Superviviente
Antes de convertirse en la mascota de la Wehrmacht y en objetivo sexual de algunos oficiales nazis, el joven jud¨ªo Salomon Perel hab¨ªa tenido que sobrellevar las palabras del profeta y convencerse de que val¨ªa m¨¢s un perro vivo que un le¨®n muerto. Por lo tanto, tendr¨ªa que negarse a s¨ª mismo, inventar una nueva personalidad, interpretarla y renegar de todo lo que hasta entonces hab¨ªa conformado su cultura y sus convicciones m¨¢s profundas. Ten¨ªa que rechazar por fuera lo que en su interior se afirmaba con mucha solidez, y administrar luego esta complicada relaci¨®n sin que un moh¨ªn le delatase como jud¨ªo entre sus compa?eros de las Juventudes Hitlerianas.La distancia que separaba la vida de la muerte era tan fina como un cabello, por eso sus padres hab¨ªan dejado Alemania por Polonia y le hab¨ªan pedido que huyese de Lodz hacia Rusia con el mandato de que ten¨ªa que vivir. Pero aquel 22 de junio de 1941, cuando trataba de huir de Grodno hacia Minsk, la Wehrmacht lo hab¨ªa cazado en medio del maltrecho ej¨¦rcito rojo.
Lo hab¨ªan puesto en una larga fila de oficiales y soldados sovi¨¦ticos, en cuya cabeza se averiguaba la identidad y se decid¨ªa el destino de los prisioneros, mientras por la cola corr¨ªa el rumor de que los alemanes no deten¨ªan ni a jud¨ªos ni a comisarios pol¨ªticos: los ejecutaban.
Con extremado sigilo se deshizo de todos los documentos sobre su origen jud¨ªo, pero a medida que avanzaba la fila el p¨¢nico se apoderaba de ¨¦l. En el ¨²ltimo tramo estaba anquilosado, el terror hab¨ªa penetrado cada una de las fibras de su cuerpo y hab¨ªa acumulado tanta tensi¨®n que su carne estaba a punto de estallar ante los centinelas nazis. Entonces, cuando entre la vida y la muerte ya no se interpon¨ªa ni un cabello, su sexo excret¨® unas gotas de esperma como un alegato contra el fin. En su organismo ya se hab¨ªa producido la mutaci¨®n.
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