Enganchado al altruismo
Antonio Mart¨ªnez, de la Fundaci¨®n Almer¨ªa Solidaria, lleva cinco a?os viajando a Cuzco para prestar su ayuda
Lo de Antonio Mart¨ªnez Ruiz, un vecino de 45 a?os del municipio almeriense de Albox, es dif¨ªcil de calificar. Se le podr¨ªa llamar altruista, solidario, generoso... Incluso rara avis, si uno est¨¢ influenciado por estos tiempos modernos de globalizaci¨®n salvaje en los que impera el s¨¢lvese quien pueda.Pero quiz¨¢s esos calificativos no se ajustar¨ªan del todo a la experiencia de una persona al¨¦rgica a protagonismos que s¨®lo se presta a contar su experiencia si eso redunda en un mayor y mejor conocimiento de la Fundaci¨®n Almer¨ªa Solidaria, de la que es miembro.
Antonio Mart¨ªnez lleva cinco a?os viajando a la regi¨®n peruana de Cuzco donde Almer¨ªa Solidaria inici¨® sus proyectos con la puesta en marcha del comedor infantil Virgen del Saliente. Ahora, el empe?o de la fundaci¨®n es sacar adelante una escuela de cultivos en invernaderos.
"Queremos ser agradecidos y ense?ar, en la medida de nuestras posibilidades, a salir del subdesarrollo a regiones desfavorecidas con lo que mejor sabemos hacer en Almer¨ªa: cultivar en invernaderos", comenta Antonio sobre el objetivo de la fundaci¨®n.
Para colaborar con este proyecto, como antes lo hizo con el comedor con el hospital para chavales minusv¨¢lidos, Antonio Mart¨ªnez saldr¨¢ a mediados de este mes hacia Per¨².
"No sabr¨ªa decir bien por qu¨¦ se hace esto. No lo pienso. Quiz¨¢s en el fondo sea por una satisfacci¨®n propia", explica Antonio. Lo que s¨ª sabe este comerciante albojense es que cuenta con el apoyo incondicional de su familia. De hecho, su esposa, Angeles, y sus dos hijos, tambi¨¦n se han subido al avi¨®n varias veces para prestar su ayuda en alguna de las poblaciones en las que trabaja Almer¨ªa Solidaria.
En esta ocasi¨®n, la familia no podr¨¢ ir. Angeles se quedar¨¢ atendiendo la tienda familiar y Antonio marchar¨¢ con el consuelo de los amigos que le esperan en Kata?iray, la localidad peruana en la que est¨¢ poniendo en marcha la escuela de cultivos en invernaderos.
Lo que no podr¨¢ llevarse Antonio en el equipaje es vacuna alguna contra una miseria mayor a cualquier voluntad solidaria.
"No existen vacunas contra tantas situaciones fuertes que te encuentras all¨ª", asegura mientras rescata un recuerdo especial. El de aquel peque?o de cinco a?os que pas¨® por la cl¨ªnica San Juan de Dios con la que colabora la fundaci¨®n. Antonio se encari?¨® con el chaval, pero ni eso ni sus atenciones para procurarle una esperanza de futuro evitaron que el ni?o muriera cuando regres¨® con su familia, apenas 15 d¨ªas despu¨¦s de salir del hospital. Cuando la vida se limita a una dura lucha diaria por alcanzar a ver el sol a la ma?ana siguiente los ni?os no son ni?os, sino supervivientes convertidos en mano de obra.
"Estar en un sitio as¨ª te transforma. Cuando vuelves valoras mucho m¨¢s las cosas a las que antes no dabas ninguna importancia. Pero hay que ir s¨®lo a trabajar y sin miedo al fracaso, porque si no es muy peligroso", explica Antonio Mart¨ªnez, que se qued¨® sin vacaciones el mismo d¨ªa que se enganch¨® al altruismo.
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