George Clooney y Mark Wahlberg se enfrentan a la "La tormenta perfecta"
El mar, de un azul verdoso, estaba calmado y tampoco el ligero viento presagiaba lo que se avecinaba. Cierto que en el aire se apreciaba una cierta tensi¨®n, una expectaci¨®n espoleada por las informaciones que anunciaban la llegada de un fen¨®meno. Finalmente, con pocos minutos de retraso, apareci¨® una gran ola monumental en forma de estrella de Hollywood que, tras poco menos de hora de una concurrida rueda de prensa dominada por las profesionales de sexo femenino, consigui¨® engullir la escuadra period¨ªstica. Era George Clooney, el protagonista del ¨²ltimo gran ¨¦xito de las pantallas estadounidenses, La tormenta perfecta, que el pr¨®ximo 18 de agosto se estrenar¨¢ en los cines espa?oles y que ayer por la noche, en su premi¨¨re barcelonesa, provoc¨® momentos de histeria entre los centenares de fans que aguardaban una mirada del actor.Desde el primer momento qued¨® claro que ¨¦l, Clooney, era la estrella. En un estricto atuendo negro, un George Clooney guapo, muy guapo, pero sobre todo ingenioso eclips¨® con su savoir fair al director del filme, el alem¨¢n Wolfgang Petersen, que tras el ¨¦xito de El submarino (1982) -el primer filme en alem¨¢n que consigui¨® un ?scar de la Academia- ha hecho una desigual carrera en Hollywood con filmes como La historia interminable, Enemigo m¨ªo o Air Force One. Pero, sobre todo, el otrora doctor Ross de la serie Urgencias eclips¨® a un apagado y casi t¨ªmido Mark Wahlberg, quien antes que actor fue modelo consiguiendo protagonizar muchos sue?os er¨®ticos gracias a sus famosos anuncios de los calzoncillos Calvin Klein. Wahlberg, que en breve rodar¨¢ un remake de El planeta de los simios, consigui¨® su papel en La tormenta perfecta gracias a Clooney, con el que hab¨ªa trabajado en Tres reyes, de David O. Russell.
No fue el ¨²nico en entrar de rebote en el proyecto. Tal como reconoci¨® Petersen ayer, primero le ofrecieron dirigir la pel¨ªcula a Steven Spielberg: "S¨ª, efectivamente, la productora se puso primero en contacto con Spielberg y ¨¦l mismo les aconsej¨® que me pasaran a m¨ª el gui¨®n. ?l no quer¨ªa hacer nada con agua despu¨¦s de Tibur¨®n y Amistad. ?Qu¨¦ blandengue! As¨ª que lo hice yo".
Tampoco Clooney fue el primero en el que pensaron para protagonizar el filme. Nicolas Cage y Mel Gibson rechazaron el papel. "Opto por todo lo que no quiere hacer Mel Gibson, as¨ª que cuando me llam¨® Wolfgang me lanc¨¦", brome¨® Clooney, quien tuvo que lidiar con algunas preguntas respecto a su fama de ser uno de los solteros m¨¢s cotizados del mundo ("Intento evitar este tipo de preguntas que me parecen casi un insulto para la inteligencia y el talento de uno) y su vieja relaci¨®n con la televisi¨®n ("El 75% de las grandes estrellas han salido de la televisi¨®n.Yo estuve en una serie de gran ¨¦xito y esto me pod¨ªa traer problemas, pero ahora estoy contento).
Clooney, efectivamente, se ha convertido en uno de los artistas m¨¢s influyentes de Hollywood, pero hasta ahora no hab¨ªa conseguido estar en un gran ¨¦xito de taquilla. La tormenta perfecta, que le ha sacado "este peso de encima", est¨¢ inspirada en un libro hom¨®nimo de Steven Junger (editado en Espa?a por Debate) que se convirti¨® en un best-seller de no ficci¨®n al narrar unos hechos reales que ocurrieron enctubre de 1991 en la costa nordeste de Estados Unidos. La v¨ªspera del d¨ªa de Todos los Santos de aquel a?o se form¨® sobre el Atl¨¢ntico una inesperada gran tormenta, a la que no dio tiempo siquiera de bautizar, formada por un hurac¨¢n y dos grandes frentes tormentosos que confluyeron en un mismo punto: los Grandes Bancos, al sureste de Terranova. En aquel momento, un palangranero de pez espada, el Andrea Gail, se encontraba faenando a¨²n m¨¢s lejos, en el Femish Cap, y se dispon¨ªa a atravesar la tormenta para regresar a su puerto de Gloucester (Massachusetts). El filme sigue el Andrea Gail en el antes y el espectacular durante de la gran tormenta.
Un maduro George Clooney curtido y arisco cual lobo de mar es el capit¨¢n del palangranero, Billy Tyne, y Wahlberg interpreta a Bobby Shatford, un pescador que se enrola por ¨²ltima vez para conseguir el dinero que le permita emprender una nueva vida con su novia Chris (papel que interpeta Diane Lane). Completan el reparto William Fichtner, Karen Allen, Allen Payne, Bob Gunton, Mary Elizabeth Mastrantonio y John C. Reilly.
