Fiesta en la ciudad vieja. Art¨ªculo de Javier Ugarte
Hoy comienza, con la bajada del Celed¨®n en la ciudad vieja de Vitoria, el ciclo de fiestas de la Ciudad Vasca. Antes fueron los sanfermines, tan navarros ellos, tan de Pamplona -como San Cern¨ªn, la churrer¨ªa de la calle Ma?ueta y una huertica de dos robadas en la Rochapea, abajo de la cuestica, y que nadie se cisque, que a¨²n queda alguna-. Tambi¨¦n la Blanca es vitoriana. No lo fueron ni la Semana Grande de San Sebasti¨¢n ni la Aste Nagusia bilba¨ªna (o ?es al rev¨¦s?; tampoco importa mucho). Fiestas para turistas distinguidos los unos y castizos de tarde de toros los otros. Pero, desde que en los setenta se empe?ara Bilbao en tener una buena fiesta de pueblo, una fiesta con mu?eco y trap¨ªo, cuadrillas, kalimotxo y fuertes melopeas, ya tenemos la trinidad organizada. Las tres viejas ciudades tienen sus fiestas locales, y agosto es una fiesta en la Ciudad Vasca.La Blanca, s¨ª, la Blanca es una aut¨¦ntica fiesta de pueblo -como San Ferm¨ªn-, con mozos vestidos de aldeanos all¨¢ en los cincuenta, con blusa y todo eso -para j..., que eran hijos de la mesocracia franquista-. Y ahora, con pa?uelo (arrantzale, por favor, si es usted a¨²n joven, o rojo si es del PP o defensor de las esencias). La Blanca tiene solera. Ya en 1822 (?el siglo pasado!), el Ayuntamiento la proclamaba, a la Virgen de ese nombre se entiende, Patrona civil de Vitoria (cosas del Trienio liberal, probablemente). Y en 1895 estrenaba faroles y carrozas (cosas de la Espa?a Restaurada) por iniciativa de los ilustres hijos, y foralistas, Manuel D¨ªaz de Arcaya y Ferm¨ªn Herr¨¢n (amigo, que los Herr¨¢n fueron escritores y no una calle, y Dato, un ministro; y Lluch y Herrero, simplemente foralistas, que no una calle). El chupinazo es de 1947, y el champ¨¢n o vino espumoso gaseado y su pringue, de hace cuatro d¨ªas.
Hoy, aquellas fiestas de exaltaci¨®n comunitaria con grandes ceremonias y enorme solemnidad son la fiesta de nuestros j¨®venes cachorros. Se reunir¨¢n, como parte de sus correr¨ªas y vagabundaje veraniego, en la Virgen Blanca para ponerse pringados de vino espumoso y lavarse despu¨¦s en las fuentes de la ciudad vieja. El homo iuvenis, insaciable buscador de fiestas donde desfogarse y exhibirse, tiene su Meca en la Ciudad Vasca, ahora, en agosto. Habr¨¢ sitio para las V¨ªsperas (?cantadas a¨²n por Venancio del Val?; ese hombre es por s¨ª mismo una instituci¨®n) y los faroles al anochecer. Y para la m¨²sica de c¨¢mara y el jazz (aunque menor). Pero ser¨¢, no crea usted otra cosa, la fiesta de los j¨®venes en la vieja ciudad.
A nuestras casas y calles volver¨¢n, como el pasado a?o, madrile?os, italianos y americanos (del Norte, claro), tambi¨¦n catalanes. A la que a¨²n hace cincuenta a?os era negra provincia de Flaubert regida por la miseria y la gripe, vendr¨¢n en busca de las esencias perdidas. Turistas de oportunidad. Mientras, nosotros buscaremos perdernos en el anonimato de la Ciudad -de la nuestra-, y veremos quiz¨¢ por la tele bajar a Celed¨®n cual Mary Poppins posmoderna y neocastiza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.