El estigma de ser 'rolero'
Juegos de toda la vida
Este fin de semana hay unos cuantos chavales y chavalas de Sant Vicent del Raspeig (L'Alacant¨ª) sentados en torno a mesas empapeladas de blanco en el Centro Social. Dialogan entre ellos, y de vez en cuando echan unos dados. Hay uno que parece llevar la voz cantante y, de cuando en cuando, consulta un libro. No es un club de debate. Son... jugadores de rol. ?Horror! ?Vade retro! ?Horror? Ni de lejos. Los integrantes del Club de Rol El Drag¨®n de Ham, con siete a?os de existencia y organizadores de las octavas Jornadas de Rol de Sant Vicent, defienden estos juegos como imaginativos y, esencialmente, pac¨ªficos.Basta con ver los concursos de estas jornadas que se celebran hasta ma?ana: relatos fant¨¢sticos, dibujos, m¨®dulos (argumentos para jugar). Nada de "premio al mejor descuartizamiento" ni "trofeo al mejor plan para asesinar a sus padres". Son adolescentes, y no tan adolescentes, empleando su tiempo en una diversi¨®n tan sana como cualquier otra. No es lo que piensa la mayor¨ªa de la sociedad, especialmente desde que un perturbado y sus secuaces asesinaran en Madrid a un trabajador en una parada de autob¨²s. Se dijo entonces que el joven hab¨ªa ideado un juego de rol de ideolog¨ªa nazi llamado Razas, en el que los jugadores deb¨ªan eliminar a "seres inferiores".
Juegos de rol existen desde hace mucho, y han aparecido camuflados en productos para todos los p¨²blicos. En E. T. El Extraterrestre, de Steven Spielberg, estrenada en 1982, el ni?o Elliot y sus amigos est¨¢n jugando al rol cuando la criatura se cuela en su jard¨ªn. ?A qu¨¦ juego? A Dragones y Mazmorras, un t¨ªtulo m¨ªtico del g¨¦nero que m¨¢s tarde se estrenar¨ªa en Espa?a como serie de dibujos animados sin que nadie se echara las manos a la cabeza.Claro que en aquellos tiempos, hablar de rol en Espa?a era como hablar en chino. Nadie sab¨ªa lo que era jugar al rol, y ahora que todos hablan de ello, da la impresi¨®n de que siguen sin saberlo. "El rol es un juego que fomenta mucho la imaginaci¨®n y te ayuda a relacionarte y a conocer a las personas", argumenta Jorge de Padra, miembro de El Drag¨®n de Ham. "De hecho, la psicolog¨ªa emplea juegos de rol en tratamientos para mejorar la sociabilidad, s¨®lo que los llaman din¨¢micas de grupo", a?ade.
?Qu¨¦ es, pues, un juego de rol? En esencia, un libro que cuenta una historia, que presenta unos personajes con determinadas caracter¨ªsticas y que impone una serie de normas. Un juego de mesa sin tablero inspirado, por lo general, en mundos de leyenda como los imaginados por J. R. Tolkien en El se?or de los anillos (trilog¨ªa de la que existe una versi¨®n de rol), pero tambi¨¦n en el futuro o incluso en el Barrio Chino de Barcelona. Cada jugador debe adoptar la personalidad de un personaje e interpretarlo (de ah¨ª el nombre de rol) e interactuar con los otros jugadores bajo la supervisi¨®n del master, que es, para entendernos, el ¨¢rbitro del partido.
El rol es una actividad tan normal como cualquier otra, e incluso constructiva, que se ha visto estigmatizada por un asesinato cometido bajo su influencia. Un solo rolero (como se denominan entre ellos) asesin¨®, y su maldici¨®n cay¨® sobre todos los dem¨¢s. "Mis padres no se preocuparon cuando comenz¨® a hablarse del rol como un juego de psic¨®patas, porque me conocen y saben c¨®mo soy, pero no sucede lo mismo con el resto de la sociedad. Yo tengo puesto en mi curr¨ªculum que soy fundador del club de rol de Sant Vicent y me han aconsejado que lo borre o no me van a contratar, pero no pienso hacerlo", cuenta Jorge. Para ¨¦l, determinados medios de comunicaci¨®n que buscan el morbo fresco se han servido del rol para aumentar sus ingresos.
Daniel Sim¨®n, un licenciado en Historia aficionado al rol, corrobora las opiniones de Jorge con una estudiada relaci¨®n de noticias desagradables que los medios atribuyeron a estos juegos sin pruebas, y que se demostraron err¨®neas. El asesino de la catana que acab¨® con sus padres y su hermana influenciado por un videojuego o las dos adolescentes que mataron a una amiga en C¨¢diz lo hicieron por convertirse en famosas, no por un juego de rol, afirma.
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