El s¨ª de cada no
I?sta es la historia de los que dicen no. Carmen Mart¨ªn Gaite la escribi¨® para ellos y para ellas antes de irse. El no puede ser peque?o como un anillo o grande como la copa de un ¨¢rbol. Puede ser muy dif¨ªcil o s¨®lo un poco dif¨ªcil. Pero siempre os hace desaparecer, igual que las novelas, igual que las noticias. Pero hay un mundo entero de cosas que no pasan, y, aunque no lo sepamos, las cosas que no pasan, los actos que no se hacen, son las patas de madera que de verdad sujetan la mesa de un pa¨ªs; por eso, a veces parece que los pa¨ªses flotan y son muy d¨¦biles, lo parece cuando detr¨¢s de todas las cosas que s¨ª se hacen no hay casi ninguna a la que se haya dicho no.
Carmen Mart¨ªn Gaite dijo que no a muchas cosas. Lo dijo con discreci¨®n, y hay quien piensa que la discreci¨®n est¨¢ re?ida con las boinas de colores, pero no es cierto. La discreci¨®n, cuando se practica, pide un esfuerzo de la memoria. Carmen Mart¨ªn Gaite ten¨ªa prestigio, vend¨ªa muchos libros, estudiaban su obra hispanistas de todo el planeta, era lo que muchos autores y autoras quieren llegar a ser y, sin embargo, vale la pena ponerse a pensar lo que no era. Lo que no era pudiendo serlo, lo que no era recibiendo cada d¨ªa ofertas para serlo. Lo que no era, donde no estaba, en qu¨¦ fiestas no se la ve¨ªa, de qu¨¦ premios no era jurado, qu¨¦ premios pactados bajo cuerda no gan¨®, de qu¨¦ instituciones no quiso formar parte por m¨¢s que la insistieron, en qu¨¦ programas de televisi¨®n no estuvo, en qu¨¦ grupos medi¨¢ticos no quiso unir su figura ni su discurso, qu¨¦ historias de encargo no acept¨®, a qu¨¦ preguntas no quiso contestar, qu¨¦ favores prefiri¨® no pedir.
?sta es la historia de los que dicen que no. ?sta es, aunque no lo parezca, la historia m¨¢s p¨²blica que existe; el no es hoy lo m¨¢s p¨²blico que tenemos, tal vez por ser lo ¨²nico que no se cuenta. El s¨ª se acerca a lo privado. Un personaje p¨²blico como Carmen Mart¨ªn Gaite produjo cientos de miles de s¨ªes privados. El s¨ª de una dedicatoria, el s¨ª de cada tarde leyendo uno de sus libros, el s¨ª de la lealtad y los poemas, los art¨ªculos, las preguntas que contestaba despu¨¦s de dar una conferencia. "No encontrar¨¦is a Delia sino muy repartida", escribi¨® Miguel Hern¨¢ndez.
No encontrar¨¦is a Carmen Mart¨ªn Gaite sino muy repartida en el s¨ª de cada uno de nosotros y nosotras, el s¨ª del valor que nos mostrara, el s¨ª de apoyar a autores nuevos, a una autora que escrib¨ªa su primera novela dando su nombre con generosidad en las entrevistas y a los traductores cuando viajaba, el s¨ª de las largas conversaciones sin miedo al juicio, el s¨ª de inaugurar la biblioteca de una escuela de adultos amenazada por el Ayuntamiento, en el s¨ª de un abrazo y un peque?o trineo de porcelana y una linterna.
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