, "a primeros de mes", y se?ala como lo peor la clientela patosa: "Hay que tener psicolog¨ªa, saber torear, porque la gente se excita con el alcohol, las drogas o si salta fuerte el Levante".
El mayor enemigo del recogevasos es siempre el riesgo de infecci¨®n y los cortes. Jos¨¦ Luis muestra unas manos cuajadas de peque?as heridas para las que no hay m¨¢s remedio que el agua oxigenada, y a seguir trabajando. Aunque ¨¦l est¨¢ debidamente asegurado, otros compa?eros no corren la misma suerte y deben ir al hospital bajo la prohibici¨®n absoluta de revelar su ocupaci¨®n, lo que pondr¨ªa en un aprieto a sus jefes. "S¨®lo en una noche de las fuertes se van tranquilamente tres cajas (unos 60 vasos) en cristales rotos", comenta. "Es un riesgo que tienes que asumir".
Antes de lanzarse a la noche, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez sol¨ªa trabajar en "obras y chapuzas" ocasionales. Abandon¨® la Educaci¨®n Secundaria para dedicarse a ese ambiente festivo de neones, flirteos y licores, pero no quiere envejecer en ¨¦l. "Me gustar¨ªa dejarlo de aqu¨ª a un a?o, o a?o y medio", proyecta. Si nada cambia su suerte, su futuro podr¨ªa estar en el taxi. Pero ello no le impide seguir acariciando su sue?o: inaugurar alg¨²n d¨ªa su propio bar de copas.
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