SEVILLA 92 Y HANNOVER 2000 Un extra?o silencio
El pasado 2 de agosto se celebr¨® el d¨ªa de Andaluc¨ªa en la Exposici¨®n Universal de Hannover, ¨²ltima del siglo. Ha sido una excelente ocasi¨®n para rememorar, y reivindicar, aquella otra Expo del 92, de imborrable recuerdo. Pese a las muchas controversias de que fue precedida, y el mucho inter¨¦s que pusieron algunos -desde la derecha m¨¢s cerril y los localismos m¨¢s obtusos-, en que fracasara, lo cierto es que result¨® un logro de extraordinarias proporciones. Un logro que s¨®lo el tiempo va poniendo en su sitio. En esencia, se trat¨® de un aut¨¦ntico plan de desarrollo para Sevilla y buena parte de Andaluc¨ªa, que en realidad utiliz¨® el reclamo de la muestra para ponerse al d¨ªa en multitud de aspectos, hist¨®ricos atrasos y asignaturas pendientes. Por desgracia, queda mucho por hacer en orden a "rentabilizar" aquel macro acontecimiento, pues la estela de envidias que dej¨® a su paso -y algunos errores cometidos- a menudo pueden m¨¢s que el fulgor de la memoria y que las realidades tangibles: dos autopistas que recorren y articulan la comunidad, un tren de alta velocidad, que esperemos tenga pronto felices continuidades, dos grandes aeropuertos reformados -sobre todo el de M¨¢laga-, etc¨¦tera. Y algo muy dif¨ªcil de cuantificar: la proyecci¨®n de imagen en todas direcciones. El hecho es que, s¨®lo en el sector tur¨ªstico, Andaluc¨ªa -toda ella- ha multiplicado por m¨¢s de dos el bloque de negocios generados a partir de entonces.Sin embargo, desde la propia Administraci¨®n andaluza se est¨¢ haciendo muy poco para intentar corregir los prejuicios que todav¨ªa pesan sobre aquel acontecimiento, y en ese sentido me parece que la presencia de Andaluc¨ªa en Hannover ha sido una ocasi¨®n muy mal aprovechada. A excepci¨®n del anuncio hecho por el alcalde de Sevilla, de convocar para dentro de dos a?os un encuentro conmemorativo de la Expo 92, precisamente en la intenci¨®n de corregir aquellos prejuicios, lo dem¨¢s no ha pasado de unas gen¨¦ricas referencias.
Como muestra palpable de lo que digo, no he visto ni escuchado en ninguna de las declaraciones oficiales la m¨¢s leve alusi¨®n al Pabell¨®n de Andaluc¨ªa en la Expo 92. Un silencio extra?o, adem¨¢s de injusto. No me corresponde a m¨ª, naturalmente, resaltar los ¨¦xitos del que fue buque insignia de nuestra comunidad en aquella dif¨ªcil competici¨®n, pero no lo har¨ªamos tan mal cuando ocho a?os m¨¢s tarde los dise?adores de la presencia de Andaluc¨ªa por tierras alemanas no han hecho sino seguir el patr¨®n que entonces marcamos.
Se ha elegido la misma fecha, el 2 de agosto -v¨ªspera de la partida de Col¨®n hacia el Nuevo Mundo-; se ha arropado todo bajo el discurso de la tradici¨®n y la modernidad -entonces lo llamamos "tradici¨®n y cambio"-. Y hasta los festejos han sido pr¨¢cticamente id¨¦nticos: los espl¨¦ndidos caballos de Jerez, buen flamenco, gastronom¨ªa andaluza -esa gran desconocida entonces- encuentros con empresarios, especialmente del sector tur¨ªstico -durante los seis meses de aquella Expo funcion¨® permanentemente un Foro Empresarial y, m¨¢s en concreto, los promotores de turismo tuvieron una secci¨®n propia todo el tiempo, en la que se destac¨® constantemente la oferta de Sierra Nevada, por ejemplo. Y por ¨²ltimo, pero no lo ¨²ltimo, toda la primera planta del Pabell¨®n estuvo dedicada a presentar los logros cient¨ªficos y tecnol¨®gicos de la comunidad, con especial proyecci¨®n del Parque Tecnol¨®gico de M¨¢laga, tal como se ha hecho tambi¨¦n en Hannover.
El Pabell¨®n de Andaluc¨ªa en Expo 92 -no s¨¦ si a alguien le pesar¨¢ todav¨ªa- recibi¨® 2.321.420 visitas, a las que hay que unir las del parque tem¨¢tico Andaluc¨ªa de los Ni?os, con 1.144.116 -que a¨²n sigue cautivando a los visitantes de Isla M¨¢gica, aunque ahora con el absurdo nombre de Andaluc¨ªa Chica-. Es decir, tres millones y medio de personas, muchas de ellas andaluzas, que no me dejar¨¢n mentir si digo que salieron cautivadas y emocionadas de la pel¨ªcula circular, y por todos motivos encantadas y orgullosas de su Pabell¨®n. No fueron pocos los testimonios en ese sentido -que guardo celosamente-, y al final, hasta los menos amigos del invento, hablando en t¨¦rminos pol¨ªticos, admitieron sin paliativos, y con generosidad que les agradezco, el ¨¦xito alcanzado. Hasta la prensa m¨¢s independiente se volc¨® finalmente en elogios. D¨ªario 16, por poner un caso, calific¨® Andaluc¨ªa de los Ni?os -el feliz invento del malogrado Ignacio Aguilar-, como "una de las siete maravillas de la Expo 92". Y eso, por no hablar de una gesti¨®n limpia y transparente, como pocas, a pesar de las muchas dificultades con que tropezamos y que dar¨ªan m¨¢s para un relato de terror. Tal vez alg¨²n d¨ªa se lo cuente a ustedes, aunque no es mi g¨¦nero.
Por todo eso, me parece muy bien que los dise?adores de la cita alemana se hayan apoyado en lo que aqu¨ª ocurri¨® hace exactamente ocho a?os. Lo que no me parece tan bien es que se haya silenciado la procedencia. No lo entiendo y me gustar¨ªa que alguien me lo explicara.
Antonio Rodr¨ªguez Almod¨®var fue director del Pabell¨®n de Andaluc¨ªa en la Expo 92.
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