Viajar de vuelta
Vicente N¨²?ez (Aguilar de la Frontera, C¨®rdoba, 1926) es uno de los poetas m¨¢s brillantes de la actual poes¨ªa espa?ola, y ejerce de tal desde que, tras a?os de silencio, publicara en 1985 aquel prodigioso Ocaso en Poley con el que obtuvo el Premio Nacional de la Cr¨ªtica de ese mismo a?o. Ya antes -durante la etapa en la que vivi¨® en M¨¢laga y colabor¨® en las labores de coordinaci¨®n de la revista Caracola, 1953-1959- Vicente ejerc¨ªa de maestro entre un grupo de artistas j¨®venes por entonces -Rafael Ballesteros, Enrique Brinkmann- que todav¨ªa recuerdan las jornadas semi clandestinas en las que el poeta, encaramado de atardecida en una pe?a de Puerta Oscura, les descubriera los versos de autores peligrosos para la ¨¦poca a la que nos referimos, tal es el caso de Miguel Hern¨¢ndez entre otros.En 1957, tras publicar en la colecci¨®n Adonais su libro Los d¨ªas terrestres, Vicente opt¨® por el silencio de los sabios, permaneciendo as¨ª hasta que en 1980 aparecieran su Poemas ancestrales, junto a los que se inclu¨ªan una carta in¨¦dita de Luis Cernuda dirigida al poeta y un pr¨®logo de su entra?able amigo Pablo Garc¨ªa Baena. Evidentemente se trataba del rescate para la poes¨ªa espa?ola de una voz hoy imprescindible y que hab¨ªa permanecido acallada por ese rigor implacable que caracteriza a la totalidad de lo escrito por Vicente ?¨²?ez.
Tras la parici¨®n del citado Ocaso en Poley y la convulsi¨®n que el libro provocara en los c¨ªrculos po¨¦ticos del momento, N¨²?ez ahond¨® en su rigor, pero en esta ocasi¨®n dedic¨¢ndolo a escribir y publicar cuanto hab¨ªa ido concibiendo durante su silencio de 23 a?os. As¨ª aparecieron libros como Cinco ep¨ªstolas a los ipagrenses (1984), Teselas para un mosaico (1985), Sonetos como pueblos (1989), Himnos a los ¨¢rboles (1989), La gorriata (1990), adem¨¢s de una selecci¨®n antol¨®gica de su obra, Antolog¨ªa po¨¦tica (1987), y de su por entonces poes¨ªa completa, Poes¨ªa (1954-1986), que viera la luz, con introducci¨®n de Guillermo Carnero, en 1988 y en una espl¨¦ndida edici¨®n de la Diputaci¨®n cordobesa.
Estas publicaciones, y algunas m¨¢s que omitimos para no abrumar al lector, situaron ya a N¨²?ez en un puesto de privilegio tanto con respecto a la divulgaci¨®n de su obra, siempre tan relativa en poes¨ªa, como al reconocimiento por parte de la cr¨ªtica especializada de su voz singular y espl¨¦ndida. Ahora, la colecci¨®n Signos, que desde Madrid dirige el tambi¨¦n poeta ?ngel Luis Vigaray, consolida definitivamente la obra de N¨²?ez con la aparici¨®n de otro libro, Viaje al retorno, la m¨¢s completa de cuantas antolog¨ªas se han dedicado a mostrarnos lo m¨¢s perfecto de una obra en la que no hay imperfecciones.
Viaje al retorno, como todas las antolog¨ªas, es la apuesta de Miguel Casado por unos poemas en detrimento de otros dentro del propio corpus po¨¦tico de N¨²?ez. Independientemente de que se est¨¦ de acuerdo con esta selecci¨®n, es preciso destacar el magn¨ªfico trabajo introductorio que, a modo de pr¨®logo, Casado hace a tal selecci¨®n, trabajo que es desde ya una de las piezas cr¨ªticas irreemplazables para quienes deseen acercarse a la obra del poeta cordob¨¦s. Son 216 p¨¢ginas dedicadas a lo mejor de uno de los grandes de la poes¨ªa espa?ola m¨¢s radiante y viva.
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