Un cuento
Villalonga no consigui¨® ganarse el afecto de sus jefes, ni el del Gobierno, ni el de los accionistas, de modo que le hemos dado entre todos 5.000 millones, para que se vaya a fre¨ªr esp¨¢rragos. Estaba listo si cre¨ªa que iba a re¨ªrse de Aznar, de los bancos, de los peri¨®dicos, de los usuarios. Que todo el mundo tome nota: a los traidores se les da cuatro o cinco mil millones de pesetas y se les manda a casa a hacer crucigramas. De todos modos, no quiere uno ni pensar cu¨¢nto habr¨ªamos tenido que pagarle de haberse hecho querer, que tampoco es tan dif¨ªcil. Y luego dicen los pesimistas que la humanidad no evoluciona. Antes, cuando ca¨ªas mal en una empresa, te daban una patada en el culo y santas pascuas. Ahora, en cambio, te ingresan 5.000 millones y te agradecen los servicios prestados. La no violencia est¨¢ ganando la partida al sindicalismo de confrontaci¨®n: ventajas del capitalismo salvaje.Tras leer la noticia, tuve la fantas¨ªa de que me llamaba el director y me ofrec¨ªa 8.000 millones por irme del peri¨®dico. "?Acaso no os caigo bien?", le preguntaba angustiado. "Al contrario", respond¨ªa, "todo el mundo te aprecia. En caso contrario s¨®lo te habr¨ªamos ofrecido 5.000 millones, como a Villalonga". La cosa ten¨ªa l¨®gica, desde luego, pero como soy un sentimental y las muestras de afecto me desarman, lo pens¨¦ un rato y finalmente le contest¨¦ que preferir¨ªa quedarme, aunque fuera cobrando la mitad de lo que gano ahora. No es por presumir, pero soy muy buen negociador y no me cost¨® mucho convencerle, aunque tuve que comprometerme tambi¨¦n a trabajar los domingos y fiestas de guardar.
Cuando sal¨ª de su despacho, llam¨¦ a mi madre por tel¨¦fono y se puso hecha una furia. "Hijo m¨ªo, si es verdad lo que me cuentas, eres un idiota", dijo llena de amargura, por lo que abandon¨¦ la fantas¨ªa y continu¨¦ busc¨¢ndole un sentido al suceso real, que a cada l¨ªnea se tornaba m¨¢s fant¨¢stico. De hecho, estamos hablando de la aventura de un hombre al que todo el mundo persigue para hacerle millonario. Dicho as¨ª, parece un cuento popular, pero le falta la moraleja. Quiz¨¢ se trate, pues, de un cuento inmoral, o de un g¨¦nero nuevo. A ver qu¨¦ dicen los cr¨ªticos.
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