Desparpajo
Durante los ¨²ltimos a?os, el mes de agosto ha sido en M¨¢laga el mes de Celia Villalobos. Como alcaldesa de la ciudad, reinaba en la feria, recib¨ªa ministros, exhib¨ªa su falta de complejos ante los fot¨®grafos con poses indescriptibles y se disfrazaba con imaginativos ropajes que los peri¨®dicos calificaban de tradicionales, aunque no deb¨ªan de serlo tanto cuando una vez uno de ellos -con involuntario sarcasmo- tuvo que aclarar en el pie de foto que tan t¨ªpica indumentaria carec¨ªa de sombrero y que lo que aparec¨ªa sobre la cabeza de la alcaldesa era un ventilador y no un tocado.Ha llegado agosto y Villalobos, ya ministra, ha vuelto a su ciudad, que es tambi¨¦n el granero de los votos que ha conseguido gracias a sus peculiares virtudes pol¨ªticas, que no se basan en valores tradicionales como la laboriosidad, la sinceridad o el rigor, sino s¨®lo en el desparpajo. Lo malo es que aunque el desparpajo sirva para ganar elecciones no ayuda a hacer milagros. Buscando atropelladamente la rentabilidad pol¨ªtica inmediata -es decir, la foto- no dud¨® en inaugurar un Palacio de los Deportes con serios problemas estructurales o un paseo mar¨ªtimo cuyas obras comenzaron sin expropiar antes los terrenos. Ni Jes¨²s Gil se atrever¨ªa ya a tanto.
A la hora de buscar apoyos pol¨ªticos, la hoy ministra de Sanidad no hace tampoco un uso excesivo de la reflexi¨®n. Una cartera ministerial no es cosa que dure toda la vida y hay que buscarse una salida. Est¨¢ muy extendida la idea de que Villalobos aspira a ser presidenta de la Junta y, aunque en el PP las bases no pinten gran cosa, no est¨¢ de m¨¢s hacerse con una clientela. Pero, hasta ahora, el desparpajo no le ha servido para conseguir influyentes adeptos en su partido. Sus relaciones con los dirigentes malague?os han sido siempre espantosas.
Con vistas al pr¨®ximo congreso del PP malague?o, que se celebrar¨¢ en oto?o, Villalobos trat¨® de buscarse un selecto grupo de seguidores. Muchos de ellos son conocidos ya por el lector, que ha visto sus nombres en los peri¨®dicos. Como, por ejemplo, el de su amigo el empresario Federico Beltr¨¢n, que milagrosamente logr¨® eludir la expropiaci¨®n de sus terrenos vecinos al Parque Tecnol¨®gico, cosa que no consiguieron los peque?os propietarios de la zona. O como Jos¨¦ Antonio Villegas, presidente de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Sur, denunciado por funcionarios de hacer uso privado de bienes p¨²blicos y financiador, adem¨¢s, de la campa?a del Plan Guadalmedina, un conejo que Villalobos se sac¨® de la chistera poco antes de las ¨²ltimas elecciones y cuyo costo sextuplic¨® el presupuesto que el PP destinaba para su campa?a en la ciudad de M¨¢laga.
Como cerebro de la operaci¨®n, el concejal Manuel Ramos, que tambi¨¦n ha dejado buenos recuerdos en las hemerotecas tras conocerse que hab¨ªa varias ¨®rdenes de embargo de su sueldo de concejal para responder a diversos impagos. Ramos estaba tambi¨¦n en la lista de morosos de los tributos municipales y del propio PP, al que deb¨ªa unas 275.000 pesetas en cuotas. ?l era el hombre de confianza.
Con estos mimbres, los villalobistas han obtenido apenas un 2% de votos en la capital y ni uno solo de los mil delegados que representar¨¢n a los militantes malague?os en el congreso.
El desparpajo tiene muchas limitaciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.