?ngeles y payasos MARCOS ORD??EZ
- 1. Bell¨ªsimas personas. La vida da a veces unas vueltas bien curiosas: Carme Portaceli ha acabado haciendo en Por menjar-se ¨¤nima (Tantarantana) lo que Fassbinder no consigui¨® hacer, un melodrama ¨¤ la Sirk. A ver si me explico. En 1955, Douglas Sirk rod¨®, para la Universal, S¨®lo el cielo lo sabe, que contaba la historia de amor entre una solitaria viuda de Nueva Inglaterra (Jane Wyman) y su jardinero (Rock Hudson), 20 a?os m¨¢s joven que ella, enfrent¨¢ndose juntos al rechazo de familia y vecinos.En 1973, Rainer Werner Fassbinder, adorador de Sirk ("?l quer¨ªa realmente a la gente, no como nosotros"), decide hacer su "melodrama sirkiano", tras la s¨¢dica Martha y la desesperada La ley del m¨¢s fuerte. Y, de paso, hacerle un regalo a su amante de entonces, El Hedi Ben Salem, un marroqu¨ª maduro al que Reiner hab¨ªa conocido en la sauna ¨¢rabe de Par¨ªs, y que protagonizar¨¢ la pel¨ªcula, junto a Brigitte Mira. La pel¨ªcula, Angustia devora alma, retitulada Todos los otros se llaman Al¨ª, es quiz¨¢s la pel¨ªcula m¨¢s "luminosa" de su filmograf¨ªa, pero sigue siendo demasiado ¨¢spera y fatigada como para resultar sirkiana: Una cosa es la intenci¨®n y otra el temperamento.
Han pasado m¨¢s de 25 a?os, y Carme Portaceli, como dec¨ªa al principio, ha hecho "un Sirk" (o medio) con la pel¨ªcula de Fassbinder, adaptada al teatro a partir del gui¨®n original, en versi¨®n catalana de Ramon Farr¨¨s y Theres Moser. ?Por qu¨¦ Sirk? Porque Pepa L¨®pez interpreta a la viuda Effi como un cruce entre Jane Wyman y Elvira Quintill¨¢, y Nacho Fresneda (Al¨ª), al que vimos en L'hort dels cirerers de Pasqual, est¨¢ mucho m¨¢s cerca de Rock Hudson que de El Hedi Ben Salem. A mis ojos, la Emmi Kurowski de Pepa L¨®pez tiene la "elegancia de sentimiento" de Jane Wyman en S¨®lo el cielo lo sabe, y la maravillosa sonrisa de Elvira Quintill¨¢, una sonrisa "luminosa", de una gran bondad de coraz¨®n, como la de Mar¨ªa Fernanda d'Oc¨®n en Misericordia, que, ahora que lo pienso, tambi¨¦n contaba la historia de amor de dos marginales, anciana y marroqu¨ª precisamente. Hablo de sonrisas, que me salen enlazadas, como las cerezas, para hablar de "irradiaci¨®n", que es la principal cualidad de Pepa L¨®pez en este montaje.
Nacho Fresneda comparte con Rock Hudson tres caracter¨ªsticas: a) Es muy contenido, b) tiene un aura ang¨¦lica, y c) Es muy atractivo. Un poco demasiado en el apartado C como para que la historia acabe de ser cre¨ªble. Uno ve¨ªa S¨®lo el cielo lo sabe y pensaba a los cinco minutos: "No es que Jane Wyman est¨¦ mal, pero si yo fuera Rock Hudson no estar¨ªa con ella. Estar¨ªa demasiado ocupado sac¨¢ndome de encima a las colegialas". ?sa es la primera impresi¨®n que da el Al¨ª de Nacho Fresneda: su f¨ªsico no exhala el aura de soledad, de desamparo de El Hedi Ben Salem. Que no te lo imaginas solo ni de casualidad, vaya. Al cuarto de hora, sin embargo, me olvido de la pel¨ªcula, porque el juego de Carme Portaceli es, necesariamente, otro. Hay ahora un matiz casi materno-filial en la relaci¨®n de Emmi/L¨®pez y Al¨ª/Fresneda; casi sin sexo. Esa mirada y esa sonrisa de Pepa L¨®pez hacen que veas a una Emmi atractiva por su bondad, por su pureza de coraz¨®n, por su alegr¨ªa de vivir; son esas las cualidades que atraen a Al¨ª. Y Nacho Fresneda le da al personaje una apertura casi infantil, un angelismo complementario. Emmi y Al¨ª, en el montaje de la Portaceli, ya no son dos marginados a la deriva, sino dos ¨¢ngeles que se encuentran, se reconocen y han de superar el acoso de los mil demonios cotidianos: el tendero, las vecinas, las compa?eras de trabajo, los hijos.
Ah¨ª, en el acoso de "los otros", es el punto en el que no me acaba de convencer el espect¨¢culo, porque, a excepci¨®n de la encargada de bar que interpreta Llu?sa Castells, la direcci¨®n tiende hacia el clich¨¦ y el apunte caricaturesco: La cojera grotesca del casero (Albert P¨¦rez), la bober¨ªa de telecomedia de los hijos (Laura Jou, David Bages), la maldad demasiado obvia de las vecinas murmuradoras. Digamos que Portaceli les carga mucho los guantes, y la cosa queda en un combate un tanto desigual: A mi derecha, dos bell¨ªsimas personas; a mi izquierda, los malos de la pel¨ªcula. David Bages, Gabriela Flores, Llu?sa Castell, Albert P¨¦rez y Laura Jou se pegan el currazo de interpretar tres o cuatro personajes cada uno, pero yo creo que la funci¨®n ganar¨ªa bastante si los hicieran absolutamente "normales", y esa normalidad, mucho m¨¢s inquietante que todos los expresionismos, s¨®lo acierto a verla en las escenas de las compa?eras de trabajo de Emmi. Hay lentitudes en el montaje, porque no es f¨¢cil engarzar el continuo cambio de "localizaciones" esc¨¦nicas que ha dise?ado Paco Azor¨ªn, pero tambi¨¦n hay humor, emoci¨®n y ternura. Ahora, en mi recuerdo, casi una semana despu¨¦s, el "fondo" de Per menjar-se ¨¤nima se me desdibuja y permanece la irradiaci¨®n sirkiana de Emmi y Al¨ª, Pepa L¨®pez y Nacho Fresneda, en primer t¨¦rmino, como si estuvieran solos en una isla. La intimidad de su relaci¨®n es lo que perdura del espect¨¢culo, y lo que realmente, creo, comunica con el p¨²blico.