El principal protagonista, sin embargo, es el mar, embravecido hasta l¨ªmites inimaginables. La tormenta que da t¨ªtulo y justifica la cinta es uno de los efectos especiales m¨¢s espectaculares que se han visto jam¨¢s en el cine, con olas tan altas como edificios de diez pisos. Industrial Light and Magic -la empresa creada por Lucas para La guerra de las galaxias- invirti¨® muchos meses, un software especial que ha patentado pero no comercializado, m¨¢s de cien artistas digitales y todo tipo de medios para crear una tormenta aterradora que, a juzgar por las cr¨ªticas que ha tenido el filme en algunos pa¨ªses en los que ya se ha estrenado, tambi¨¦n ha hundido a los tripulantes ficticios del Andrea Gail. No s¨®lo tuvieron que rodar durante meses empapados en agua en una gran tanque construido en estudio y delante de una pantalla de croma azul en la que despu¨¦s se mont¨® la gran tempestad, sino que, pese a su esfuerzo, la parte actoral y de direcci¨®n del filme no ha salido bien parada en comparaci¨®n con los efectos digitales
"Tonter¨ªas, pamplinas. Las he le¨ªdo y estas cr¨ªticas me parecen una estupidez", dijo ayer Petersen. "En el Reino Unido y en Alemania hay una agresi¨®n anti-hollywood en el tema de los efectos especiales. Me parece equivocado y anticuado. Los efectos especiales son algo maravilloso que nos abre nuevos mundos. La pel¨ªcula arranca suave, hasta el minuto 48 no empieza la lucha con el mar. Lo que nos interesaba eran las personas y hemos alcanzado un equilibrio perfecto entre ellas y los efectos".
Para Petersen, el filme es una especie de mezcla de Twister y La ley del silencio. "Fue una oportunidad ¨²nica de combinar en un estudio de Hollywood las cat¨¢strofes y los efectos visuales que, como una monta?a rusa, atrapan al p¨²blico de verano con los problemas reales de unos pescadores que luchan por llegar a fin de mes. El filme es esta combinaci¨®n de drama humano y efectos espectaculares."
El hecho de que fuera una historia verdadera y que existan familiares de los protagonistas fue bueno y malo a la vez. "No es Titanic", afirm¨® Clooney. "Los hijos de Bill Tyne tienen ahora 18 a?os y no se pueden cambiar las cosas porque sea m¨¢s c¨®modo para el cine". Respecto a la ex-mujer de Tyne, que al parecer se quej¨® de la forma en que el actor presentaba al personaje, afirm¨®: "Bueno, primero dijo que no se parec¨ªa y despu¨¦s, cuando le ofrecieron cierta cantidad de dinero, dijo que s¨ª. Es una madre soltera trabajadora y espero que todo le vaya bien". Mark Wahlberg se cri¨® en una poblaci¨®n a treinta kil¨®metros de Gloucester: "Son pescadores con unas historias duras y era una responsabilidad interpretarlos, sobre todo para con las familias".
En el filme no s¨®lo el Andrea Gail queda atrapado en la tormenta. Un velero, un carguero y un helic¨®ptero de rescate -que en su amerizaje perdi¨® a uno de sus cinco tripulantes- tambi¨¦n sufrieron sus consecuencias. El palangranero hubiera podido evitarla, pero decidi¨® salvar su carga. Para Clooney, los pescadores representan "el heroismo del trabajo cotidiano. S¨®lo sabemos que estaban all¨ª, sin radio, con la m¨¢quina de hielo rota y la seguridad de que 999 pescadores sobre mil habr¨ªan tomado la misma decisi¨®n". Para Peterson, "el de los pescadores no es un heroismo a secas porque existe la decisi¨®n de volver o no. Lo hacen por razones econ¨®micas, para salvar la carga y sabemos que pasan un l¨ªmite, hay un punto oscuro. Ellos se sienten machos, 'Somos o no hombres de Gloucester', se dicen. La gran ola del final es la respuesta".
El contrapeso de estos valores es la capitana Linda Greenlaw, papel interpretado por Mary Elizabeth Mastrantonio. "En el momento de elaborar el gui¨®n, pensamos que estaba bien tener a alguien con m¨¢s sentido com¨²n que los hombres y que ten¨ªa otro punto de vista sobre la tormenta", dijo Petersen. Wahlberg, en cambio, no tiene dudas: "Estos chicos tienen que embarcarse a los 18 a?os porque no hay otra salida, en mi opini¨®n tienen mucho coraje". Tanto, que Steven Junger cre¨®, con los beneficios de su libro, una fundaci¨®n para que los j¨®venes de Gloucester no tuvieran que dedicarse a la pesca. El filme, dice Petersen, no contribuy¨® a ello: "Los peces no son de verdad, no matamos ni un pez espada".
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