PSOE de Andaluc¨ªa: ?Recambio o transici¨®n ordenada?
El PSOE ha entrado en una nueva etapa. Ha sido algo sorprendente, tan sorprendente que ni los enemigos m¨¢s enconados ten¨ªan preparada munici¨®n alguna descalificatoria del invento. Seguramente, si Bono no hubiera sido derrotado, o m¨¢s claramente, si Zapatero hubiera ganado sin un contrincante como Bono, estar¨ªamos oyendo y leyendo terribles cosas, como que el PSOE hab¨ªa tenido que recurrir a un individuo pr¨¢cticamente desconocido para afrontar su situaci¨®n de vac¨ªo total; o que el PSOE no hab¨ªa sido capaz de llenar el hueco producido por la salida de Gonz¨¢lez; o qui¨¦n sabe que barbaridades y de qu¨¦ ¨ªndole.Pero no ha sido as¨ª. Hay que agradecerle a Pepe Bono que haya tenido el coraje pol¨ªtico de presentar su opci¨®n pol¨ªtica y personal para dirigir el socialismo en los pr¨®ximos a?os. ?l ha sido el ¨²nico dirigente de su generaci¨®n, con peso real en la pol¨ªtica espa?ola, que se atrevi¨® a dar el paso adelante. Perdi¨®, s¨ª; pero perdi¨® despu¨¦s de haber hecho lo que ten¨ªa que hacer. Y gracias a que ¨¦l se present¨® quedaba legitimada, desde el mismo momento de su presentaci¨®n, cualquier salida por la que optaran libremente los delegados del 35? Congreso del PSOE.
Cuando supo que hab¨ªa perdido, Bono dijo: "No ha sido mi d¨ªa". Ahora, a posteriori y con algo de perspectiva y de distancia, quiz¨¢s se pueda decir que ya no es el tiempo de su generaci¨®n en la direcci¨®n del socialismo espa?ol. Pero eso no se sab¨ªa antes del 35? Congreso.
Hay que felicitar y darle las gracias a Zapatero y a los que creyeron en ¨¦l desde el principio. Es grande lo que han hecho, porque han abierto el futuro. Lo cierto es que, en los tres a?os que van de 1997 a 2000, el PSOE ha pasado de tener un l¨ªder de 58 a?os a elegir un secretario general de 39. En tres a?os, y en lo que se refiere a pol¨ªtica nacional, se han amortizado, pr¨¢cticamente, dos generaciones pol¨ªticas: la primera, la de los refundadores del socialismo espa?ol, la de los impulsores de las batallas internas por la modernizaci¨®n y renovaci¨®n del PSOE que culminaron en el Congreso de Suresnes; la segunda, la de quienes, algo m¨¢s j¨®venes y junto a esos refundadores, recrearon y extendieron el partido socialista entre los a?os 1975 y 1982, la de quienes llegaron a altos cargos de responsabilidad pol¨ªtica e institucional, con una edad aproximada a los 30 a?os, y la de quienes, en fin, tuvieron que hacer una fort¨ªsima transici¨®n personal desde la ilusi¨®n que confiere poseer una concepci¨®n alternativa global del mundo a la frialdad de la gesti¨®n cotidiana de los n¨²meros y las cifras del Gobierno; y desde la c¨¢lida esperanza en un modelo distinto de sociedad a la toma de conciencia racional de la necesidad de inventar soluciones nuevas -porque ya no serv¨ªan las recetas del pasado- para problemas impensados, o a la comprensi¨®n apabullante de que en un mundo globalizado los m¨¢rgenes de maniobra para el socialismo son bastante m¨¢s estrechos que en otras ¨¦pocas.
Dos generaciones pol¨ªticas, pues, han sido amortizadas para la pol¨ªtica nacional en la escala del m¨¢ximo protagonismo. Dos generaciones que han cumplido con creces su tarea y que han sido extraordinariamente afortunadas, pero dos generaciones que a partir de ahora habr¨¢n de buscar otros papeles y otras funciones. Es ley de vida, en la pol¨ªtica y en toda organizaci¨®n humana.