- 2. Monti vuelve a casa. Monti (Joan Montany¨¨s) es uno de nuestros mejores payasos. De nuestros mejores "augustos", para utilizar la terminolog¨ªa del circo. En el a?o 96, Monti cre¨® un personaje seg¨²n lo que yo entiendo que es la esencia del augusto: El payaso como ni?o malo y gamberro. El augusto de Monti no a¨²lla a la luna subido a una sillita ni parece que nadie vaya a meterlo nunca en una lavadora. Es un cr¨ªo l¨²brico, bromista, juguetonamente perverso, y m¨¢s malhablado que los protagonistas de South Park. O sea, como el 50% de la poblaci¨®n infantil espa?ola. Krusty, el augusto c¨ªnico y vividor de Los Simpsons, debi¨® de ser, de joven, bastante parecido al augusto que compone Monti. Quiz¨¢ los padres que llevan a sus hijos al teatro arruguen un poco la ceja ante el "perfil" de Monti, pero los cr¨ªos -los cr¨ªos de coraz¨®n, "de 7 a 77 a?os", como dec¨ªa el anuncio de la revista Tint¨ªn- nos lo pasamos bomba con ¨¦l. Para mi gusto, Monti alcanz¨® su (primera) cumbre con Klowns, un espect¨¢culo redondo, que dirigi¨® Josep M. Mestres en el Lliure har¨¢ unos tres a?os. La temporada pasada, Monti se lanz¨® a un proyecto muy ambicioso, Utopista, en el Nacional, en el que el exceso de ideas y de l¨ªneas narrativas dieron como resultado un montaje embarullado y fr¨ªo, en el que, para m¨¢s inri, "desaparec¨ªa" Monti, Monti el augusto. Bien, buenas noticias: Monti ha vuelto a su personaje, y "recibe" en el Borr¨¢s, hasta el 30 de julio.
El espect¨¢culo se llama Fools Folls y lo ha dirigido Marc Montserrat. Fools Folls no alcanza la rotundidad ni el sentido de la medida de Klowns, pero es infinitamente m¨¢s depurado (y gracioso, eso no hay que olvidarlo nunca) que Utopista. Hay una introducci¨®n, en la que tres viejos payasos rememoran su glorioso pasado, un flash-back que es el cuerpo central, compuesto por una selecci¨®n de "entradas" cl¨¢sicas, y un ep¨ªlogo melanc¨®lico en el que se despiden de la afici¨®n. Es un placer ver a un Monti que recupera su personaje en plena forma, pero que recupera tambi¨¦n la qu¨ªmica que ten¨ªa en Klowns con su mejor contraaugusto, Oriol Boixader, del Circ Cric, otro payaso con una gran personalidad y una gran t¨¦cnica, que resulta instant¨¢neamente "po¨¦tico", sin esos subrayados ternuristas que suelen abocar al contraugusto, a la que se descuida, a poner carita de porcelana de Lladr¨®. El clown, el carablanca, es otra feliz "recuperaci¨®n", y van tres: Lo interpreta Dom¨¨nec de Guzm¨¢n (gran nombre para un c¨®mico), del que nada sab¨ªa yo desde que le v¨ª por primera vez como el Don Adri¨¢n de Armado en Treballs d'amor perduts, de Madico. Jordi Jan¨¦, nuestro mejor cronista de circo, dec¨ªa que Guzman "omple l'escenari com a actor i com a clown, un personatge que dibuixa entre elegant i espectral, per¨° que encara pot aconseguir m¨¦s pres¨¨ncia i mala bava". Estoy absolutamente de acuerdo. Fools Folls es un notable espect¨¢culo de payasos, con dos n¨²meros "clavados", uno en su compleja simplicidad -el precioso concierto de botellas- y el otro en su impecable "crescendo" -el caos en el restaurante- y con otros que todav¨ªa se alargan un tanto (el n¨²mero de presentaci¨®n, en el que Oriol Boixader carga y descarga su ba¨²l) o que no acaban de tener un remate ajustado (el n¨²mero del espejo, que los Marx inmortalizaron en Una noche en la ¨®pera). Es una cuesti¨®n de ajuste, de rodaje. Lo que importa es que Monti & C¨ªa. tienen entre manos un buen espect¨¢culo, vivo y divertido, y que el Borr¨¢s -que adem¨¢s est¨¢ refrigerado- se llena de un p¨²blico al que se meten en el bolsillo a los 10 minutos.
- P. D. Esta semana tambi¨¦n he visto el que, hasta ahora, tiene todos los n¨²meros para convertirse en el mejor espect¨¢culo extranjero del Grec 2000 en mi hit-parade personal: El Misura per misura del Teatro Garibaldi di Palermo, que ha estado tan s¨®lo tres d¨ªas en el Lliure, con una descomunal Isabella (Iaia Forte) y un soberbio Lucio (Arturo Cirillo). Se lo cuento la semana pr¨®xima.
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