A ra¨ªz de lo sucedido en el Congreso Federal del PSOE, han surgido opiniones y voces refiri¨¦ndose a las iniciativas que habr¨ªa que adoptar en el PSOE de Andaluc¨ªa y en el Gobierno andaluz. Algunos se han atrevido, incluso, a darle consejos p¨²blicos al presidente Chaves y a negar la posibilidad de actuar de buena fe a quienes no est¨¦n de acuerdo con su opini¨®n, seg¨²n la cual Chaves no deber¨ªa seguir present¨¢ndose a secretario general del PSOE de Andaluc¨ªa, primero, y a presidente de Andaluc¨ªa, despu¨¦s. Otros se han limitado a decir, algo cr¨ªpticamente, que "en Andaluc¨ªa, tambi¨¦n, han de implantarse los impulsos generados en el 35? Congreso". Algunos, en efecto, se han metido a ejercer de Or¨¢culo de Delfos, mientras otros, a la vista del resultado y despu¨¦s de producido ¨¦ste, podr¨ªan querer encontrar acomodo en el carro del vencedor.
No creo que nadie pueda saber qu¨¦ es lo mejor, ahora y con exclusi¨®n de cualquier otra alternativa, para el socialismo andaluz. Los modelos de referencia hist¨®rica pueden ser muchos y variados. Sin presumir de saber, pues, qu¨¦ es lo que hay que hacer, s¨ª creo, sin embargo, que conviene se?alar algunas peculiaridades del caso andaluz.
Antes de ello, hay que se?alar que en el PSOE lo que se ha producido es un aut¨¦ntico recambio pol¨ªtico, y no una mera renovaci¨®n. Un cambio tranquilo, s¨ª; un cambio trascendente e ilusionante, tambi¨¦n; pero un cambio algo desordenado, imprevisto y por los pelos.
Un recambio motivado, tambi¨¦n, por la necesidad de pasar p¨¢gina sobre algunas partes del pasado y por el alejamiento real de una parte de los votantes socialistas. Un recambio debido, en fin, a la necesidad de abrir nuevas perspectivas y de dejar, por tanto, de actuar pol¨ªticamente sobre la base del recuerdo de lo hecho por los gobierno socialistas anteriores.
En Andaluc¨ªa, las cosas son distintas. En Andaluc¨ªa, para empezar, no se han perdido las ¨²ltimas elecciones. En Andaluc¨ªa, adem¨¢s, se est¨¢ en el Gobierno, y no en la oposici¨®n. En Andaluc¨ªa, por otra parte, el presidente de la Junta cubre, realmente, un papel de referencia en lo pol¨ªtico (interno en el PSOE y en la pol¨ªtica global) y en lo social (a lo mejor convendr¨ªa resaltar que ese papel de referencia social no lo cumplen por igual, a escala provincial, los diferentes dirigentes locales). En Andaluc¨ªa, asimismo, los equipos de direcci¨®n -en el Gobierno y en el partido- han cambiado bastante entre 1990 y 2000. En Andaluc¨ªa, en fin, aunque no en igual medida en todas las provincias, se han producido incorporaciones a puestos de direcci¨®n de gente joven y capacitada que tienen cosas que decir y que las dicen.
Supongo que todas estas diferencias habr¨¢n de ser valoradas antes de adoptar una soluci¨®n. Teniendo en cuenta, adem¨¢s, que el PSOE de Andaluc¨ªa ha vivido en una especie de pol¨ªtica de guerra entre 1990 y la actualidad: en efecto, entre 1990 y 1994 estuvo abierto el frente interno, con la confrontaci¨®n entre guerristas y renovadores; entre 1994 y 1996 se vivi¨® la frustrante situaci¨®n de la pinza en el Parlamento andaluz; a partir de 1996, y tras la derrota en las elecciones generales, el PSOE de Andaluc¨ªa hubo de asumir un cierto papel de referente socialista global en Espa?a y se vio envuelto en una batalla diaria, en todos los frentes, con el Gobierno del PP.
Se podr¨ªa decir que, en estos 10 ¨²ltimos a?os, la direcci¨®n socialista andaluza ha tenido que estar mirando demasiado para atr¨¢s (vigilando el patio interno) y para los lados (pendiente de las zancadillas de los adversarios pol¨ªticos) y ha podido dedicar menos tiempo a la mirada al frente y a la gente. Eso tambi¨¦n puede cambiar a partir de ahora.
Casi no me atrevo a sugerir nada, pero en esta nueva situaci¨®n, y antes que un recambio, podr¨ªa ser conveniente una transici¨®n ordenada. Ah¨ª me quedo.
Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla es ex presidente de la Junta.
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